Hoy hay muchas personas en el jardín trasero.
Han sido cinco días desde que bebo mi medicamento y espero un par de minutos antes de ir al baño a vomitar, muchas cosas han cambiado, esta mañana desperté con el aroma de la lavanda viniendo de mis sábanas y me quedé un par de minutos apreciándolo, después abrí la ventana y miré el jardín, siempre pensé que era tonto observar, las personas que miran una pintura, una flor o una muñeca por demasiado tiempo son estúpidas y hoy todo me parece tan…
¿Cuál es la palabra?
Diferente.
Mis muñecas son lindas, podría mirarlas todo el día y hay docenas de pinturas en los pasillos que jamás había visto antes – profesor, ¿cómo se llama cuando algo que antes no podías ver, de repente aparece?, como si tuviera una de esas cosas que les ponen a los caballos para bloquear su vista y de repente, alguien las quitara.
El profesor Gustavo Cavier agudiza la mirada antes de responderme – ¡vista de túnel!, pasa cuando miras solo lo que tienes en frente y pierdes lo que te rodea.
Siento que mi visión se amplió y eh dejado de mirar a través de un túnel.
– Aline, ¿por qué hay tantas personas hoy?
Ella corre a mi lado para mirar por el balcón – alteza, son los aprendices de caballero que el duque Delattre trajo, dos de ellos serán elegidos para acompañar al príncipe.
A los once años Carolina y yo recibimos doncellas, Robert recibirá aprendices de caballero.
– Alteza, ¿quiere bajar?
– No me interesa.
El festival de las flores será pronto, en la biblioteca real hay una pintura de cinco metros de largo mostrando la historia.
Se dice que una noche un hombre se perdió en el bosque y llegó al jardín de la diosa de la primavera, ahí cortó una flor muy valiosa y como castigo la diosa lo encerró en su jardín dejando la puerta abierta y le advirtió que sí un día escapaba, moriría, año con año la diosa lo visitó y él la esperó, hasta que un día el mortal se confesó y la diosa de la primavera le pidió permiso al dios celestial para casarse, él aceptó a cambio de una prueba, por diez años no podían verse, en ese tiempo la diosa de la primavera estuvo encerrada y el mortal fue libre de irse, él tomó esa oportunidad y la abandonó para siempre, al descubrir que fue engañada, ella lloró y de sus lágrimas surgieron los lirios dorados, símbolo del festival de la primavera y de nuestro reino, Selder.
¡El romance de la diosa de la primavera!, odio esta pintura.
– ¡Alteza!
Ese tono solemne Aline lo usa con una sola persona, mi madre, la reina María Anastasia Delattre, hoy lleva un vestido amarillo, ella luce bien ese color, de pies a cabeza es hermosa, perfecta, con joyas que resaltan el color azul de sus ojos.
Mi madre es la mujer más hermosa del mundo.
Y su expresión me dice que hice algo malo, camina hacia mí y coloca su mano sobre mi frente – no tienes temperatura, tus mejillas están sonrojadas, Thomas ve por el médico, cariño, ¿te duele algo?, podría ser tu estómago.
– Estoy bien.
Su mirada duda – ya veo, el médico te revisará de todas formas, vamos, Carolina ha estado hablando todos los días del festival y su cita con el hijo del virrey, tienes que soportarlo conmigo – extiende su mano.
Quiero tomarla, las suaves manos de mi madre, quiero tocarla y sentir su calidez, pero nunca antes lo hice, los latidos de mi corazón son inestables y mis dedos duelen cuando camino a su lado y sigo avanzando como si su mano fuera humo.
Trago saliva una vez que estoy lejos de la vista de mi madre.
Carolina está en el vestidor, a nuestro alrededor hay tres docenas de maniquíes con vestidos extravagantes, varias doncellas y dos diseñadoras.
– ¡Alteza! – todos se apartan al vernos llegar.
Y Carolina da la vuelta – ¡mamá!, ¿qué te parece? – gira para mostrarnos.
– Luces maravillosa – dice mi madre y camina a su alrededor revisando los broches y en su análisis encuentra un alfiler.
Mi ritmo cardiaco cambió, uno de mis latidos fue lento y erizó la piel de mis brazos, algo va a pasar, esto es…, ¡anticipación!
Mi madre gira la vista hacia la diseñadora del lado izquierdo y ella se lanza al suelo – alteza, todavía estamos preparándolo, estaba a punto de quitarlo, lo siento mucho.
– Mi preciosa hija pudo lastimarse, o, ¡esa era tu intención!
