El festival de las flores (3)

1991 Words
– Hola. Creí que había sido cuidadosa, envíe a Aline lejos, me oculté, esperé a que anocheciera, salí de la habitación por la ventana en el cambio de turno y corrí al jardín, pero alguien me encontró, sí es uno de los sirvientes y le dice a mi madre que me vio vomitando ellos volverán a inyectarme. No quiero eso. – Hola, ¿te encuentras bien? Es un chico, más alto que yo con el cabello oscuro, los ojos azules y tiene un lunar entre la ceja izquierda y el nacimiento del cabello, su uniforme es blanco con ocre, no es un sirviente, debe ser uno de los aprendices elegidos para acompañar a mi hermano. – Espera – busca entre sus cosas y muestra una botella – toma. No ha dicho, ¡alteza!, tampoco hizo una reverencia y no me miró con temor, él no me conoce, tiene sentido porque jamás he ido a ver a mi hermano en sus entrenamientos, Robert será el próximo rey, pasa cada minuto del día estudiando o entrenando y se duerme temprano, solo nos encontramos a la hora de la comida, tengo suerte. – ¿No quieres? Él sigue teniendo la mano extendida, asiento y me estiro para tomar la botella, por un momento mis dedos tocan los suyos. Latido* ¿Qué fue eso? En el cielo, las nubes se abren para mostrar la luna llena y todos los lirios resplandecen, esta es la primera noche del festival de las flores, la remembranza del amor que la diosa de la primavera sintió por un humano, estamos rodeados de los lirios que nacieron de sus lágrimas. Tomo agua para enjuagarme la boca, nadie podría acostumbrarse al sabor del su propio vomito, es asqueroso, siento que si hablo otras personas detectarán ese hedor en mi aliento. Su mirada está fija sobre mí. Latido* De nuevo ese sonido, mi ritmo cardiaco volvió a acelerarse, esta emoción, hay un poco de miedo mezclado con anticipación. – Lo lamento, no sabía que había otra persona, me iré ahora, después me regresas la botella. – Espera – ¡mierda!, hablé, tengo que cubrirme la boca o mirar hacia otro lado cuando hablo – ¿cómo te llamas? Con la luz de los lirios puedo verlo más claramente, su rostro es triangular, su piel clara y cada vez que miro sus ojos, mi vista va hacia ese pequeño lunar. – Me llamo Demián Kourand. Creo que escuché ese apellido antes, tal vez en la corte, si es uno de los aprendices elegidos para estar con mi hermano debe estar emparentado con alguna de las familias nobles, los plebeyos no pueden entrar al castillo – a cambio de que guardes el secreto de que me viste esta noche, te recompensaré – lo digo seriamente. Se ríe. ¿Eh? – Descuida, no lo contaré – pone su mano en mi hombro. Este chico, ¿quién le dijo que podía tocarme?, golpeo su mano. – Ah, lo siento, no quise hacer eso – desvía la mirada y se rasca la cabeza – me disculpo por eso, me dejé llevar un poco. Me molesta – intento tener una conversación seria, dime tu precio, a cambio de que guardes silencio te daré cualquier cantidad – tengo dinero, no puedo darle joyas porque lo acusarían de robo, así que será más fácil si me da un precio. – ¡Lo que yo quiera! – Por supuesto, puedo darte lo que me pidas, no importa lo que sea – soy una princesa, ¿sabes? Su expresión cambia, tal vez no puedo sentir las emociones, pero puedo verlas, su mirada baja y por la ausencia de ese brillo cuando lo vi por primera vez, creo que él, está triste. – ¿Puedes lograr que mis padres no se divorcien? ¿Eh? – Quiero decir, ¡ah! – se golpea la frente – olvida lo que dije – suspira y extiende su mano – te prometo que no diré que te vi, a cambio, prométeme que no dirás que te dije eso, ¿te parece?, ahora tú conoces un secreto mío y yo conozco uno tuyo, es un trato. Le ofrecí dinero, desearía que lo hubiera aceptado – bien, espero que cumplas tu promesa o de otra forma, ordenaré tu ejecución – le entrego la botella. Su mano se extiende para tomarla y nuestros dedos vuelven a rozarse. Latido* ¿Qué demonios es eso?, mi ritmo cardiaco cambia cada vez que lo toco, debe ser un accidente o producto de la ansiedad, sí, justo ahora, me siento ansiosa y mi mano está fría, debe ser eso y no es importante, tengo que volver a mi habitación, ya no puedo usar el baño para vomitar porque Aline lo revisa, tengo que ser más creativa. Debo volver. ***** Se acerca la media noche, los lirios dorados son un espectáculo de tres días, esta es apenas la primera noche, debo ser alérgica a estas estúpidas flores. Robert está junto a sus compañeros, son cuatro en total, dos de ellos usan traje de aprendices, los otros dos visten ropas comunes – Magnus. – ¡Alteza! Él es parte de la guardia y uno de los caballeros encargados de protegerme – los jóvenes junto a mi hermano, dime quienes son. – Como ordene, el joven de lentes y cabello castaño es Lucios Rossi, hijo del conde Rossi, tiene dieciséis años, estudia en la academia imperial y se prepara para ser un erudito, el de cabello oscuro es Carlos Lacour de quince años, protegido del marqués Lacour sin parentesco consanguíneo, habla dauclio, nelsira y está aprendiendo lemor, el de cabello rubio con traje militar es David Fournier de diecisiete, sobrino del Barón Boucher y el joven de cabello oscuro con traje militar es Demián Kourand de dieciséis, nacido en Nelsira, ambos son aprendices de caballero. Un asesor, un traductor y dos guardaespaldas – ¿quién los eligió? – La selección estuvo a cargo del duque Delattre. Mi abuelo es el súbdito más