Capítulo 3

2956 Words
Abrí mi loker y ahí estaba. Desde hace un mes cada vez que abría mi loker al llegar me encontraba una flor. Ya fuese una rosa o un tulipán, y otra nota igual que me pedía cenar, pero siempre le añadía algo como la del viernes que decía "Cena conmigo esta noche. Es una orden de tu jefe" en vez de molestarme solo me causo gracia. Y aunque quisiera negarlo su tonteo me gustaba y me divertía — Ya vamos tarde Vicki —me saco de mis pensamientos Amatista —Ya todo están esperando —Si claro. Ya voy— dije guardando todo y cerrando bien el loker Hoy era el día en que presentaría los avances de la colección a los jefes y eso incluía a Marcos. Salí de los vestidores y me fui hasta donde todo estaba hecho un caos. Las chicas se maquillaban y se probaban las prendas. Desde mi lugar vi a la insufrible de Ailyn que se probaba un vestido asimétrico de cuadros blanco y azul rey. Amatista por su parte, estaba vistiendo un vestido con hombros descubiertos y print floral, mientras yo usaría una falda plisada color rosa cuarzo que llegaba hasta mis pantorrillas y un top corto de color azul claro con estampado floral y unas delicadas sandalias rosa. En minutos saldríamos a desfilar los avances de la colección de Tamia y George. Una a una fuimos saliendo a la pequeña pasarela que estaba ubicada en el mismo atelier. Primero. Obviamente Ailyn. Seguida de Pilar una chica afroamericana hermosa que deslumbraba con su mirada color ámbar, luego era el turno de Amatista —Sube. Es tu turno —me dijo George— Cuando Amatista venga de regreso tu sal —asentí. Vi ah Amatista caminar con soltura y cuando estaba de regreso respiré profundo y salí. A pesar de no ser nueva en esto, siempre me daba un poco de nervios. Camine con toda la gracia obtenida de la experiencia y cuando llegue al final de la pasarela me encontré con miradas interesadas. Mario, Mark e Ian, el hijo de Mario que hacía dos días había regresado de su viaje de bodas estaban observando todo minuciosamente, mientras que Marcos me comía con la mirada sin ningún pudor. Intente no mirarlo, pero me fue inútil. Era como si una fuerza magnética me atrajera a él. Cuando camine de regreso mi corazón dejo de latir como si estuviera en una montaña rusa —¡Hey! me gusta tu estilo Vicki —dijo Amatista cuando ya estaba detrás de la pasarela —Me gusta el movimiento de tus caderas— Solo sonreí —Se ve que ambas están aquí por lastima. Porque ésta no tiene nada que mostrar —hablo Ailyn en tono de burla —A ver querida Ailyn —dije recalcando el querida —No solo las mujeres voluptuosas como tu tienen que mostrar. Digo porque si bien no soy una bomba, tú Ailyn. Pareces una planta de papaya. Raquítica y que en cualquier momento se cae por el peso —dije señalándole los pechos. Sonreí satisfecha por la cara de rabia de Ailyn y detrás de mi escuché la carcajada de Amatista —Es tu turno Ailyn —Apareció George. Ailyn por su parte echando humo se dio la vuelta y subió a la pasarela. —Me alegra que la pusieras en su lugar Vicki —Amatista me guiño —A veces solo— Unió sus manos imaginando el cuello de Ailyn que me hizo reír— Es solo que no la soporto —Bien dejemos a esa arpía a un lado y vamos a prepararnos para el final —Caminamos y nos preparamos para el desfile la segunda parte del desfile ★★★★★★★★★★ Estábamos tomando un aperitivo después del desfile privado de la empresa. Todos estaban contentos y satisfechos por los diseños. Tome una copa de zumo y mire a mi alrededor. Todos sonreían y hablaban. George y Tamia estaban hablando con Mark e Ian y se les veía feliz —Aún espero una respuesta —dijo una voz detrás de mí y su cálido aliento me provocó escalofríos— No desobedecerás a tu jefe o ¿sí? —Me di la vuelta y a centímetros de mi estaba Marcos con su cabeza un poco inclinado y con una bella sonrisa —No creo que sea lo correcto —hable mirando a nuestro alrededor —Eres uno de mis jefes y primero. Me parece muy cliché. Segundo. No quiero escándalos a mi alrededor. Se a lo que vine y liarme contigo. Créeme; no está en la lista— Marcos fruncido el ceño e iba a protestar, pero una voz femenina nos interrumpió. Él sonrió, se dio la vuelta y envolvió a la persona recién llegada en un gran abrazo. Cuando se separaron observe que se trataba de una mujer muy hermosa. Era alta como yo, pero no como Marcos. Era rubia, de cabello rizado y largo, ojos azules, era muy linda. Llevaba un vestido suelto de encaje azul marino y unos zapatos rosa viejo. Vi como marcos le beso la coronilla de la cabeza y sentí algo que no me gusto ¿celos? ¡No me jodas! Marcos llevo su mano y toco su vientre. Note un pequeño bulto y mi cuerpo se tensó ¿Seria su novia? No ¡Su esposa! ¡Imposible! —Déjame presentarte a la nueva modelo de la campaña— dijo Marcos sacándome de mis angustiosos pensamientos —Hola— me sonrió dulcemente mientras pasaba un bazo por la cintura de Marcos y este lo hacía por encima de su hombro con cariño —Hola —dije forzando una sonrisa —Soy Victoria Ponce —Un placer Victoria —respondió ensanchando su sonrisa —Soy Maddison Scott, pero si estoy con mi esposo soy Maddison Friedman. La hermana de este tontorrón — Sonreí sin poder evitarlo, La miré y no podía creer que me había puesto celosa de su hermana ¡j***r! Que no estoy celosa me reprendí interiormente —Victoria. Aunque es nueva, déjame informarte mana que hoy demostró en la pasarela ser una de las mejores decisiones que ha tomado papá —Pues me parece muy bien —me estudio sin perder su sonrisa— Bueno voy a saludar a Ian. Fue un placer conocerte Victoria —Igualmente Maddison. Adiós —dije sonriendo. Me pareció una persona agradable. Vi cómo se iba dejándonos a Marcos y a mi solos —Paso por ti esta noche —Marcos hablo una vez solos. Lo mire y mi sonrisa murió haciendo que el frunciera el ceño claramente confundido —No debemos —respondí —No creo que sea buena idea —Dame solo una oportunidad —se acercó más invadiendo mi espacio personal —Salgamos y Conozcámonos un poco ¿Qué te parece? — negué y el resoplo —Marcos— la voz de Mark nos interrumpió y me dio una mirada desconfiada. Marcos se dio la vuelta para mirarlo —Vamos a comer todos juntos. Aprovecharemos que Maddi vino y estamos todos, ya que quiere comunicarnos algo— El solo asintió —Enseguida me uno a ustedes —el asintió y clavo sus ojos en mi —Victoria— dijo —Muy buen trabajo. Pero espero más —Si señor logre decir —Tragándome los nervios —No te tardes —le dijo sin quitarme la vista de encima. Esto no pintaba nada bien, me dije a mi misma. Una vez de nuevo solos me miro detenidamente —Entonces ¿cena están noche? —En verdad me moría de ganas de cenar con él, pero no. Si salíamos alguien nos vería y de seguro se enterarían en la empresa y no me gustaría ser la comidilla de la empresa —A las siete —insistió —Está bien, pero cenaremos en mi departamento —el arqueo su ceja divertido— No me mal intérpretes, solo que no quiero que nadie se entere —su expresión cambio —No quiero que piensen que estoy aquí porque me acuesto con el jefe —me explique —¿Nos vamos a acostar? —se río tomándole el pelo —Pues si me lo propones así —Yo no te estoy proponiendo nada listillo— lo corte — solo quiero evitar ese tipo de comentarios  —Está bien —levanto sus manos en rendición, pero se estaba divirtiendo. ¡Bastardo! —Nos vemos a las siete en tu departamento —se dio la vuelta, pero enseguida se regreso —Se en cual edificio vives, pero no es el departamento —confeso sonriendo —Pensé que sabias todo —me mofe haciendo que el hiciera una mueca —Mi departamento es el 412A. —Hasta esta noche— dijo en un tono intimo que me puso los pelos de punta y de buena manera ¡Dios! Estaba jodida no respondí y solo lo vi irse y unirse a su familia que lo esperaba. Note la mirada de Mark desde que nos dejó solos y eso me hacía dudar si era buena idea todo esto. Bueno ya te montaste en la burra ¿no? me reprendo Ahora toca arriarla Victoria. Resoplé resignada y me fui a la parte de atrás de la pasarela para cambiarme. ★★★★★★★★★★★★ Termine de poner las copas en la mesa y enderece el arreglo que había colocado en la mesa. Mire todo minuciosamente. Viendo que todo estaba en orden. El departamento brillaba de en punta en blanco ya solo esperaba que llegara Marcos. Me removí nerviosa y miré la hora.  —Oh vamos Victoria. Aún faltan cinco minutos— me reprendí mientras me encaminaba a mi habitación a ponerme un poco de perfume. Una vez lista me di un repaso. Había elegido una camisa rosa sin mangas y unos Vaqueros que se me adherían como un guante y me encantaban, me puse unos zapatos negros de once centímetros, dejé mi cabello suelto en ondas, me había maquillado un poco y solo me había puesto unos sencillos aretes y el camafeo en forma ovalada, color rosa de plata que tenía un hermoso Lirio en el centro. Lo toqué con cariño y Sonreí al recordar a mi madre el día que me lo dio. Cuando cumplí los dieciocho años me lo obsequio y me dijo que había pertenecido a mi abuela, luego a su madre, después paso a ella y ahora era mi turno de tenerlo hasta que me tocara dárselo a mi hija. El timbre me saco de mis recuerdos. Me di una última mirada y salí de la habitación. Mi corazón latía a mil por horas y mi pulso estaba acelerado ¿Asustada? No ¿Nerviosa? Si. Cuando abrí la puerta me quedé sin aliento al verle. Se había quitado la americana y ahora solo iba vestido con sus pantalones de vestir, la camisa sin corbata y desabrochada con las mangas dobladas y una hermosa sonrisa —¿Llegó tarde? — Pregunto aún de pie en mi puerta —No. Para nada —me hice a un lado. Adelante, estás en tu casa —dije. Paso a mi lado no sin antes besar mi mejilla e inundarme con su delicioso olor ¡Dios! Cerré la puerta y lo seguí hasta el salón donde estaba estudiando todo. Había puesto algunas fotografías de mi familia y amigos. Además de eso había comprado algunas plantas como la de tongue que estaba en la mesa del salón. En la cocina tenía una de laurel, albahaca y perejil. Si. Me gustaba tener ese tipo de cosas, además siempre que necesitara estaría fresca. Y había dos arreglos de tulipanes  —¿Quieres sentarte? —pregunte llenando el silencio. El me miro se acercó hasta mi —Te traje esto —me tendió una botella de vino blanco —Gracias —la tome y el rose de sus dedos envió una corriente a través de mi espina dorsal —Esto combina muy bien con lo que prepare— me fui hasta la cocina y me prepare mentalmente para la cena. Si. Quizás podía admitir que me gustaba En toda la cena Marcos me demostró lo divertido y coqueto que es, me contó de él y su familia y yo hice lo mismo, teníamos cosas en común lo único en que no congeniábamos era en que a mí me gustaban la onda de los batidos saludables y todo eso y el los odiaba.  Además de saber congraciarse con una mujer y eh de decir que este hombre come con ganas. Nos comimos casi todo un bol de ensalada mixta que había preparado y una gran cantidad de paella que había cocinado, además le quedo espacio para el brownie con helado bañado con chocolate que estábamos comiendo mientras la botella de vino estaba casi vacía —Dime ¿Cómo haces para comer como lo haces y estar así? —pregunto antes de comer un poco del helado. Tragué un poco del brownie y me reí —Me mato en el gimnasio últimamente. Sobre todo, por el cambio de comida, además me gusta correr —me encogí de hombros— Así que no es ningún esfuerzo. Pero tú no te quedas atrás amigo, comes como un barril sin fondo y estas estupendo —Te parece que