Capítulo 11: Disposición

2353 Words
LA DISPOSICIÓN En una persona, se refiere a se refiere a su estado anímico para hacer algo. *********************** — Cariño, creo que has destruido tus computadoras — Le digo a Luka cuando escucho el sonido ensordecedor de estos caer al suelo, pero pareciera que eso es lo último que le preocupa o que no me ha escuchado. — ¡Quítate el vestido! — Mi corazón se acelera, me encanta cuando me habla de esa forma, cuando mi esposo se convierte en el señor perfecto, lo he extrañado inmensamente. — Con gusto, señor — Intento concentrarme en quitarme el vestido, aunque todo lo que escuché sobre su infancia, me dejó en choque ¿Cómo un hombre puede hacer ese tipo de cosas a su familia? En segundos, mi mente se distrae y vuelve al presente, Luka ha extendido la parte superior de mi cuerpo sobre su escritorio, mis senos se mueven al ritmo de mi respiración agitada, miro su mirada intensa y lo observo inclinarse y perderse entre mis piernas antes de que la sensación húmeda de su lengua me estremezca y despierten en mi ser, mil sensaciones que desde hace meses no sentía. Cierro los ojos y mis manos se deslizan entre sus cabellos, tiro con fuerza, mi cuerpo inquiero y desesperado intenta acostumbrarse a todos los estímulos que lo invaden. Levanto las piernas, doblo las rodillas y apoyo mis pies en sus hombros. — Exquisita — Susurra Luka mientras sigue extrayendo hasta la última gota de mi cuerpo. Mi corazón quiere estallar en mil pedazos, sé que esto será muy rápido, nos deseamos tanto que no tenemos tiempo de reflexionar, Luka me levanta del escritorio cuando mis temblores se intensifican y me gira de espaldas a él, me inclina y mi vientre y mis senos reposan contra el escritorio. Escucho el sonido de la cremallera de su pantalón y las ansias me invaden, sé que voy a tenerlo pronto y el deseo se intensifica. — ¿Qué quieres, Tesoro? ¿Qué te haga el amor? — desliza su boca por mi espalda suavemente, mientras sus manos me acarician con calma, su erección se insinúa contra mis glúteos y me muevo buscando una mayor fricción. Él sabe lo que quiero, lo que necesito en este momento, pero jugar es algo inevitable, seducirme y excitarme con sus susurros, preguntas y órdenes hacen que cada encuentro sea más intenso. — No, señor — Respondo en un susurro, vuelvo a moverme a sentir el roce de su erección, bendito roce. — ¿No? ¿Crees que mereces algo más? — ¡Lo sabía! Que aprovecharía la oportunidad para cobrarme lo de Damián, ni siquiera me he acostado con él, no podría hacerlo mientras estuviera todavía casada con Luka, así que, aunque intenté empezar a rehacer mi vida con Damián, las cosas nunca fueron más allá de unos besos. — Por supuesto, señor — Siento la primera embestida, fuerte, salvaje, extiendo mis manos y las aprieto, fuerte contra el borde del escritorio. — ¿Esto quieres decir? — Vuelve a embestirme y mis senos sensibles se rozan contra el escritorio, suspiro con fuerza. — Sí, señor. Por favor — Otra vez, pero en esta ocasión, lo hace con calma, sin prisa. — No lo creo, Tesoro — Suave, cada vez más suave. Va a enloquecerme, necesito más fricción, más fuerza, más potencia. — Por favor, señor — Sé que va a terminar por hacerlo, no podrá soportarlo, hace mucho tiempo que no follamos, sus manos tiemblan, al igual que su cuerpo, se está reteniendo, pero no va a lograr hacerlo por mucho tiempo y el juego verbal solo lograrán aumentar la intensidad del acto físico. — ¿Por favor qué, Tesoro? — Me susurra al oído, besa mi cuello y desliza sus manos por mis senos, el interior de mi vientre se estremece, mi v****a palpita ansiosa por volver a sentirlo. — Fólleme, señor, fólleme hasta que me llene por completo y sienta como su semilla se desliza por mi piel, como solo usted sabe hacerlo, señor, como solo usted lo ha hecho — ¡Lo tengo! En esta ocasión, me penetra con tanta intensidad, que siento un poco de dolor cuando mi vientre se presiona contra el borde del escritorio, levanta mis glúteos y yo empino mis pies para que su erección entre con mayor potencia, como siempre, retengo el aire y me muevo un poco facilitando su acceso y que mi cuerpo se acostumbre a su tamaño. — Tesoro, tienes que resarcirte conmigo — La