Capítulo 1
Pasajeros con destino a la ciudad de Nueva York. Por favor, abordar por la puerta tres.
Al escuchar la bocina del aeropuerto mi madre me abraza con fuerza, haciendo que mi padre y mi hermano se unan al abrazo de despedida.
—Vicki. Cuídate mucho—dice mi hermano besando mi frente y separándose de nosotros. Yo solo asiento porque sé que si respondo me echare a llorar.
—Buena suerte hija—me desea mi padre
—Nuestra hija no necesita suerte Andrés —dice mamá a papá separándose de nuestro abrazo— Ella va a triunfar porque tiene talento
—De eso estoy seguro Lucia
—Bueno. Ya me tengo que ir —digo reuniendo todas mis fuerzas para despedirme de ellos —Les prometo que en cuanto tenga tiempo libre, vendré a visitarlos. Se los aseguro.
—Eso espero nani —sonrió ante el apodo que Lucas, mi hermano me llama. Se oye el último llamado. Tomo mi bolso y camino despidiéndome con la mano y sintiendo mi corazón pequeñito. Estoy dejando mi familia, mi casa. Paso por la puerta de embarque y dando una mirada atrás me despido de mi hogar.
Subo al avión y busco mi lugar en primera clase. Ya no me sorprende, gracias a mi trabajo tengo algunas ventajas. Me llamo Victoria Ponce. Vicki. Como me llama la mayoría de los que me conocen. Soy modelo profesional y desde que tenía seis años me han encantado los desfiles y el baile. Así que mi madre siempre me apoyo y desde entonces comencé con clases de ballet, danza y modelaje. No fue hasta los quince años que firme de manera profesional con una reconocida agencia en Madrid y eh trabajado con ellos durante los últimos siete años. Ahora se me presento la oportunidad de abrirme paso en el mundo del modelaje en Nueva York y cumplir mi sueño de ser una modelo reconocida. Y todo gracias a una empresa de moda que me contrató como una de sus modelos, debido a los contactos de mi jefe y nada más ni nada menos que con el imperio Scott y es por eso que voy camino a una de las ciudades más glamurosas de América.
Me recargo en la ventanilla y pienso en mi familia. Aunque es difícil dejarme ir. Sé que me apoyan y sé que es aún más difícil porque soy la pequeña de la familia, ya que solo somos mi hermano Lucas de veintiséis años y yo que acabo de cumplir veintidós, así que toda mi vida he sido protegida por mi padre y mi hermano mayor. Lo único que extrañare será a mi familia, ya que mi vida personal es un asco. Los novios que he tenido en mi vida han sido unos inmaduros e idiotas que solamente me veían como un buen culo. Soy consciente de mis atributos; cabello rubio en ondas, ojos café claros, curvas suaves donde beben haber y mi uno setenta de altura. No es que sea engreída, pero creo que me merezco algo mejor que un hombre apresurado a llevarme a la cama en la primera cita. Lo único que deseo es una pareja que me respete y me quiera por lo que soy y no por cómo me veo. Y qué decir de mi formación académica, no creo que les interese que acabo de sacar mi título en negocios ¡Obvio que no! en este siglo es imposible, digamos que a los hombres solo les interesa que bien se ven tus tetas, así seas una descerebrada y como siempre les digo. Soy rubia no tonta.
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El despertador me saco de mi delicioso sueño. Miro la hora y son las seis de la mañana. Me levantó de la cama y entro en el baño para asearme, miro a mi alrededor y aun no me acostumbró a no ver mi baño, mi cama, mi casa. Tonto, pero es verdad. Hoy es lunes y debo presentarme en la agencia Scott, me dieron el fin de semana para descansar y así incorporarme más descansada. Una vez fuera del baño abrí el closet y escojo un pantalón color hueso suelto con una blusa roja ceñida en los lugares justos, escojo uno de mis infaltables zapatos de tacón y me decido por unos Carolina Herrera negros, me maquilló y peino mi cabello. Una vez satisfecha tomo mi bolso y me voy por algo para desayunar. Dejo el bolso en el banco de la cocina y busco entre lo que tengo, pero como los nervios no me dejan disfrutar de un buen desayuno, así que tomó un poco de grano con yogurt y un poco de jugo de naranja. Mientras desayuno me recuesto sobre la barra de la cocina y miro el departamento que la agencia Scott p**o por mi estadía ya que eso lo incluye el contrato. No me quejo. Es luminoso y abierto, estaba decorado en tonos blancos con n***o, la cocina es hermosa hecha de granito. El departamento tiene grandes ventanales que me permiten admirar la vista de la ciudad.
Definitivamente no escatimaron en gastos, Además de la gran vista cuenta con dos habitaciones espaciosas y dos baños, uno en mi habitación y el otro en el pasillo, mi habitación estaba decorada en colores blanco, n***o y algo de rojo, de verdad una belleza y la ubicación es la mejor. Estoy a solo diez minutos de Central Park, lo cual es bueno ya que me gusta hacer ejercicio al aire libre.
Salgo de mis ensoñaciones y dejo la taza en el fregadero junto al vaso, cuando para cuando regrese me ocupare de ellos. Me pongo un abrigo del mismo color que mis pantalones, Salgo del departamento, bajo en el ascensor y me dirijo a la calle por un taxi que me lleve hasta mi nuevo trabajo. Luego de diez minutos tratando de tomar un taxi, logro meterme en uno y darle la dirección. Mis nervios están a tope y siento náuseas. Luego de veinte eternos minutos llego al edificio y debo decir que es una majestuosidad de edificación. Bajo del taxi y respiro antes de comenzar a caminar de la manera más elegante que puedo. Me acerco a la recepción donde una pelirroja me atiende.
—Buenos días —dice la mujer con una sonrisa —¿en qué puedo ayudarla?
—Buenos días —respondo—Tengo una cita con el señor Scott y su socio— ella mira su computador y asiente
—¿Victoria Ponce? —pregunta
—Así es señorita —afirmo
—Suba por el elevador— dice tomando el teléfono— Último piso —asiento, camino hasta el elevador y pulso el último piso. Miro mi reloj y veo que faltan diez minutos para las ocho. Así que estoy a tiempo. Cuando el elevador llega a mi destino respiro antes de salir y caminar hasta donde hay varias personas caminando de un lado al otro. Veo dos secretarias que me imagino serán de presidencia y vicepresidencia.
—Buenos días —me acerco a una de las secretarias de forma educada —Soy Victoria Ponce. Y tengo una cita con su jefe —Ella me estudia detenidamente y luego toma el teléfono
—Mark. Acaba de llegar la señorita Ponce— dice. Escucha un momento. Cuelga y me mira —La están esperando —Se levanta —Por aquí me abre una gran puerta y me hace un gesto para que pase.
Entro a una sala de juntas y hay dos hombres de pie. Presidiendo la mesa un hombre alto, hombros anchos, ojos azules, cabellera rubia con algunas canas que delatan su edad. Aunque algunas considerarían sexi esas canas. Si. Sin duda es un hombre maduro que aún se conserva de maravilla. A su derecha estaba de pie un hombre igualmente alto, de hombros anchos, cabello y ojos negros. Y al igual que el primero tenia algunas canas. Y estaba claro que este par de hombres son unos hombres maduros sexis que se podían poner lo que fuera y lo demostraba sus ajustados trajes hecho a medida que lucían
—Señorita Ponce —parpadee volviendo de mi trance —Bienvenida —dijo el hombre rubio—Soy Mark Scott—me tendió la mano la cual tome rápidamente
—Espero que todo esté bien con su estadía
—Si. Si —dije rápidamente—todo perfecto. Gracias
—Me alegra —sonrió —déjeme presentarle a mi cuñado y socio. Mario Ùzcategui
—Un gusto verla en persona señorita Ponce
—Victoria —dije— dígame Victoria por favor
—Bueno Victoria, toma Asiento—me hizo un gesto con la mano. Lo hice y ellos también tomaron asientos—Llámame Mario—asentí
—A mi Mark—dijo el señor Scott—Victoria. Creo que una vez hechas las presentaciones. Estarás ansiosa por que te presenté al equipo—comenzó ¿Alguna duda del contrato que firmaste? —negué
—No. La verdad todo está claro. De hecho, creo que es una gran oportunidad la que me dan
—Sabes que serás una de nuestras modelos y debo recordarte que para que siga siendo así. No debes traer escándalos a la marca o a la empresa. En si, como lo estípula el contrato. Si lo rompes automáticamente tendrás que pagar una indemnización y el contrato quedara nulo— ¡j***r! claro que lo sabía, pero ahora que me lo repiten es más presión
—No tiene de que preocuparse —los observe— Ambos pueden estar tranquilos. No. habrá problema. Puedo preguntar ¿Que sucedió para que me dieran una oportunidad como esta?
—Mi hija Maddison era la imagen principal —dijo Mark —hace poco se enteró de que está en espera de su primer hijo y tanto ella como su esposo convinieron que era mejor dedicarse a su embarazo—Una sonrisa se formó en su rostro—Su madre tuvo que ver mucho en eso. Ya le dimos el contrato de imagen a una de las modelos que lleva tiempo con nosotros y teníamos una vacante que decidimos llenar con alguien nuevo en este mercado. Sabemos que tienes experiencia de sobra. Pero no has trabajado en Estados unidos, por eso nos pareciste ideal. Así que esta es tu oportunidad de demostrarnos de que estas hecha y porque Sam abogo tanto por tu talento y profesionalidad
—Queremos que sepas que en esta planta trabajamos seis personas —hablo Mario que había estado callado hasta los momentos —las dos asistentes. Mi hijo Ian que llegara la próxima semana de su viaje de bodas. Y mi sobrino Marcos
—Que debería haber llegado hace una hora—dijo Mark mirando su reloj y tomando el teléfono que estaba sobre la mesa—Felicita—Hablo— ¿Ya llego mi hijo? —escucha un momento y resoplo —bien. Necesito que traigas los catálogos nuevos y cuando sepas algo de Marcos avísame
—Bueno. Como iba diciendo. Nosotros estamos en proceso de retiro y ellos tomaran el mando absoluto de todo—Asentí ¿cuatro jefes? Si antes sentía presión. Ahora se duplico. Se escucharon unos golpes en la puerta y la asistente que me atendió entro con algunas carpetas en mano
—Mark. Localice a Marcos y dijo que vendría después de mediodía —dijo apenada entregándole lo que llevaba en la mano. Mark maldijo entre dientes, pero le dio una sonrisa de agradecimiento a su asistente— Gracias Felicita —Mark dejo las carpetas en la mesa mientras su asistente se iba— Quiero que te lleves esto y lo estudies deslizo sobre la mesa las carpetas que contenían folletos —Así conocerás un poco del estilo de la empresa, además de eso quisiera que nos acompañes a el taller y conozcas a George y Tamia que son nuestros diseñadores
Salimos de la sala de juntas y tomamos el ascensor mientras lo hacíamos varias miradas se posaron en mí. Desde sonrisas y miradas agradables hasta miradas de odio y de hostilidad. Una vez bajamos al séptimo piso el elevador se abrió y se veían a las modelos caminar de aquí para para haya en tacones, descalzas, probándose algunas prendas. Todo era muy movido. Al final había dos oficinas de las que salieron dos personas
La primera era una mujer de unos cuarenta años, de cabello n***o recogido en una coleta alta, llevaba puesto un vestido n***o, sin mangas, corte campana que llegaba por debajo de las rodilla, y tenía estampado muchas rosas de color rosa viejo que hacían juego con sus zapatos, mientras el hombre a su lado era solo un poco mayor y vestía un traje de camisa blanca, pantalones n***o, un chaleco y corbata del mismo color, pero lo que resaltaba era la chaqueta verde escandaloso con detalles n***o. Extravagante Sí ¿Sorprendida? Para nada. Desde muy chica aprendí que cada uno de los diseñadores tiene su propio estilo. Ambos Caminaron hasta nosotros y sus rostros no mostraban ninguna expresión
—George. Tamia —dijo Mark en forma de saludo los cuales asintieron —Esta es Victoria, como ya saben por las fotos
—Un gusto— tendí mi mano, pero ninguno hizo el ademán de saludarme. En cambio, George camino a mi alrededor estudiándome detenidamente baje mi mano y mire a Mario el cual se encogió de hombros
—Quítate el abrigo— me ordeno con voz autoritaria
—Yo sostengo esto— dijo Mario amablemente tomando mi bolso. Se lo di y me quite el abrigo color hueso que tenía puesto y Mario lo tomo también sin decir más. Creo que mi cara delataba lo nerviosa que estaba y lo rojo de mis mejillas ante el escudriño
—Acampánanos— esta vez hablo La diseñadora. Caminé, pero pude escuchar lo que Mark le decía al otro diseñador mientras nos seguían
—Estás viendo a la modelo, no mi culo George —dijo enojado —Sonreí sin poder ocultarlo. George chasqueo
