Capítulo 1

2255 Words
—¿Qué crees que estabas haciendo, Breena? —Carling, solo quería saber si estabas bien, ¡Por Aine! ¿Crees que me gusta mucho el verte así? Pregunto escandalizada, los ojos de mi hermana brillan, está alterada, no entiendo por qué actúa así y más aún, no entiendo cómo es que madre no ha condenado sus actos, ¡Se supone que no debemos mezclarnos con humanos! —No es asunto tuyo, Breena —¡Claro que sí, Carling! Se pasa ambas manos por su cabello, se le nota su frustración, pero esto es por ir a chismorrear a los dioses haciendo que me llamen la atención —Mira, Breena, tú no lo entiendes por qué eres más pequeña —¡Somos de la edad! Deja de tratarme como una niña —Te comportas como una bebé mimada, eres la favorita de madre y siempre estás jugando, nunca te tomas nada enserio Entrecierro los ojos frunciendo el ceño, ella es aburrida, no es mi culpa que a mí me guste la diversión, ¿Qué tiene de malo el jugar en el campo de flores?, no entiendo del todo eso del mundo humano —No soy una bebé, ya te pareces a Edain, luego vas a querer huir de nuestro mundo para irte con los mortales Me da una sonrisa de medio lado mientras me cruzo de brazos —Esa no sería mala idea, el mundo mortal es divino y sus hombres son fuego —¡Carling! ¡Dioses! Se supone que no debes enredarte con humanos Espeto, ella solo niega con su índice —No, no, no, la regla dice no enamorarse de humanos, el sexo es una necesidad biológica y esa si está permitida —Suenas como una jodida ramera, Carling —¡Envidiosa! La pequeña bebé Breena sigue siendo virgen Mis manos forman puños a los costados, me acerco un paso más a ella señalándola —Mira, perra, yo… —Carling, deja de molestar a Breena, ella es diferente y lo sabes La voz de Alfrigg suena a mis espaldas, ella solo rueda los ojos —¡Vaya! Llegó tu perro guardián, Breena —Di lo que quieras, Carling, sabes que te estás condenando a la destrucción —Eso quisieras, Alfrigg, nos vemos, tengo a un humano comiendo de mi mano Responde girándose en sus talones a la vez que usa sus poderes para cambiar su vestimenta, mientras se aleja suelto una pesada respiración negando con la cabeza —¿Estás bien? Pregunta Alfrigg tomando mi hombro —Sí, en verdad no tienes que salir a defenderme todo el tiempo, sabes que puedo ponerla en su lugar —Moliéndola a golpes como siempre y luego estarías en problemas —Pero nadie le quitaría el dolor y las marcas por un buen rato —No tienes remedio, Breena, por cierto, debemos hablar Me tenso, solo espero no sea respecto a lo que pasó anoche, ¡Maldita sea! Solo fue un beso y la estúpida flor cambió de color —Alfrigg, quiero que me pruebes de nuevo Arquea una ceja confundido —¿Qué? —Necesito una dama de noche, seguro la que me diste estaba rota o algo así, yo no puedo estar enamorada de ese chico, solo estaba ebrio y me ayudó a buscar a Carling —Yo vi que te besó Mis mejillas se sonrojan, pero no bajo la mirada —¡Solo fue un beso! Carling se aparea como un animal cada noche y ¿Yo no puedo besar a un chico? Suspira y me toma por las mejillas, comienzo a sentirme nerviosa o quizás intimidada, no estoy muy segura, se acerca a mí posando sus labios sobre los míos, me quedo rígida, pero trato de corresponder para no levantar sospechas de que prefiero mil veces los labios del chico ebrio, es suave, dulce, pero no siento nada del otro mundo, incluso lo estoy besando con los ojos abiertos, rompemos el contacto y pega su frente a la mía haciendo ese curioso efecto visual cómo si fuésemos ciclopes —Me puedes besar a mí cuando tengas ganas, sabes que me tienes, Bree —Alfrigg, sabes que te veo como un amigo —Solo inténtalo… Se separa de mi dando un paso atrás, pero tomando mis manos, traga en seco y mira hacia todos lados como si buscara algo o que no viniera alguien —Puedo ofrecerte una aventura por el mundo mortal si tanta es tu curiosidad, pero no se lo menciones a nadie, mis hermanos Edain y Atani viven como humanos, ya sabes, tienen