intensidad de sus penetraciones me dejan sin respiración. — ¡Luka! — Suspiro Toma mi cara con su fuerte mano y me gira hacia él, me besa con fuerza, con rabia. — Te querías divorciar de mí — Me dice y me mira a los ojos mientras vuelve a introducirse en mi interior, siento su rabia, su frustración. — Tú me dejaste — Le respondo y suelta mi cara, vuelve a tomarme con fuerza de la cintura, sin darme tregua, mi respiración cada vez más agitada. — Y tú salías con ese imbécil — De nuevo, fuerza, frustración ¡Oh Dios! — Tú ibas a firmar — Su mano se desliza hasta mi hombro, mi espalda se contrae, levantando la parte delantera de mi cuerpo, deslizo mis manos hasta el otro borde del escritorio y mi cuerpo se endereza y sus manos se cruzan entre mi vientre y mis senos, mi cabeza descansando en sus hombros. — Pero eso no significa que te fuera a abandonar — Mi corazón se salta un latido, porque a pesar de que estuviéramos separados, yo sabía qué él siempre estaba ahí, que siempre nos cuidaría o me creería suya, por eso le pedí el divorcio, porque necesitaba comenzar de nuevo. — No vuelvas a dejarme afuera —Le susurro y la intensidad de sus embestidas se calma, estiro mi brazo y presiono su cabeza contra mí — No vuelvas a dejarme — Mi voz ronca, ansiosa, necesitada, en estas palabras le digo todo lo que sufrí, al pensar que había dejado de amarme. — Nunca, tesoro — Nuestros movimientos se vuelven más acompasados, dulces — Perdóname — Giro mi cara y lo beso profundamente, mientras su cuerpo y el mío se mueven en una sintonía especial. Mi cuerpo se estremece, no puedo dejar de besarlo, me sostengo con una mano, mientras con la otra no dejo de sostener su cabeza, como si tuviese miedo de dejarlo ir. Siento cuando su cuerpo empieza temblar, el roce de su ropa me recuerda a nuestras primeras veces y me pierdo en las sensaciones, en su amor, en su olor. Grito cuando el orgasmo me atrapa, su mano sostiene mi vientre y nuestros cuerpos se envuelven en un abrazo lleno de necesidad y erotismo. — ¡Te extrañé, Gia! — Me dice, mientras percibo el palpitar acelerado de su corazón contra mi espalda. Recoge mi cabello entre sus manos y vuelve a besarme con calma, me gira y me abraza con fuerza. — Vístete, tesoro — Me susurra y se aleja. Me visto con calma, mientras él me observa desde un sofá, el estudio está en la penumbra, me quedo de pie al lado del escritorio. — No puedes volver a hacer algo así, Luka. Yo tengo derecho a decidir si corro el riesgo contigo o no, no puedes simplemente tomar ese tipo de decisiones y pensar que es por nuestro bien — Lo veo morderse los labios, pero no logro identificar su mirada — ¿Qué te sucede en tus crisis? — Le pregunto seriamente. — Mi cuerpo se paraliza parcialmente, en ocasiones tengo calambres o entumecimiento, solamente en mis manos, sobre todo si las utilizo demasiado— Me acerco y me asiento frente a él. — ¿Y la cabeza? — Le pregunto. — En ocasiones, los dolores son intensos y no soporto la luz — Me responde suavemente. — ¿Y es en esas ocasiones cuando te irritas? — Él asiente — Es complicado, a veces puedo soportar el dolor sin problema, seguir trabajando y seguir con mi vida normal, puedo pasar meses sin sentir nada o pasar toda una semana con dolor de cabeza, el problema es que por lo general se concentra en un lado, en mi caso, en el derecho — No puedo creer que no me haya dicho nada de esto. — Sé de qué me estás hablando, una de mis tutoras nos habló de casos de migraña con aura, nos decía que por lo general no son graves, pero también depende del cuidado que tenga la persona, del estrés y la presión que ejerza sobre sí mismo, tienes que delegar, no puedes pasar tu vida frente a un computador Luka, eso es mucha presión — No es muy común lo que le sucede a Luka, especialmente porque está relacionado con las mujeres y los cambios hormonales, pero también puede ser hereditario. — Tengo que encontrar a quien está amenazando a nuestro hijo — Me responde y me estiro y tomo sus manos. — Lo sé, contrata a quien desees, busca al mejor hacker del mundo, el mejor sistema de seguridad si es posible, vuelve a ser el señor Perverso desde las sombras, pero tómalo con calma, ¿o qué crees que va a pasar si te pasa