El festival de las flores (6)

2159 Words
– Marqués Joseph Chevalier, y su esposa la marquesa Elisa Berthelot. Sobreestime la fiesta, llevo media hora recibiendo felicitaciones y tomando pequeños sorbos de agua que apenas mojan mis labios, la mesa de regalos está a una cereza de desbordarse y en todo este tiempo, no he obtenido lo único que quiero. La rubia finalmente se separó – Aline, ¿quién es ella?, la joven de cabello rubio y vestido rosa pálido. Aline mira en su dirección antes de responder – es la señorita Sofía Le Roux, tiene quince años y es muy popular, escuché rumores de que ha recibido docenas de propuestas de matrimonio y no ha aceptado ni una sola. Una mariposa social. Demián, no me provoques, porque soy una jugadora agresiva. Han pasado dos horas, ¡este cretino!, ¿no va a invitarme a bailar?, se lo dije, hablé muy claramente, o quizá susurré demasiado, ¡no me escuchó!, entonces no sabe que debe invitarme a bailar, esto es malo, ¿qué voy a hacer?, debería ir a buscarlo, o tropezar con él, estoy usando zapatillas altas, torcerme el tobillo es fácil. ¡Y entonces no podré bailar!, vamos, ¡no me hagas esto!, piensa en algo inteligente. – Alteza, no lo haga. De nuevo me estoy mordiendo las uñas, es un hábito horrible, tengo que dejarlo, sí tan solo me diera cuenta del momento en el que empiezo a hacerlo, pero no puedo evitarlo, estoy ansiosa y tengo miedo. Debí tomar mi medicamento, tendría la cabeza fría de haberlo hecho. Una figura se detiene a mi lado, el sonido de sus pasos es pesado y es porque es un hombre exageradamente alto. – Vi, te presento a un amigo, Bastián Lacombe. De piel oscura, extremadamente alto y con el cabello largo, eso no es un hombre, es un monstruo, ni siquiera con los tacones alcanzo su torso, fácilmente es el hombre más alto en la habitación – es un gusto. Carolina se ríe y suelta su brazo para acercarse y susurrar en mi oído – es un poco tímido, quiere bailar contigo, no seas mala hermanita, hazlo por mí. Esta noche, solo quiero bailar con Demián, pero se verá extraño si rechazo a un hombre y acepto a otro, y esta es la recomendación de mi hermana, si es una prueba, debo aprobarla – solo por ti, hermana. Bailar es difícil cuando debo mirar tan arriba y pierdo de vista mis pies, aunque su ritmo es lento, no tira de mi brazo y su mano que debería estar en mi cintura sube hacia mis omoplatos sin demasiada presión, es más cómodo de lo que imaginé, pero, ¡sigue siendo muy alto! Giro y tomo la oportunidad para buscar a Demián, está de nuevo solo y hacemos contacto visual. ¡Mierda! No quiero que piense que lo estoy buscando. La pieza termina, finalmente, me despido. – Alteza – habla de improviso y toma mi mano – muchas gracias por permitirme acompañarla – besa el dorso de mi mano en un gesto que ocupa más su lengua que sus labios. Necesito lavarme las manos. Me aparto en un gesto brusco y me retiro de la pista, hay tantas personas que no puedo moverme libremente y necesito agua, o vino, será mejor algo con alcohol para esterilizar mi piel, solo así me sentiré limpia de nuevo y… ¡Demián! Lo perdí entre los invitados, no me di cuenta de que estaba caminando directamente hacia él. – Alteza, ¡me haría el favor de concederme esta pieza! Froto el dorso de mi mano contra la tela de mi vestido a falta de otra cosa antes de tomar su mano y camino con él de regreso a la pista, hay más personas y menos privacidad, pero está bien. Su estatura es más baja y acorde a la mía, no tengo que levantar tanto la mirada y si lo deseo puedo centrar la vista en sus hombros, su cuello, la manera en que luce el uniforme de aprendiz con los botones perfectamente abrochados, la caída de su cabello, el lunar junto a su ojo y cada pequeño detalle que me hace querer mirarlo, por favor, sonríe. – Te veo en la biblioteca, a las once en punto. Su tono fue mucho más severo de lo que esperaba y no pude