—No solo Alicia puede apreciarlo—se defendió—Yo puedo también. Digo. Ciego no estoy—se escucharon risas. Llegamos hasta un espacio semiabierto donde la diseñadora tomo una cinta métrica
—Levanta los brazos por favor— dijo con cara de póker lo hice y esperé a que tomara las medidas. Busto, cintura, cadera, muslos—¿Te alimentas adecuadamente? — pregunto— ¿cuantas dietas por año realizas? — dejo la cinta mirándome un momento para luego anotar algo en una carpeta a su lado
—La verdad, no hago dieta—me miro sin creerme—me alimento sanamente y de vez en cuando me doy mis gustos—por no decir que todo el tiempo—Pero si hago mucho ejercicio para tonificar y cardio, en realidad tengo un buen metabolismo
—La hora de llegada es a las nueve en punto ¿sí? soy clara —asentí— No quiero problemas con las demás modelos— continuo —No quiero a una diva. Eso déjalo para la prensa que admirará o destruirá tu carrera ¿Me explique? —asentí de nuevo— ¿Fui clara? —repetí el movimiento— Responde cuando te hablo
—Si. Si —asentí parecía el maldito muñeco que cabecea en los autos
—La hora de salida es a las cinco normalmente. Eso cuando no estamos a un paso del desfile de la nueva colección. En ese caso no hay horario de salida. Pero eso lo debes saber
—Por supuesto— Cada diseñador tenía sus propias reglas y era autónomo en su departamento. Odiaban que se les impusieran cosas
—Bueno. Mario y yo los dejamos para que puedan concluir con los detalles—dijo Mark
—Por hoy está todo listo— George negó —Te esperamos mañana
—Estaré puntual— me despedí de Mark y Mario con un apretón de mano y con un gesto de mano de los otros. Mire el reloj y ya era un poco más de medio día. Entre la reunión con Mark, Mario y los diseñadores se me fue la mañana
Camine rápidamente por el taller y tome el ascensor. Llegué a planta baja y salí a la calle. Mañana empezaba mi nueva vida en el modelaje y aunque me molesto la forma en que trataron sé que es normal en algunos diseñadores comportarse de esa forma. Pero vamos no soy una novata. Modelo desde los ocho años. Crecí en este mundo y no hace falta que me diga cosas que son para novatos. Resople enojada. Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta del auto que freno a mis pies
—¡Acaso estas ciego! —grite asustada
Una figura imponente salió del coche enfundado en un traje a medida. Y me quede muda. Era un espécimen de infarto. Alto, cabello rubio un poco largo y Algunos mechones de su cabello caían en su frente, ojos tan azules como el mar. Sencillamente hermoso y orgásmico. Negué rápidamente y escuché que hablaba
—La ciega eres tu —gruño enojado— ¡eres estúpida o ciega! —dijo una vez más. Mi mano voló sin darme cuenta y le estampe un guantazo en el rostro.
—¡Imbécil! —dije rechinando los dientes —Acaso no ves que el semáforo estaba en rojo. Además, iba por el paso peatonal ¡Animal! —le grite El me miro asombrado y luego su expresión cambio al cabreo total. Me asuste por su expresión Así que busque un taxi vacío. Por suerte había una mujer que salía de uno y de inmediato me subí ante los gritos del hombre. Hermoso pero patán de primera me dije a mi misma. Le indiqué al taxista donde quería que me llevara y me hundí en el asiento.
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MARCOS
La luz de la mañana me despierta y siento mi cabeza a punto de estallar. Anoche me puse una borrachera monumental. Miro alrededor de la habitación y frunzo en ceño al darme cuenta que no estoy en mi departamento. Bajo la vista y veo un brazo que me rodea, volteo y sonrió al ver a la hermosa morena que conocí anoche en el bar. Está profundamente dormida. El sonido de mi móvil llena la estancia y me doy cuenta de que eso fue lo que me despertó. Lo miro y veo el número de la oficina en la pantalla, le doy ignorar y lo pongo en silencio. Pero al ver la hora salgo de la cama rápido buscando mi ropa.
—¿Ya te vas? — dice una voz ronca. Me pongo el bóxer y miro a la morena con la que pase la noche. ¿Cómo era su nombre? Tatiana, Thalía. No tengo tiempo para esto
—Se me hizo tarde— le doy mi sonrisa encantadora de serpientes como la llama mi mamá. Ella se sienta en la cama y sin ningún pudor muestra su cuerpo desnudo
—Quédate un rato más —me tienta. Niego. No repito luego creen que es algo más que una noche. Miro alrededor y encuentro mi pantalón en el piso junto a su vestido
—Me encantaría— digo mientras me pongo los pantalones —Pero tengo un horario que cumplir —miento. Pero qué más da. Subo la cremallera de mi pantalón y salgo de la habitación buscando el resto de la ropa. En el pasillo encuentro la camisa, en la sala la corbata y cerca de la puerta está mi americana. La tomo y tengo la intención de marcharme, pero no sería caballeroso si me voy sin despedirme. Camino de regreso a la recamara y el encuentro de pie ajustándose una bata de seda
—ya me voy— digo en la puerta de la habitación— la pase muy bien— ella camina hasta mí. Me da un beso en los labios y me entrega una tarjeta
—Quizás la necesites para la próxima —me guiña —Llámame y nos vemos. Yo también el pase de maravilla Marcos
—Claro que te llamare—miento mirando la tarjeta que pone Támara Costa diseñadora de interiores—Adiós Támara—le doy un último beso y salgo de allí,
Bajo al estacionamiento del edificio y monto mi maserati alfieri plateado. Coloco el móvil en el manos libres y enciendo el motor. Esto si son caballos de fuerza. Recorro las calles de la ciudad y puedo ver que ya están a tope de personas, lo que me recuerda la tarde que es. Mi móvil suena de nuevo pero esta vez contesto
—¿Dónde estás Marcos? —dice a través del auricular Felicita la secretaria de mi papá desde antes de que yo naciera
—Buen día para ti también mi bella Felicita —digo para calmarla —Se me presento un problema y así que hoy llegare después del medio día
—Deberías haber llegado hace una hora —me reprocha —hoy llegaba la nueva modelo y tu padre esta que hecha chispa —¡Maldita sea! le doy un golpe al volante. Me olvide
—Dile lo que te dije Felicita —respondo —Ya después lidiare con él. Cuando sea el momento, Te dejo. Estaré hay esta tarde —me despido
—Más te vale Marcos, porque ni la divina providencia te salvara de que tu padre te pateé el culo. Adiós— colgó
Eso no hace falta decirlo pensé. Sabía que estaba en problemas. Primero falte a la reunión donde se escogería a la nueva modelo, de la cual nose ni su nombre. Ni me importa. Y ahora tampoco fui a la reunión donde se presentaría. ¿Que si mi padre me patearía el culo? No. Me cortaría la cabeza. Para él. El compromiso con la empresa es importante. Y ser un legado es más difícil. Mi abuelo le cedió la empresa a mi padre desde muy joven y ahora me toca a mí, soy el único que se interesó por la dirección de la empresa. Mi hermana melliza Maddison se dedicó al modelaje a pesar de que mi padre no estaba de acuerdo y mi hermano menor Derek. Se gradúo hace un año en arquitectura. El prefirió seguir los pasos de mamá y ahora trabaja con ella en el estudio que montaron mi tía Gia y ella hace años el cual hoy en día es uno de los más importante de Nueva York al igual que el de los amigos de mamá. Dante y Sandro Ferrasa. sonrió al recordar a mi madre. Ella es única, amorosa y nos defiende hasta morir, pero también es una generala que cuando se enoja hasta papá se queda sin rechistar cosa que al señor Scott le resulta difícil.
Entro en el estacionamiento de mi edificio que se encuentra a una cuadra de Hudson Rivera Park. El bajo Manhattan y a solo cinco calles de la quinta avenida. Vivo solo hace cinco años y aunque a mi madre lo le pareció me apoyo y me ayudo a encontrar este lugar, que está totalmente renovado, posee dos cuartos y dos baños. Un salón con mucha luz y una cocina en acero inoxidable totalmente abierta. También adapte un espacio del departamento para trabajar. No necesito más solo que mi madre cuando viene siempre dice que debería hacerlo más hogareño y menos estéril, pero a mí me funciona de esa manera. Subo al piso doce y al llegar a mi departamento dejo en la mesa de la entrada las llaves junto a el abrigo que había dejado en el auto. Entro a la habitación y me quito la ropa para tomar una ducha y ser de nuevo persona. Me ducho rápido y envuelvo una toalla alrededor de la cadera y me voy al salón donde reviso mis mensajes mientras busco algo de sumo en la nevera
—Hey hermano. Necesito que me acompañes por el regalo de aniversario, sé que aún faltan unos meses, pero quiero que sea especial. No tengo ni puta idea de que comprar. ¿Ya tienes el regalo? — Ruedo los ojos ante las palabras de Derek. Claro que yo ya tenía el regalo para el aniversario de bodas de mis padres. Mande a traer de la toscana una caja de vino Masseto y cada botella se valoraba en seiscientos cincuenta y cinco dólares. El mensaje termino y salto el siguiente
—Hola tontorrón. Cena esta noche en mi casa ¿qué me dices? tu, Alexandra, mi bebé y yo. Si. Sé que aún no nace, pero vamos ya está ahí —me reí ante las locuras de mi hermana. Al parecer hoy era el día en que todos querían algo de mi
Una vez me terminé el zumo lo metí en el lavavajillas y me fui a dormir por un par de horas más y tratar de pasar esta resaca. Les contestaría a mis hermanos más tarde.
★★★★★★★★
Pensé que después del descanso que tome mi día mejoraría, pero me equivoque. Casi me orinó del susto
—¡Acaso eres ciego! —me grito
—La ciega eres tu— le digo más asustado que enojado —Crees que estas en el parqué —Ella solo me observa— Tienes que mirar por donde andas. Pero no. La señorita no puede ver por dónde camina. ¡Así que o eres ciega o estúpida! —su mano impacta mi rostro y luego su expresión cambia a susto
—¡Imbécil! —grita enojada— ¿acaso no vez que el semáforo está en rojo? Además, iba por el paso peatonal. ¡Animal! — termina. Yo solo la observó y ahora me doy cuenta que es una mujer joven, rubia de ojos café, nariz pequeña, pómulos pronunciado, pero lo que más resaltan son sus labios sensuales y carnosos. Labios que son como una invitación. Pero esta mujer de labios sensuales me golpeo y como me jode que me golpeen el rostro. Cuando intento reaccionar La veo correr hasta un taxi
—¡Aguarda! — grito —necesito saber si no estás lastimada —digo saliendo de mi letargo. Pero ella no voltea a verme y desaparece en el taxi. Mierda. Golpeo la llanta de mi auto y me monto ante las bocinas que suenan incitándome a continuar. Manejo un par de cuadras y entro al estacionamiento de la empresa. Mientras hago mi camino hasta el elevador saludo a varias personas y modelos que por más espectaculares y cotizadas sean no son mi tipo. Mucha silicona y biopolímero o será que por haber crecido viendo lo extrema que son estas mujeres con su cuerpo me parecen falsas. Guapas sin duda. Pero falsas. Llego a mi destino y saludo con la cabeza a Felicita antes de caminar hasta mi oficina. Tengo la mano en el picaporte cuando escucho
—A mi oficina ya Marcos— escucho a mi espalda la voz de mi padre. Me doy vuelta y encuentro a mi padre de pie en la puerta de su oficina y por su rostro está muy cabreado. Resignado camino hasta el, pero antes veo a Felicita que tiene una gran sonrisa. La delatora. Lo sabia
—Traidora —digo en tono acusador. Ella solo me guiña
—Adentro— ladra mi padre y lo hago sin quejarme. Sin duda mi día mejoraba
—Me dejo caer en una de las sillas frente al escritorio de mi padre. Él se sienta en su silla y me observa de manera inquisitiva. Y estaba seguro que esperaba una explicación. Suspire pasando mis manos por el rostro
—Lo siento papá— me disculpe. El sólo alzó su ceja —Debí estar aquí, sé que era importante, lo jodí. Soy consiente
—La jodiste— repite en tono glacial —estoy a esto —hice un gesto con sus dedos separándolos solo un par de centímetros — A esto de darte una patada en el culo y hacer que te vayas de la empresa —Sí. Completamente jodido —Y por eso, necesito que te comprometas, estoy cansado de tus fiestas entre semana. Si deseas tirarte a media ciudad es tu problema, pero te quiero aquí a las ocho—gruño—Deja de pensar con la polla y piensa más con el cerebro—mi boca se abrió y se volvió a cerrar a falta de argumentos. Mi padre nunca me hablaba así, éramos cercanos, pero este era otro nivel—Hablo en serio Marcos. Tienes que estar más aquí y menos de fiesta y de cama en cama
—Está bien tienes razón. Lo siento —dije sintiéndome mal por mi comportamiento —prometo estar más aquí y dejar de andar de falda en falda, pero es que soy irresistible, que puedo decir— le guiñe y el negó rodando sus ojos
—Anda— dijo señalando la puerta —Ponte a trabajar