Arizona Esa mañana, decido irme en un taxi. Aquel horrible sentimiento que me hace considerarme una pésima persona, me invade al ver un nuevo mensaje por parte de Dallas, mensaje que no iba a responder, al igual a como lo había hecho con los últimos mensajes que me había dejado. Pero, a decir verdad, no sabía exactamente qué decirle; tal vez un “mira, Dallas, me agradas demasiado, pero, resulta que he vuelto a caer rendida ante los encantos de Dru” No, claro que no. Lo más sensato que se me ocurría ahora, era evitarlo hasta tener el valor de decirle la verdad. En cuanto llego al edificio, saludo al portero y prácticamente corro hacia el interior. Subo al ascensor con impaciencia, ansiosa de poder encontrarme con Dru; necesitaba verlo y terminar por confirmar que lo que vivimos el sábad