Michel. Las piernas me tiemblan mientras Mari aprieta mi mano buscando fuerzas para poder tener a mi hija, estuvo en trabajo de parto dos días enteros, fue un sufrimiento realmente porque temía que no le queden nada de fuerzas para poder tener a mi hija, ahora esta casi rendida, pero creo que el amor de madre le hacen sacar fuerzas de donde sea para poder lograrlo. —Papá venga, así ve como su hija viene al mundo. —agarro su rodilla mirando como mi hija ya sale del cuerpo de su mamá, cuando le terminan de limpiar la boca grita como marrana. —Por Dios santo como llora. —me la dan, pero lo primero que hago es ponerla en el pecho de Mari, es la primera que merece tocarla y besarla ya que ella sufrió un dolor inmenso como para robarle eso—. Hola hija. —después de que Mari le da el primer be