su casa y hasta empleo, podemos quedarnos un tiempo, serían como vacaciones Una chispa de curiosidad florece en mí, no estaría mal, aunque jamás me llevé bien con Edain —Alfrigg, tenemos la celebración de Samhain cerca, sabes que nos necesitan —Vamos solo unos días, regresamos para el Samhain y si te gusta podemos regresar, pero dame la oportunidad de mostrarte una vida como la que tanto te causa curiosidad, uno nunca sabe, quizás te enamoras de mi forma mortal Dice jugueteando con sus cejas, yo niego con la cabeza divertida —Está bien, Alfrigg, solo no te esperances mucho, ¿Quieres? Si te estoy siendo sincera es porque te quiero y me duele verte mal, tienes a media ciudad élfica tras de ti, no entiendo por qué yo Suspira de nueva cuenta acomodando un mechón de mi cabello tras mi oreja —Porque eres muy hermosa, dulce, inteligente y muy intrépida, tienes muchas cosas más que las otras chicas no, y deja de decirle ciudad élfica a ciudad Stella, sabes que no nos gusta ser recordados por nuestras orejas en punta Sonrío mientras señala sus peculiares orejas, siempre me han causado gracia; de pronto, un recuerdo viene a mí, Max, el chico de anoche me invitó a Rum House esta tarde —¡Santa Aine! Chillo con mis ojos en extremo abiertos —¿Qué pasa? —Debo irme, ¡Es tarde! Muevo mis manos y la magia viene a mí, halos de luz me rodean tomando mi forma humana que consiste solamente en ocultar mis alas, mi vestimenta cambia a un par de vaqueros, una polera azul con una chaqueta encima y unos zapatos deportivos; durante años he espiado el comportamiento humano, más de una vez me he colado a su mundo para verlos más de cerca, saber lo que hacen, conocer cada detalle, aprendí a usar un poco de su tecnología, incluso el año pasado me fugué en mi misión por aprender a conducir un auto, pero aunque me parezca fascinante su mundo, jamás dejaría el mío, no sin una buena razón —¿A dónde vas? —Una cita —¡Breena! Acabamos de hablar sobre nosotros —Alfrigg, solo es una cita, Max me invitó, no te preocupes, se las reglas, no voy a caer enamorada de este tipo, además, tu sales con muchas chicas, ¿no es egoísta que me lo prohíbas? Pregunto mientras le doy una sonrisa pícara, se sonroja al instante y se pasa una mano por su nuca —Bueno, yo… —¿Ves? Ahora, sé un buen niño y vuelvo pronto, ¿Ok? Me giro en mis talones y cuando estoy por hacerme camino me sujeta por la muñeca —Por favor, no te acuestes con él —¡Alfrigg! Grito escandalizada sonrojándome al máximo, él suelta una pesada respiración y agacha la mirada claramente avergonzado de lo que acaba de decir —Lo siento, solo que me gustaría ser el primero —Eres un egoísta ¿Sabías? —Bree, solo… —Solo, nada, tú y todos han hecho lo que han querido y a mí me han limitado, déjame disfrutar del mundo y ya, tengo derecho a experimentar, ya sé cuidarme sola, no necesito que me defiendas a cada instante, Alfrigg, es asfixiante Me frunce el ceño y su mandíbula se tensa —Solo no quiero que te hagan daño, Bree —Nadie me hará daño, muchos por aquí tienen amigos humanos, creo que podría llegar a eso y no sé, quizás me dé cuenta de lo aburridas de sus vidas y me convenzas de intentarlo juntos Suspira dándome una sonrisa cargada de esperanza, Alfrigg es un gran chico, admito que es muy atractivo, pero puede más mi curiosidad, él siempre sigue las reglas, yo soy de adrenalina, siempre voy por más aunque luego me meto en líos, dicen que es parte de mi naturaleza, sí bien, la diosa madre es la madre de todo lo creado, soy hija directa de Aine, diosa del viento, tan libre como ella y me tocó ser el hada protectora del bosque, mis obligaciones tienden a tenerme más cerca de la gran diosa que de mi propia madre, la extraño, solo quiero alejarme un poco de todo esto, disfrutar de todos los mundos y Alfrigg puede llegar a ser aburrido —Cuídate, Bree Musita y asiento con una sonrisa, me giro en mis talones y comienzo a caminar a paso seguro, conozco este bosque como la palma de mi mano, bueno, no es un bosque precisamente, sino un parque, y conozco Rum House, me tocó hace un tiempo probar comida de ese lugar, es algo peculiar con sabor caribeño.   Voy a paso firme por una de las calles, veo los autos pasar y sonrío, me gustaría tener lo bueno de ambos mundos, pero es algo imposible, por lo menos por ahora, hay una edad determinada para cada hada en donde pueden decidir si quedarse al lado de los dioses o partir al mundo humano, aunque no sabría qué decisión tomar, mientras llegue el momento me divertiré un poco; En poco tiempo estoy frente al lugar, si no me equivoco es sobre la calle Ninth, es bastante pintoresco, con mesitas de picnic en el exterior pintadas de colores, una puerta roja y muros claros; siento un mariposeo en el estómago —¡Tonterías! Espeto tratando de agarrar coraje para entrar al lugar, me encamino un par de pasos y dentro del lugar veo a un puñado de chicos y chicas, si no me equivoco van a la universidad; contrario a lo que pensarían de nosotros, estamos enterados de muchas cosas del mundo mortal, incluyendo de sus escuelas tan diferentes a las nuestras, veo como hablan y sueltan risotadas, esto parece divertido, con la mirada busco a Max y logro verlo en una de las mesitas al fondo con el tipo con el que estaba Carling anoche, ruedo los ojos, no creo que sea buena idea —Oye, linda, ¿Eres nueva? Dice un tipo a mis espaldas, me giro para encararlo y ahí un chico moreno de cuerpo musculoso y lleno de tatuajes, luce intimidante, trago en seco y retrocedo un paso —Eh… ¿Yo? Suelto nerviosa, el tipo me dedica una sonrisa sombría que provoca que mis sentidos estén en alerta —¡Aw! Es una pobre bebé, ¿Me tienes miedo? Pregunta haciéndome rabiar, apuño mis manos a los costados, ¿Cómo se atreve a subestimarme? Cuando estoy por protestar una mano se posa sobre mi hombro —¡Ey, Jack! No la molestes Mis ojos se iluminan al reconocer la voz a mis espaldas, giro mi cabeza y le doy una sonrisa, me devuelve un guiño —Deja tu mierda, Max, ella es mía no de Tom —Largo —¿Enserio? —Si, no quieres que te parta la madre como la última vez Dice con tranquilidad, me asombra que el tipo intimidante de rinda, así como así, se va de inmediato hacia una de las mesas y me giro para estar frente a Max —Gracias por ayudarme de nuevo Le ofrezco mi mejor sonrisa mientras me sonrojo, arquea una ceja desconcertado —¿De nuevo? —¿No me recuerdas? Anoche, la fiesta, fui por Carling —¿Quién es Carling? Mis ojos se abren como platos, no está fingiendo, a este chico le han borrado la memoria y solo conozco a un tipo de ser que es capaz de hacer eso, los elfos, y sé que Alfrigg es quien seguramente lo hizo; Agacho la mirada con algo de decepción —Lo siento, te confundí con alguien más, debo irme y gracias —Por lo menos ¿Me dirías tu nombre? —Bree, Bree Clare —Gusto en conocerte Bree Clare, soy Max Simms Dice extendiendo su mano hacia mí, la estrecho y siento esa electricidad entre nosotros, no sé lo que significa, pero en estos momentos mi cabeza está trazando planes para ir a matar a Alfrigg, figurativamente hablando, claro, ¿Cómo es que se atrevió a borrarle la memoria? Seguro lo hizo en cuanto me dejó en mi aldea —Nos vemos, Max —Oye ¿Tus ojos son realmente de ese color? Solo atino a asentir —Son lindos, Bree, ¿Me das tu número? Sonrío negando con la cabeza, lleva su mano a su bolsillo sacando la pequeña cajetilla de cigarrillos, odio esas cosas, son contaminantes por donde quiera que las mires, toma uno y lo lleva a sus labios guarda la cajetilla de vuelta y del otro bolsillo saca un encendedor   —No, no le respondo a extraños —¡Oye! Ya no creo ser un extraño Suelta y sonrío divertida acomodándome la gorra de beisbol de nueva cuenta —Adiós Max Me giro en mis talones saliendo del lugar, en cuanto pongo un pie fuera, mi expresión cambia a una de enfado —¡Maldito Alfrigg! Me las vas a pagar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD