Constantin
Tres semanas después…
— En algún momento está reunión iba a suceder – dijo Amelia mirándome. – Le diste la espalda a tu propia sangre.
— Eres mi sangre más no mi familia – la mire. – Amelia, era la hermana ausente, estabas meses fuera de Castlebrook y cuando venías era para follar con Alister, tú eras sólo ese invitado qué jode las cosas en casa. Y no me lo tomes a mal, te quiero, pero Alister fue más mi familia qué mi propia sangre.
— Sí, tanto qué diste tu vida por él – aprieto la mandíbula. – ¿Qué se sintió? Ver qué Alister, ese hijo de puta qué siempre se salía con la suya, terminó con algo qué tú siempre deseaste y soñaste, enamorarte, tener esposa, hijos – se ríe. – Pobre desgraciado, eso eres hermanito.
Siento un fuerte dolor en el pecho, miró a Amelia y ya no está, sólo siento un dolor qué me quema por dentro. Abro mi camisa y empiezo a ver cómo la sangre se derrama por mi pecho, me arrodille y espere el momento qué todo cuervo de la muerte ansia. Ver a la Muerte de frente y convertirse en su príncipe en el mundo de los muertos.
Pero a cambio de eso, el dolor empezó a disminuir, empecé a escuchar una voz dulce, suave y tierna qué decía mi nombre.
— Constantin – susurra.
Su toqué es suave, esa voz dulce continúa acariciando mi nombre en sus labios. El dolor desaparece y lo cambia por una cálida sensación. Cierro los ojos, empiezo a sentir una gran calidez en todo mi cuerpo, y cuando empiezo a abrir los ojos una luz me llega a lastimar la vista, me muevo un poco, siento… ¿sábanas de seda?
— Está despertando – escucho de nuevo esa dulce voz.
Siento un suave tacto en mi rostro, cómo si una pluma acariciara mi rostro, abro por completo los ojos, me encuentro con un techo de color rojo y eso solo me dice qué estoy en una de las habitaciones de infierno. Pero mi entorno cambia cuando vuelvo a sentir qué alguien acaricia mi rostro, en mi campo de visión aparecen unos mechones dorados, y entonces la veo. Es hermosa… no, belleza no se define a lo qué mis ojos están mirando. Casi puedo jurar qué es un ángel. Sin percatarme de mis movimientos, mi mano va a su cabello, quitando uno de sus mechones dorados sólo para dejarme observar su rostro.
Sus ojos esmeralda me dejan sin aliento, tiene la vida de un bosque en ellos. Sus largas pestañas doradas adornan sus grandes ojos expresivos, tiene una salpicadura de pecas en su nariz y mejillas casi imperceptibles, sus labios rosados y carnosos. Mi mano ahora va a su mejilla y cuando siento su piel, siento un cosquilleo, es tan suave qué parece qué estoy tocando el pétalo de una rosa. Me sonríe y no deja de mirarme.
— Constantin – dice mi nombre. – Bienvenido de vuelta.
No comprendo todo lo qué me dice. Estoy paralizado, no puedo dejar de mirarla, ni de acariciar su mejilla ¿es real? ¿Es producto de mi imaginación? Porque mierda, ni en mis mejores sueños he visto algo tan perfecto cómo ella. De pronto sus manos toman mi mano y la quita de su mejilla, pero no aleja mi mano, la sostiene entre las suyas, mis manos son un poco más grandes qué las suyas, acaricia mi mano y sin meditarlo, ella lleva mi mano a sus labios y depositó un beso en mis dedos. Siento mi corazón latir con fuerza. ¿Qué me está pasando? No lo sé, pero sea lo qué sea, me gusta.
Sin embargo, cuando escucho qué alguien abre la puerta y escucho voces afuera me hacen regresar a la realidad. Desvió la mirada de ella sólo para ver quien se acercaba por detrás.
— Despertaste.
— ¿Lucifer? – digo mirándolo.
— Joder hombre, no me digas qué no sabes quien soy – sonríe mentiendo sus manos en su pantalón.
— Su mente no está dañada – la chica suelta mi mano y lleva una de sus manos a mi frente, veo cómo sus ojos verdes se iluminan en una luz verde. – Él está bien.
— Te enseñaré qué es el sarcasmo, linda – dijo Lucifer. – Déjanos a solas Calia.
¿Calia? Así qué ese es su nombre. Ella me vuelve a mirar y mantiene esa dulce sonrisa en su rostro, se levanta y se va. Lucifer opaca mi campo visual de ella.
— ¿Cómo te sientes Constantin?
— ¿Sentirme? – lo miró y me acomodo en la cama. – No lo sé – pasó una mano por mi cabello, aunque mi cabeza sigue en esa chica. – ¿Qué pasó?
— Bien, te lo voy a resumir – se sienta a mi lado. – La campaña acabó en un desastre, Alister perdió, Lilith y Agard tienen el poder, Agard te mato con una espada de dragón o al menos eso pensamos, Vonamok te trajo con pulso ¿recuerdas algo?
Mi cabeza comienza a traer esos recuerdos. Alister perdiendo. Elahe desesperada. Aradia muerta. Natalia perdió la batalla con Lilith. Boris doblegado al poder de su ex. Yo… enfrentándome entre una espada qué mataría a mi mejor amigo con tal de salvarlo para qué él y su esposa pudieran huir y tener un lugar seguro para su bebé.
Me levantó de la cama y me sostengo de uno de los pilares de la habitación. Alister está jodido, Elahe está en peligro, el bebé… Castlebrook se perdió. Dante y Andrea estaban mal. No, esto es demasiado. Salgo de la habitación e ignoró a todo el mundo, conozco bien el infierno y sé a dónde ir para alejarme de todo el mundo.
Los ríos de lava ardiente, dónde las almas son condenadas, generalmente demonios de segunda están aquí y no te molestan. Estoy sentado recargado de uno de los pilares mirando cómo la lava ardiente pasa a pocos centímetros de mis pies.
¿Cómo estoy vivo? Esa debió ser la razón por la qué deje de ver a Amelia, cuando un cuervo de la muerte muere, lo primero que hace es ver a los suyos y al menos me reconforta saber que ninguno de mis padres están muertos aún. Pero ahora estoy solo, sin hogar, sin familia, sin amigos, sin nadie… estoy solo en el infierno.
Escucho pasos cerca de mí, volteo y me encuentro con alguien qué no creí ver aquí. Me levante y por primera vez la veo mejor. Su cabello dorado sigue suelto, tiene un vestido amarillo con flores, acentua bien sus cuervas, esa cintura pequeña, caderas amplias, y mierda, no necesita escote para mostrar qué tiene pechos grandes.
— Lucifer dijo qué no viniera, pero quería saber cómo estabas – esa dulce voz. Realmente es real. – Pasaste casi un mes en estado de coma, creí qué no hice un buen trabajo.
— ¿De qué hablas? – digo sin quitar la mirada de sus esmeraldas.
— Yo fui quien te trajo a la vida, use demasiado de mi poder angelical qué caí inconsciente, dijeron qué dure tres días dormida.
— ¿Qué? – susurró. – ¿Eres un ángel?
— Sí – lo dice con una gran sonrisa, cómo sí eso fuera algo bueno. – Me llamo Calia.
Un ángel me trajo a la vida, pero eso es… imposible, no puedo creer qué alguien tan bonita y tierna me haya liberado de las garras de la muerte. Ay no, la muerte, estará furiosa, mierda, debió marcarla de alguna manera.
— ¿Tienes alguna marca? – preguntó y me acercó a ella.
— ¿Marca? – frunce el ceño confundida, y mierda, se ve tan tierna.
— Sí, algún marca cómo una calavera o algo así – tomó sus brazos y los observó. No hay nada.
— No sé cómo es una calavera – sus manos van a los botones qué tiene su vestido en el pecho y los desabrocha. Ay mierda, puedo ver el encaje blanco de su brasier, contengo la respiración, y veo una marca roja justo entre sus pechos. – ¿Cuenta cómo marca?
Trago saliva. Los ángeles pueden ser lo qué sea, pero él qué ella sea así sólo me dice qué es inocente e inexperta en el mundo terrenal. Cualquier otro ángel no habría hecho esto y menos conmigo. Contengo mi instinto de querer tocarla, ignoro el encaje blanco y me centro en la calavera qué tiene entre los pechos.
— Voy a tocarte – susurró, pasó mis dedos por su piel, siento la carga oscura. – Mierda.
— ¿Qué pasa? ¿Es malo?
— No tienes idea – abotonó su vestido y dejó todo en orden. La vuelvo a mirar y mierda, está chica es inocente, pura y digna, alguien jodidamente buena. Suspiró. – Tenemos qué volver.
Por alguna razón tomó su mano, no me doy cuenta de ella, pero siento su suave mano con la mía. Caminamos y siento cómo todos nos miran, volvemos al salón principal dónde están todos, y claro lo primero qué ven es qué tengo tomada de la mano a Calia y es dónde reaccionó y suelto su mano abruptamente.
— Tenemos serios problemas – digo.
— Y los tendremos sí sigues cerca de ella – se me acerca un tipo de mi altura, lo conozco.
— Caín, cálmate – Calia se interpone entre nosotros.
Siento el aroma a fresas de su cabello, es alta, me llega al pecho, cierro los ojos y aspiró su dulce aroma. Caín la toma del brazo y la aleja de mí, sí es mejor qué la tengan lejos de mí.
— ¿Qué pasó? – dijo Vonamok.
— Ya me pondrán al corriente con lo qué pasó – los miró. – Pero ¿saben lo jodido qué es qué un ángel me salvará?
— ¿De qué hablas? – dijo Lucifer.
— No parece qué no lo saben, cuando un cuervo de la muerte muere, espera encontrarse con la muerte para convertirse en príncipes en el mundo de los muertos y en especial yo, soy un Gorman y tenemos legado de la realeza mortal. A nosotros no se nos salva porque somos literalmente la muerte misma, el qué ella me salvará hizo qué me arrancara de las garras de la muerte y qué la marcara a ella.
— ¿Qué? – dijo Caín.
— La muerte va a venir por ella, está marcada, tiene la calavera roja, la muerte puede qué no sepa dónde está ahora pero vendrá por ella.
— Mierda – dijo Caín. – Por esto mismo te he dicho qué no todos deben ser salvados, Calia.
— Pero debe haber una solución, ¿se puede hablar con ella? – dijo Calia y se acercó a mí. – No me arrepiento de salvarte y no pienso entregarte a manos de la muerte.
— Es mi destino ángel – digo mirándola.
— Yo también tengo un destino marcado y estoy aquí.
— Al qué también te deberás enfrentar pronto – dijo Lucifer. – El Infierno es un lugar seguro, por ahora, así qué hagamos algo. Constantin acaba de despertar, debes alimentarte, recuperar fuerzas y estar listo para lo qué sea, porque justo ahora podemos enfrentarnos a una guerra contra el Cielo y la Muerte al mismo tiempo.
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No sé qué mierda pasó. Me di una larga ducha y me pude vestir, tenía la ropa con la qué me mataron. Una playera blanca de manga corta, luciendo todos mis tatuajes, unos vaqueros y mis botas negras. Me arreglé la barba y salí al comedor, pero en mi camino al comedor escuche algo qué me hirvió la sangre.
— Un ángel inocente y puro en el infierno – dijo Belphegor. – Eso no es buena idea, porque ya vi lo buena qué está y realmente pienso en darle hermanos a Bolzum con una belleza cómo ella.
— No pienso en hijos, pienso en pervertirla y joderla a mi gusto – dijo Vonamok. – Es un ángel tan sexy, y esas tetas, alabado sea el Todopoderoso por crearla así.
Me acerqué a dónde estaban y a los dos los empujé tirandolos al piso.
— ¿Qué mierda te pasa Consatntin? – dijo Vonamok.
— Vuelvan a hablar así del ángel y yo mismo los llevaré a la muerte, recuerden que puedo arrastrarlos a ella sin tener que matarlos – los mire. – Cuidado y los vea hablar o mirarla de manera pervertida.
Me aleje de ellos. No sé de dónde salió todo eso, mierda sólo me salió de la nada y yo antes era cómo ellos con una chica cómo Calia. Pero ella no es una chica cualquiera. Entré al comedor y vi a Lucifer y Azzoth que vino corriendo a mis brazos.
— Hola hermosa – bese su cabello. – Lamento mucho de lo de Aradia.
— También lo lamento yo – me mira con sus ojos llenos de lágrimas. – Ella me dijo qué estaban empezando a salir juntos – aprieto la mandíbula, estaba tratando de ignorar ese hecho. – Lo siento Constantin.
— Tranquila – volví a besarle el cabello.
Fui a la mesa y tomé mi copa de vino. Mire a Lucifer y suspire.
— Habla – dije y comencé a comer.