confiable según mi padre, si realmente lo es, entonces estaré a salvo. Mi hermano sonríe mientras sostiene un vaso y Demián gira la mirada hacia mí. Latido* Aparto la mirada, eso fue innecesario, vuelvo a mirarlo y él ya no me mira, ¿por qué?, quiero decir, esto es tonto y muy ridículo, necesito tomar algo. Mi hermana está bailando con su prometido, mi padre plática con los duques Delattre y Robin, mamá bebe mientras habla con la marquesa Cavier y yo, debería irme, no hay mucho que pueda hacer y detesto las flores. – ¡Alteza!, me concede esta pieza. No me esperaba esto, debe ser la primera vez que alguien me invita a bailar sin que mi padre ponga un cuchillo en su espalda – por supuesto – extiendo mi mano para tomar la de Demián. Es más alto que yo y lo veo inclinar la cabeza, buscamos un sitio en la pista de baile y mis zapatillas se entierran en la hierba mientras caminamos, una de las razones por las que odio este festival es el hecho de que se ejecute en el jardín, y no necesito más razones, odio este festival, su mano sujeta mi cintura y gira a mi lado. – Lamento no reconocerla, es un placer, alteza. – Fue una grave omisión. Sonríe, me recuerda a mi hermano Robert, él también sonríe por todo, no, es diferente de mi hermano, a Demián se le forman hoyuelos en las mejillas, quiero tocarlos, ¡mierda!, algo no está bien conmigo esta noche. – Lo tendré en cuenta, alteza. Se exactamente cuánto tiempo dura esta melodía y ceder otro baile sería extraño, una vez que acabe la música él se irá, sus ojos azules, el lunar junto a su ceja y los hoyuelos en sus mejillas, siento que no quiero dejar de mirarlo, quiero apresarlo, colocar cadenas en sus brazos y encerrarlo en mi habitación para que jamás pueda escapar. – Muchas gracias, alteza – me dice al detenerse y yo miro alrededor para descubrir que la música terminó. Mis dedos tocan los suyos y me siento renuente a soltarlo – mañana, en el jardín, a la misma hora – susurro y él asiente. Debo haber enloquecido. El baile no ha terminado, falta la representación de la aburrida historia de la diosa de la primavera, siempre he pensado que es una historia de amor fracasado porque en el final, ellos no se quedan juntos. Pensándolo bien, es una historia con moraleja, el amor es inútil. Tengo sueño. Son las tres de la madrugada, finalmente Robert y yo podemos retirarnos, Carolina debe quedarse, ella ya tiene dieciséis, no la envidio ni un poco. – Mamá, tengo sueño – dice Robert y bosteza. – Mantente despierto una vez más, hoy es una gran noche – le dice mi madre – tomarás tu medicamento e irás a la cama. Ella, acaba de decir… – ¿Qué medicamento? – se talla los ojos. – Es un medicamento que te hará fuerte, sin enfermedades, tu hermana también lo toma, Violeta, dile a tu hermano que debe tomar su medicamento. ¡Él también!, mi mamá me está mirando, espera que responda – tienes que hacer lo que dice mamá y tomar tu medicamento. – Ven cariño, vamos. Mamá nos ama, no tengo dudas, tal vez soy yo la que está mal, siempre que vomito mi cuerpo se siente extraño y mi corazón se comporta de forma inusual, a veces late muy rápido y en ocasiones mi pecho duele, eso es, estoy enferma del corazón y el medicamento es la única forma de curarme, mientras lo tome todo estará bien. – Alteza, no se muerda las uñas. No me di cuenta de que lo estaba haciendo – estoy bien, te he dicho que no me gusta que me toquen. Aline se aparta – me disculpo. Soy yo la que está equivocada, el medicamento mejorará mi salud, lo sé y lo entiendo, entonces, ¿por qué sigo vomitándolo? ***** El día es muy brillante y las flores se ven especialmente bellas, ya veo, me gusta esto, la forma en que todo resplandece en los días en que no tomo el medicamento, parece, ¡magia! Llega la hora de la comida, tomo mi lugar en la mesa y miro a mi hermano, él suele comenzar a comer antes que todos, le gusta devorar el postre, pero hoy, parece diferente – Robert. Ladea la cabeza ligeramente – ¿qué quieres? Punzada* Mi padre llega a la habitación y todos nos levantamos – hoy es el segundo día del festival, espero que hayan dormido bien, iremos de cacería, tu primera cacería Rob – dice mi padre mirando a mi hermano – quizá puedas cazar una buena presa, hay muchos rebeldes para asesinar. Latido* – Suena bien. Pensé que en las cacerías se mataban presas, hay una gran sonrisa en los labios de mi padre, mi hermana se inclina sobre la mesa preguntando cuántos rebeldes habrá este año y mi madre comenta sobre las salpicaduras de sangre en la ropa y lo asquerosas que son. Siento que esto lo escuché antes, el año pasado, en el segundo día del festival, y mis palabras fueron. – Violeta, ¿no te gustaría ir a la cacería?, apuesto a que sería interesante. – Me encantaría, siempre es divertido ver la vida escapando de sus ojos. – Cariño, tienes que llevar a Violeta. – El siguiente año, tiene que prepararse. ¡Alguien, quien sea, ayúdeme! ***** El cambio de turno es exacto, bajo por la ventana hacia el barandal del que me sujeto para llegar al jardín y corro abriéndome paso entre los lirios, ellos son mi mapa, me guían hacia un gran e inmenso árbol y bajo su sombra esta él – Demián – apenas digo su nombre corro a abrazarlo – sácame de aquí, por favor, sácame de aquí. ¡Tengo miedo!, el suficiente como para pedirle ayuda a un chico al que acabo de conocer.
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