estoy estupendo —se guaso —No es para tanto— dije antes de llevarme otro bocado— No sea creído— dije ya un poco achispada —Eres sexi pero mujeriego de primera —¿Eso piensas? —me miro detenidamente desde el otro lado de la mesa— Soy una persona monógama cuando estoy en una relación, y como hace mucho no estoy en una— término encogiéndose de hombros, y yo me quede en silencio —Tienes razón— dije después de un rato en el que permanecimos callados. Retire los platos vacíos y los lleve a la cocina. Los deje en el lavaplatos, cuando quise darme la vuelta un par de brazos me lo impidieron atrapándole entre en lavaplatos y su torso  —Victoria —susurro Marcos. Lentamente me di vuelta en el poco espacio que tenía y me encontré con sus ojos centellando de deseo ¡mierda! Sin decir más nada se inclinó y cubrió mi boca en un beso. El beso comenzó suave. Le di acceso a mi boca y me exploro delicadamente. Nunca un hombre me había besado así. Llevé mis manos instintivamente hasta su cuello y lo atraje más a mí. El bajo sus manos rodeando mi cintura. El beso poco a poco fue tomando intensidad hasta que nos separamos en busca de aire. Marcos tenía sus frentes pegadas a la mía —Me gustas Victoria —dijo después de un momento— Eres malditamente sexi y ahora mismo me gustaría explorarte completa, así como lo hice con el beso que nos acabamos de dar— al escuchar eso me tense y la burbuja se había explotado. Me recordó a todas las primeras citas donde todo terminaba de igual forma. Con ellos queriendo acostarse conmigo. Negué enojada y me alejé de él dejándolo confundido —Será mejor que te vayas Marcos. Esto no debía pasar —¿Que? —pregunto cada vez más confundido —Pero si acabo de comprar que tú también sientes la misma atracción por mi —Y porque me atraes te abriré mis piernas —su rostro era un poema —Mira. Ya eh pasado por esto antes y créeme no es agradable —Lo siento Victoria. Lo que dije, lo hice sin pensarlo —Déjalo Marcos, solo que casi siempre me pasa y es decepcionante —dije encogiéndome de hombros —Lo siento —repitió —Porque mejor no te invito a cenar mañana en algún lugar y me remido ¿Qué dices? —me fui hasta el salón y me dejé caer en el sofá. Marcos me había seguido y estaba de pie frente a mi —Es imposible —él iba responder, pero yo no lo deje —Marcos. Si te ven con alguien, de seguro la prensa querrá saber quién es esa mujer con la que sales y yo estoy empezando mi carrera aquí y no sería fácil, sin contar que a tu familia quizás le parezca perjudicial. Creo que es mejor que olvidemos que esto sucedió. Me gustas. Sí, pero mi carrera también es muy importante para mí. Así que hazme caso —continúe— olvidemos que esto paso —Por supuesto que no lo haré y si quieres podemos vernos en mi departamento—Sabía que era la recetas para el desastre, pero de verdad. De verdad Marcos me gustaba ¿estaría haciendo mal? Una parte de mi me decía ¡Aléjate! ¡Huyamos del bombón! pero otra me dice ¡Qué más da! ¡lánzate! Vamos a darnos un banquete con el bombón. Además, no engorda ¡Mierda! —Te invito a mi departamento— dijo de repente —No lo sé— parecía exasperado— Recuerda que estamos con lo de la colección y no tengo hora de salida —aclare —Tamia y George nos están presionando y eso no hace falta que te lo diga —cambio su actitud y se sentó a mi lado en el sofá —Te esperare. No me importa— dijo para tomar mi rostro y darme otro beso que me dejo casi sin sentido. Con una sonrisa sexi me tendió su móvil —Escribe tu número y así poder saber cuándo salgas —asentí mientras tomaba y escribía mi número en su móvil. Durante una hora más hablamos de todo y nada. También uno que otro beso hasta que fue la hora de irse. Me sentí muy bien en su compañía, pero no podía dejar de pensar que esto no saldría bien.
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