CAPÍTULO II-4

1788 Words

Comprendió que no debía dejar la copa tan pronto, de modo que la sostuvo en la mano y clavó los ojos en el Marqués. —Hábleme de usted— dijo él—. ¿Qué hace cuando está en Londres? —Prefiero que hablemos sobre usted— contestó Deborah—. ¿Podría decirme… su nombre? —Por supuesto. Me temo que no nos presentaron en forma adecuada. Soy el Marqués de Thame. Los ojos de Deborah se iluminaron. —Entonces posee usted caballos en verdad espléndidos. —¿Ha oído hablar de ellos? —Por supuesto. No añadió que vivía cerca de Newmarket y que no había nadie en Little Medlock que no hubiera oído hablar de los caballos que se entrenaban allí. —Jerry, cuando estaba en casa, solía llevar los periódicos que se publicaban sobre las carreras de caballos y hablaba de los métodos que seguían los diversos entre

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