algo más grave? ¿Crees que podrás proteger a tus hijos si no puedes moverte de una cama o simplemente te mueres? — Me pongo de pie, estoy realmente enojada — Eres un imbécil Luka, soy médico, tu esposa es una médico y tú simplemente le ocultas las cosas, no sabes lo enojada que estoy contigo — No puedo dejar de caminar en la habitación de un lado para otro, estoy segura de que, si me detengo, voy a golpearlo. —¡Tesoro! — Me dice con calma, intenta que me tranquilice, pero lo único que está haciendo es enojarme más de lo que ya lo estoy. — Ningún tesoro, no fui tu tesoro cuando tuviste la primera crisis e imagino que Thomas y Bastian también lo sabían — Luka baja la cabeza, esto es algo extraordinario, por lo general él no hace eso, es orgulloso, autoritario — ¿Quieres volver a casa? — Me vuelvo a acercar a él, me inclino, llevo mis manos a las rodillas para evitar golpearlo en la cara y lo miro a los ojos, mientras espero su respuesta. Luka me mira intensamente, levanta una mano y la desliza con mucha dulzura por mis mejillas, cierro los ojos y mi mente se distrae por un segundo, vuelvo al bar, a hace tantos años, cuando solo su voz y su toque hacían que mi corazón se acelerara y compruebo que los años solo han aumentado la intensidad de mis emociones y sentimientos, todavía mi vientre se llena de mariposas y me humedezco con solo perderme en su oscura mirada. — Ustedes son mi vida entera — Responde con su voz ronca y me muero por besarlo, subirme sobre él y montarlo hasta que solo pueda escucharlo, gemir mi nombre; sin embargo, abro mis ojos y me alejo, vuelvo a sentarme frente a él y le hablo seriamente. — ¿Quieres volver a casa o no? — A pesar de todo lo que acaba de pasar y de que conozco el motivo por el que me dejó, por alguna extraña razón, siento temor, de que continúe con su idea de estar lejos de nosotros, Luka es realmente una persona terca, centrada en la protección, así tenga que sufrir y se olvida que juntos somos más fuertes. — Sí, si tú me aceptas — Vuelvo a cerrar los ojos, nunca había visto a un hombre tan autoritario como Luka, aceptar tan fácilmente algo. — Puedes volver a casa Luka, pero para eso, debes cumplir con mis condiciones — Levanta la mirada y se inclina hacia el respaldar del sillón, extiende los brazos y eleva una ceja. — ¿Condiciones, Tesoro? — y he aquí el verdadero Luka, sin embargo, lo conozco y no voy a permitirme hacer lo que quiera. — Condiciones, cariño — Él sonríe y claramente espera mi respuesta — No tienes permitido ocultarme lo que sucede o suceda, no importa si es grave o no, no soy una Barbie o una muñeca de porcelana — Vuelve a sonreír — Durante más de veinte años, viví en un barrio donde muchas personas no sobrevivirían y aquí estoy, sin un rasguño y aunque lo tuviera, seguro que sería más fuerte — Lo miro a los ojos, necesito que me tome en serio, muy en serio —No quiero ser tratada como una estúpida y si piensas que ocultándome la realidad de las cosas, me vas a proteger, te aseguro que es todo lo contrario y en ese caso, es mejor que no vuelvas a casa — La última frase me duele profundamente, lo quiero en casa, conmigo y con nuestros hijos, pero necesito ser su igual, su pareja, su compañera, no una responsabilidad de la que se debe ocupar y por la que debe sacrificarse. — Gia, a veces las cosas no son tan fáciles como crees, no todo es blanco o n***o — Me dice y puedo ver desde aquí como su mente está funcionando a mil por hora, sabe que si acepta, no voy a volver a perdonarle que me deje fuera. — Conozco el gris y considero que es un tono subvalorado — Él sonríe, recuerda la frase que me dijo hace años sobre los sentidos y mi cuerpo se estremece cuando las imágenes de lo que pasó en esa noche vuelven a mí. — Podríamos negociar, en ocasiones tendré... — Me llevo los dedos a los labios. — No hay más oportunidades, señor Perverso, ¿acepta o no? — Luka se levanta del sofá, se acerca a mí y toma mi mentón con su mano, me mira a los ojos intensamente y se muerde los labios. Mi corazón palpita a mil por hora, de su respuesta depende, que yo vuelva a estar con el amor de mi vida y que podamos luchar juntos por nuestra familia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD