Lenin dejó salir una bocanada de aire al verse rodeada de estudiantes que no dejaban de observarla. Cayden tuvo razón al decirle que todos querrían asesinarla cuando llegara el momento. Y ese era el momento de hacerlo. Al parecer todos creían que era la presa más fácil de pescar en aquel gran salón de entrenamiento. Debía aceptarlo, tenía miedo. Su corazón latía con mucha fuerza y sus manos comenzaban a temblar. Veía como la profesora de rasgos asiáticos caminaba alrededor del salón que era totalmente blanco y observaba a todos los estudiantes con dureza. —¿Saben el por qué todos hoy están en Cerebro? —preguntó. Volteó a ver a Lenin y desplegó una sonrisa retorcida mientras la reparaba de pies a cabeza. —¿Por qué estás temblando? —inquirió mientras se acercaba a ella. Aquel