verlo sonreír, la pieza termina y nos separamos, me citó en la biblioteca a las once, son las diez y media. Faltan treinta largos minutos. – Alteza, ¿se siente bien?, su rostro está rojo. – No – busco un espejo para comprobarlo, esto es malo, Aline, ¡por favor dime que no estaba así mientras bailaba con él! ¡Qué jugadora agresiva ni que broma!, cuando él aparece mi cerebro toma una siesta. Estoy mirando el reloj constantemente y evito buscarlo con la mirada, en lugar de eso busco a Sofía Le Roux, es bastante social, todos le sonríen y ha estado sosteniendo la misma copa los últimos quince minutos sin darle un solo sorbo, cada vez que alguien le invita un trago, ella muestra la copa que ya tiene, detrás suyo hay dos jovencitas, no, son tres, la tercera es casi invisible, pero ahí está. Ya casi es hora. Tomo un bocadillo y hago un gesto de desagrado – Aline, ve a la cocina y tráeme una ensalada, tengo antojo de algo salado, llévalo a la biblioteca y sí detecto cualquier sabor dulce, te haré tragarla del suelo. – Enseguida, alteza. Magnus me sigue lejos del salón a través de los pasillos y hacia la entrada de la biblioteca, yo me detengo – vigila la puerta, no quiero que nadie entre hasta que Aline regrese, ah, revisa la ensalada, si tiene lechuga regrésala para que me traiga otra. Lo siento por mi doncella. Faltan dos minutos para las once, entro a la biblioteca cerrando la puerta y ahí está él, llegó antes que yo, quizá, no soy la única ansiosa, eso, me haría sentir mejor. – Feliz cumpleaños, alteza. Ya no me siento ansiosa, o molesta, en lugar de eso corro a abrazarlo. – Perdón por hacerla dejar su fiesta. Estoy perfectamente bien. – Había mucha gente y quería despedirme. ¿Qué? Sonríe de forma nerviosa, no es la sonrisa que esperaba – el rey le dio un nuevo cargo a mi padre, será embajador en Darlack, nos iremos en tres días, esta es mi última noche en el castillo. No puede ser – ¿por qué me lo dices hasta ahora? – No lo sabía, el nombramiento fue una sorpresa y mi padre eligió el último minuto para darme la noticia – se ve molesto. Entiendo, al igual que yo, Demián tiene una familia, pero – hablaré con mi padre, le explicaré que tienes que quedarte, eres mi instructor y no quiero a otro. Baja la mirada – el duque Delattre lo sugirió, quiere que mi padre sea el enlace con Darlack y yo tengo que ir con él. No es justo. Agradezco que me citara en la biblioteca, hay muchos sillones en los que puedo sentarme – ¿cuánto tiempo? – Cinco años. ¡Mentira! – Vendré al festival de las flores. – Faltan siete meses – malditas lágrimas. – Serán tres noches al año, como las visitas de la diosa de la primavera, alteza. – Es diferente, ese hombre no la amaba, cualquiera esperaría por un año, yo… ¡Mierda!, ¡qué acabo de decir! Su expresión es de sorpresa y cuando volteo a verlo gira el rostro, estoy siendo rechazada, ¿cierto?, debo serlo, en todo el castillo no hay un solo rumor que diga cosas buenas de mí, apuesto a que está feliz de poder irse y ese tono rojo de sus mejillas y orejas es por la rabia que siente por que…, él está ruborizado y se cubre el rostro para que no lo mire. – Siento eso – sigue cubriéndose – por lo general soy más elocuente cuando hablo. Resulta que no soy la única nerviosa – si puedes venir antes del festival de las flores, ¿lo harás?, siete meses es mucho tiempo, envejeceré. Risa* Tiene una risa graciosa, pasa aire entre los dientes y comienza a reír de la nada como si yo hubiera dicho algo muy gracioso y él no pudiera contener su risa, me encanta. – Le diré algo, alteza, hay más de cinco mil libros en esta biblioteca, si lee uno por semana, solo tendrá que leer veintiocho hasta que yo regrese. – Eso suena muy aburrido. – Depende de los libros que elija. – Ya tengo un tutor, sí quieres tomar su lugar tienes que hablar con mi padre. Se encoge de hombros – alteza usted es, una joven muy hábil, aprende rápido, no tiene miedo y siempre dice lo que piensa, eso es algo muy raro, pero, con todo respeto, hay algo que le falta para ser una buena princesa. Su concepto de princesa debe ser diferente del mío, aparte de sonreír, bailar y tener un comportamiento intachable, no hay otra cosa. – No se interesa en la política del reino. – Sí lo hago, no me gustará lo que descubriré. Él asiente – es probable, pero es mejor a permanecer en la ignorancia, alteza, si un día un hombre llegara a su lado y le pidiera firmar un acuerdo, usted no sabría si ese hombre la engaña o la está ayudando y en ese sentido, firmar y no firmar, ambos son incorrectos. – Sí me convierto en una mejor princesa, ¿volverás antes? – No puedo. – ¿Entonces qué sentido tiene? Traga saliva – lo que quiero, es que nadie pueda usarla. Mi pecho se comprime, Demián me da mucho crédito, no soy la princesa heredera, nadie intentaría usarme, pero que él quiera protegerme de una forma en que nadie lo hizo antes, hace que me sienta especial – puedo intentarlo, veintiocho libros y el tiempo pasará más rápido. – Lo prometo – extiende su mano y yo la tomo. Subimos los escalones hacia el segundo piso y caminamos por el barandal hasta llegar al último librero, desde aquí puedo ver la estancia, nos detenemos y Demián señala una sección con libros viejos muy diferentes de los de portada gruesa y letras doradas – estos libros no pertenecen a la biblioteca. – Son míos, los traje en secreto y los guardé aquí, para ti. Que haga todo este esfuerzo hace que mi pecho se sienta cálido. Su mano sostiene la mía, está recargada sobre el librero y yo me acerco, el aroma de su loción está mezclado con el de libros viejos y hace que sonría, se inclina hacia mí. – Alteza, traje la ensalada. Lo empujo sin dudarlo hacia las cortinas y corro al otro extremo – Aline. – Alteza – está agitada – le traje su ensalada. De todas las doncellas en el mundo mamá me dio la más eficiente – déjala sobre la mesa y vete, me duele la cabeza, quiero estar sola. – Si, le traeré medicina. – No la necesito, solo vete – vete, por favor vete. Por fin, ahora, ¡Demián! ¡Oh no!, tiene sangre en la frente – lo siento. – Estoy bien. – Es mi culpa. – No, fui yo quien decidió golpear el castillo con la cabeza, fue mala idea. ¿Cómo puede sonreír en este momento? Por cada minuto a su lado, siento que lo amo más. – Te esperaré – siete meses, pasarán rápido. ***** Casi no hay viento, solo una delgada brisa que empuja mi cabello desde detrás y acompaña mi flecha hasta el centro de color rojo en la diana. El tiro con arco fue una excusa barata y hoy en día es mi única forma de liberar la frustración. Hace cincuenta años mi abuelo tuvo una visión, abrir el comercio con Nelsira, para lograrlo construyó una vía ferroviaria a través de Darlack y cuando fue completada los reinos del norte pudieron llevar sus productos hasta el puerto de Darlack y disminuyó el tiempo de distribución de un mes a cinco días. El territorio era de la familia Bossel, pero el tren era de mi abuelo y los comerciantes de Darlack debían pagar impuestos, eso hizo que sus productos fueran más caros en comparación con los de Selder y perdieron su lugar en el mercado, entonces intentaron comerciar al norte, con Lleledomort y mi abuelo se apropió de una sección en el desierto obstruyendo la única vía libre y cubriendo a Darlack como una manta. Si ellos querían vender o comprar, solo podía ser con nuestro reino, a nuestras condiciones y en nuestros precios. Mi abuelo los arrincono, los esclavizó, golpeó y cuando no pudieron soportarlo e intentaron recuperar la vía ferroviaria, mi abuelo los colonizó. Los rebeldes que asesinamos en el festival de las flores, son granjeros cuyas tierras ya no producen. – Buen tiro cariño – aplaude mi madre. Demián lo sabía y me dio esos libros.
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