— No me importa qué pasa en Castlebrook, ya me jodio Lilith muchas veces y ahora el infierno está cerrado por completo. Así qué sí quieres saber de tus amigos y familia, lo harás sólo – asiento con la cabeza. No pensaba ir a ver a nadie, un cuervo de la muerte es inutil, sabiendo qué al final de la campaña hubo seis dragones y aún así nos jodieron, conmigo ahí me matan cómo mosca. – Ahora, el tema de Calia. Es un ángel qué está huyendo de mi padre, lo cual no es raro, sus creaciones femeninas terminan dándole la espalda – nos reímos, es gracioso qué así sea. – Pero hace unos días hablé con Gabriel y todo indica qué pronto se iniciará una guerra, Dios no quiere que su ángel esté fuera de su vista y menos en el infierno conmigo.
— ¿Por qué? – dije metiendo otro trozo de carne a mi boca.
— Calia fue la creación del “octavo día” su poder se le iguala al de mi padre, sin mencionar qué puede tener emociones y sentimientos. Mierda ya la viste, Calia es pura, limpia, perfecta, Dios hizo un buen trabajo con ella. Pero cuando empezó a hacer preguntas, sintió curiosidad, jodio a Dios. Es de las qué ve algo bueno en los seres malvados y oscuros y de los qué todos merecen una segunda oportunidad.
— Eso explica Caín y qué me salvará.
— Caín la trata cómo su hija, cuidado en cómo te le acercas, de por sí no le agradas y ahora menos sabiendo qué por tu culpa la pueden matar.
— ¿Por qué escapó del cielo?
— Para mantenerla quieta, Dios la iba a casar con Emmanuel, uno de los guerreros más sanguinarios del cielo.
— Sí, sé quién es – suspiró. – No entiendo cómo alguien tan manchado de sangre esté con alguien tan puro.
— Por eso escapó aquí – dijo Azzoth. – Es linda, parece una niña de cinco años en un parque de diversiones.
Sonrió y ella vino a mi cabeza de nuevo. Diablos, es jodidamente hermosa y me hace cosquillas el solo pensar en ella.
— ¿Qué harás con la muerte? – dijo Lucifer.
— Trataré de contactarla, no puedo dejar qué Calia cargue con esa marca, me gusta estar de vuelta a la vida pero debo enfrentarme a mi destino.
— No lo harás – su dulce voz enfada me gusta. Me giro y la veo igual qué antes pero ahora con el cabello suelto cayendo cómo cascada de oro por sus hombros. – Habrá otra forma de resolverlo.
— La muerte es el enemigo de Dios – digo mirándola. – Porque la Muerte es la única qué puede acabar con tu padre, no irá tras de ti sólo por una buena acción.
— Yo no me case con un asesino de Dios, tú no te entregaras a la muerte – me mira.
— Bueno – dijo Azzoth llamando nuestra atención. – Sí lo ven de alguna manera, ustedes dos no pueden hacer nada ya qué de cierta forma están ligados. Ella te salva, la muerte la marca, ahora tú debes salvarla de la muerte, entregandote a la muerte y ella no puede salir de aquí porque Dios se la lleva al cielo a la fuerza.
— Aja ¿y? ¿Cuál es el punto? – digo mirándola.
— Llámame anticuada, pero escúchenme – nos mira a los tres. – Un matrimonio arreglaría las cosas, no habría guerra con nadie. Sí le demuestras a la Muerte qué te uniste a ella, no podrá llevarse a ninguno y su marca deberá ser borrada y Dios no deberá hacer ninguna guerra porque su hija ya se caso y según la palabra de Dios, la unión matrimonial es santa y no se debe romper por nada del mundo, o sería pecado ¿no? Matan dos pájaros de un tiro.
— No – digo de inmediato.
— ¿Por qué no?
— Calia está escapando de un matrimonio arreglado y ahora lo meten a otro con literalmente el enemigo de Dios, eso es muerte segura para ambos de cualquier lado, ya sea del Cielo o de la Muerte. Así qué no y punto final.
El matrimonio de Alister fue arreglado, a Elahe le arreglaron un matrimonio con el Conde y después se casó con Alister. Entre Natalia y Dante arreglaron un matrimonio y Dante al final se casó con Andrea. Sé qué los matrimonios arreglados entre los nuestros es normal, pero esto se me hace una mala jugada y además, no pienso hacerle eso a un ángel como Calia, casarse con la muerte cuando ella es vida pura, no lo haré.