– Alteza, nunca, no me atrevería – su rostro está lleno de pánico, sus labios tiemblan y su mirada apunta al suelo.
– ¡Es así!, pensé que querías lastimarla, me da gusto saber que me equivoqué, ven aquí, levántate – extiende su mano y la diseñadora la toma, su rostro es más tranquilo hasta que el alfiler se clava en el dorso de su mano – se más cuidadosa la próxima vez.
– Sí, alteza.
Algo está muy mal conmigo, cuando mamá enterró el alfiler con rabia, mi mano dolió, no tiene sentido, fue esa mujer la que fue herida, no yo, Carolina también miró la escena y está mucho más tranquila, excepto, por las doncellas, tres de ellas escondieron las manos en la espalda.
Mi reacción fue la de una sirvienta.
– Violeta, ¿a ti te gusta mi vestido?
No puedo responder lo que opino, debo dar la respuesta que daría siempre – es aburrido.
– Tienes razón, pienso lo mismo, lo odio – sujeta los holanes y los arranca – ustedes, comiencen de nuevo, ninguna se irá a dormir hasta que tengan un vestido digno de mi belleza.
Siempre noté la forma en que me miraban las personas porque estaban delante de mí, el pánico, el asco, el temor, todo estaba ahí y jamás noté que mi hermana y mi madre, reciben el mismo tipo de mirada.
Mi corazón late apresuradamente, es demasiado rápido, me siento caliente, hirviendo y mi piel está fría, debo estar enferma.
– Violeta, cariño, ¿estás bien?
Latido*
No puedo respirar, mi pecho se comprime, mi madre está dudando, tengo que hacer algo rápido, controlar mi estado de ánimo, respirar profundamente, retraer la cabeza y estornudar – alergia de primavera.
– Ya veo, ven, trabajaremos en tu vestido también.
*****
Las trompetas suenan cuando mi padre vuelve al castillo, el hombre de cabello oscuro, ojos dorados, barbilla cuadrada y espalda ancha, mi padre luce bien el atuendo real y su mirada siempre es profunda, como un hombre que emana autoridad con cada paso que da, él es insuperable, ningún hombre se le iguala.
Y a nuestro alrededor todos muestran su respeto.
¿Respeto?
Debo estar imaginándolo, ellos están aterrados.
Una comitiva entra después de que mi padre se sienta en el trono y dos hombres son traídos a la corte, ambos están bañados en sangre y miran al suelo.
– Majestad, estos hombres pertenecen al grupo de rebeldes traídos desde Darlack.
Mi pecho duele.
– Darlack merece ser libre – grita uno de los hombres – somos un país pequeño, pero ustedes no tenían derecho, quemaron nuestras casas, violaron a nuestras mujeres, mataron a nuestros hijos – llora – la diosa de la luna los castigará, a todos ustedes, pagarán.
Mi padre hace un gesto con su mano y el filo de una espada corta la cabeza del hombre.
Me sobresalto, siento que las paredes se cierran sobre mí y me vuelvo consiente de mi propia respiración, siento que voy a ahogarme, el dolor en la voz de ese hombre era tan profundo, era imposible no creerle, pero mi padre dio una orden y lo mataron.
No puedo respirar.
– Por favor, majestad, piedad, solo queríamos recuperar la tierra que nos fue arrebatada, sí no tenemos eso, no hay razón para vivir.
– Cierto, puedes vivir, puedes volver a casa a tratar de salvar el resto de familia que te queda, sí me dices, dónde se encuentra la base rebelde.
El hombre mira a su costado al cuerpo del hombre a su lado, después voltea a ver al rey – me promete.
– Te prometo que volverás con tu familia.
Aprieta los labios y su rostro se llena de lágrimas – en la montaña del arrepentido – baja la cabeza.
– Haz echo un buen trabajo, mátalo – ordena mi padre.
El hombre levanta la mirada – majestad, usted lo prometió.
– Y siempre cumplo mi palabra, te prometo que mataré a toda tu familia para que todos puedan acompañarte en el jardín de otoño.
Voy a vomitar, el pecho me duele, cada latido, cada respiración, me estoy ahogando, me sudan las manos y los pies, estoy temblando, la ira de ese hombre, la frialdad de mi padre, mi familia me ama, tengo que concentrarme, todo está bien, todo siempre estuvo bien, las personas mueren, es por eso que nacieron, y mi padre es el amo de la vida, por lo tanto, es su derecho matarlos, necesito repetirlo, esto es normal, lo he visto antes, la sangre ha salpicado mi rostro, he dado la orden, me he imaginado matando a otras personas, esto es normal.
¡Esto es miedo!, yo…, soy yo la que entró en pánico.
– Hija.
No puedo hablar, mis labios se mueven, pero las palabras no salen, mi familia me ama, son los únicos que toleran mi personalidad retorcida, si dejan de amarme, estaré sola, nadie más en el mundo me amará, tengo mucho miedo – mamá, por favor abrázame – necesito que alguien me diga que todo está bien, que no debo tener miedo, por favor.
– ¿Qué acabas de decir?
¿Eh?, ¿mamá?
Todos me están mirando, me muerdo el labio.
*****
Una cuerda ata mis tobillos, otra sujeta mis brazos a los apoya-manos y la última sujeta mi pecho, no puedo moverme.
El médico revisa mi boca – últimamente ha estado vomitando mucho – sentencia.
Mi madre se levanta – cariño, ¿por qué lo has hecho?
Fracasé, hay una lágrima bajando por mi mejilla – yo, no quería verme gorda, subí de peso por los pasteles, pero no quiero dejar de comerlos, pensé que si vomitaba podría comer lo que quisiera sin subir de peso.
Mi madre suspira – niña tonta, eres hermosa y tan delgada, debiste decírmelo, nos habríamos ahorrado todo esto – se refiere a las cuerdas – mañana temprano traeremos a un nuevo cocinero, un cambio en tu dieta hará que no ganes peso, pero esto, cariño, no solo vomitaste la comida, también tu medicamento, naciste con una enfermedad muy grave, sí no lo tomas todas las noches podrías enfermar, ¿te das cuenta de lo que hiciste?
– Lo entiendo, lo siento mucho, no pensé correctamente.
– Lo sé cariño, no es tu culpa, yo debí darme cuenta de que te sentías de esa forma.
– Mamá, ¿podrías quitar las cuerdas?, aprietan un poco.
– En unos minutos – se aparta.
El médico tiene una jeringa en sus manos, respiro profundamente y giro la mirada para no ver el momento en el que el líquido caliente entra a mi brazo, duele, me está quemando, mi vista se nubla.
– Violeta, ¿cómo te sientes?
Es una pregunta compleja, ¿cómo me siento? – aturdida – no, es diferente, quizá mareada, cansada, el ritmo de mi corazón bajó, es tan lento y tan – aburrida.
Mi madre sonríe – tráiganlo.
Los sirvientes colocan una mesa frente a mí, después una jaula con un conejo, sir Thomas abre la puerta para meter la mano, sacar al conejo y estando en su mano lo aprieta, el conejo lucha por liberarse, sir Thomas saca un cuchillo y apuñala al conejo abriendo su abdomen.
– Hija, ¿cómo te sientes ahora? – pregunta mi madre junto a mi oído.
– Molesta.
– ¿Por qué?
– Mi alfombra está sucia.
Sir Thomas no tuvo cuidado, apuñaló al conejo y dejó que la sangre salpicara, mi alfombra con un relieve de montañas, es mi favorita, ¿sabes?, ahora tendré que tirarla, ¡qué desperdicio!
– Es así, Thomas, ya escuchaste a mi hija, toma la responsabilidad, la nueva alfombra de su habitación saldrá de tu salario.
Él baja la cabeza – sí, alteza, me disculpo por mi torpeza.
Se acerca el festival, las flores son grises, el día es aburrido, la comida desabrida y las voces son ecos, ¡oh!, una de las sirvientas sale de la habitación de mi hermana con vendas en las manos, es una boba, sí no pueden hacer bien su trabajo merecen ser castigados.
¡Ah!, descubrí algo, tengo un lunar en la oreja derecha, solo puedo verlo en el espejo.
Hoy es…, otro día, uno más de los muchos días que hacen falta hasta el día de mi muerte, me pregunto si es normal sentir una minúscula emoción por la llegada de ese día.
Me emociona pensar que moriré.
*****
Hoy es el primer día del festival de las flores, el clima es frío y afuera de la ventana los lirios dorados iluminan la noche, la ventana está abierta, mi mano sujeta el borde, mis pies tocan la hierba, y corro hacía los lirios dorados para perderme en el jardín.
Necesito vomitar el medicamento.
¡Quiero sentir!, por favor, déjenme sentir lo que sea, cualquier cosa, todo es mejor que esto.
¡Por favor!
– Hola.
No puede ser, ¡había alguien más aquí!