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Bree: Las aventuras de un hada en apuros

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Blurb

Un mundo mágico, una aventura épica y un peligro inminente.

Bree, una joven hada del bosque, se aventura por el mundo mortal adoptando la identidad de una estudiante universitaria, odia las reglas impuestas por los dioses que tienen que ver con mezclarse con humanos, haciéndola estar en una guerra constante entre su mente y su corazón.

¿Qué sucederá cuando decide romper la regla de oro? ¿Tendrá lo necesario para defender su más grande deseo?

La situación se vuelve peligrosa cuando otras fuerzas entran en juego, haciéndola vivir sucesos inexplicables que la orillan a salvar a un humano de su propio destino, provocando un conflicto entre los espíritus.

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Prólogo
La noche estaba por caer, ya el crepúsculo estaba en su punto y una brisa fresca delataba la llegada del otoño; sentada en la orilla de un precipicio mirando la inmensidad del mar al horizonte, se encontraba un hada de increíble belleza, sus cabellos castaños oscuros revoloteaban con el viento, su piel delicada con mejillas sonrosadas y ojos de un enigmático color violeta, sus rasgos finos y delicados son iluminados por los escasos rayos del sol, las resplandecientes alas del mismo tono que el de sus ojos y de un vestido de un color semejante a los mismos —¿Breena? La voz suave hace que la bella hada gire su cabeza observando por el rabillo del ojo a quien la llama, otra bella criatura de cabellos rubios y ojos azul aguamarina, su piel pareciera de blanca porcelana, sus alas en distintas gamas de azul al igual que su vestido largo de un corte peculiar —Carling, ¿Qué sucede?   Pregunta algo sorprendida por la presencia de la rubia, se incorpora de inmediato para aproximarse hasta ella, Carling solo la mira y sonríe con ternura para el hada castaña que solo atina a arquear una ceja aún más confundida —Nuestra Diosa madre quiere verte Sus ojos se ponen como platos, sabe que esto puede ser cosa seria, se limita a asentir mientras camina hacia el bosque, al no sentir la presencia del otra hada a su lado, se vuelve hacia atrás parando su andar —¿No vendrás conmigo, Carling? La rubia niega con su cabeza desapareciendo, cabizbaja, Breena sigue su camino a lo profundo del bosque, al llegar a un claro rodeado de flores de distintos colores y tipos, se detiene —¿Madre? Pregunta temerosa, frente a ella una ventisca se arremolina arrastrando unas cuantas hojas, su piel se eriza haciendo que se abrace así misma y es ahí que una figura se materializa, una mujer de cabellos ondulados y pelirrojos, piel blanca y bellos ojos ámbar, su vientre abultado delata que está en cinta, su vestimenta se compone de una túnica larga hasta sus pies de color azul ultramar con hilos de oro, cómo corona una guirnalda de flores, una sonrisa cálida surca su rostro, provocando que la pequeña hada baje la guardia haciendo que sus miedos se marchen instantáneamente —Mi pequeña Breena, acércate a mí El hada obedece y a paso cauteloso se acerca hasta ella, la mujer la toma por los hombros suavemente y ladeando su cabeza la mira a los ojos —Breena, has estado distraída últimamente, tus hermanas han dicho que no cumpliste con tus obligaciones y el Samhain está cerca Las mejillas de la joven hada se sonrojan y agacha la mirada —Madre, yo... Dice titubeante, pero es interrumpida por la Diosa madre —Breena, yo lo sé todo y lo veo todo, estoy en todas partes y sabes de nuestras reglas, tú has quebrantado demasiadas de ellas, pero sabes bien que eres mi favorita, mi hija pequeña y siempre te doy una oportunidad —Lo sé, madre Responde algo inquieta, con algo de temor levanta la mirada notando la sonrisa tierna de la diosa —¿Recuerdas la primera regla? Pregunta en su suave voz de inquebrantable tranquilidad, la joven hada se estremece y pone los ojos como platos —No-no convivir con los humanos Musita apenas, la diosa acerca una de sus manos a la mejilla de la joven acariciándola con mimo —Puedo estar segura que sabes decirla correctamente y con firmeza, pequeña Suelta una pesada respiración y responde —No enamorarse de humanos —Sabes que esa es una de las únicas reglas imperdonables, yo no podré salvarte sí te enamoras de un humano Las cejas del hada se arquean denotando su preocupación ante tal regla, se aclara la garganta y con desesperación suelta —¿Y si él es bueno? —No, simplemente atenta hacia tu naturaleza Responde la diosa con severidad, ella traga en seco agachando su mirada de nueva cuenta —¿Cuál sería el castigo? —La muerte La boca del hada cae abierta por la sorpresa de tan fatídica consecuencia —Pero madre, el amor es algo... —Los humanos no comparten tu naturaleza, no es amor sino una aberración Breena —Está bien madre Dice con pesar, la diosa cuela su mano bajo el mentón de la joven forzándola a mirarla a los ojos —No rompas la regla Breena, no soportaría perderte, eres mi pequeña y hermosa hada, sabes que el Dios no tendría compasión Dice en tono desesperado, asemejándose más a una súplica —Jamás te fallaré, madre Responde mientras la toma de la mano, la diosa le acaricia la cabeza con su mano libre, sus ojos se iluminan de alegría ante tal respuesta —Mi dulce Breena, pronto encontrarás tu destino Con una suave brisa, de la misma manera que apareció, desaparece sin dejar rastro; la pequeña hada se queda mirando hacia ese punto perdida en sus pensamientos, sabe que algo está ocurriendo y Carling tiene algo que ver en ello, así que decide regresar a la aldea de las hadas para buscar respuestas.     ******            ******     La luna llena ilumina hermosamente los alrededores, algunas flores nocturnas comienzan a abrirse y ante la tenue luz del astro de la noche lucen relucientes, las hojas son arrastradas por el viento; En una de las casas de fachada victoriana, asentada en una de las calles principales de Nueva Orleans, un grupo de jóvenes universitarios se divertían.   —Max, trae la maldita cerveza de una vez Grita uno de los tantos jóvenes, este viste unos vaqueros obscuros y polera roja, zapatos deportivos, su cabello corto, aunque desordenado de color rubio natural, su piel blanca y sin imperfecciones, físicamente agraciado con un cuerpo atlético y ojos azul claro. —Ya voy, Tom, si no fueras un imbécil hijo de perra, pudiera hacer esto más rápido Responde el chico; Max es un joven atractivo, aunque no tan popular como Tom, su cabello marrón un poco desordenado, cuerpo atlético y unos expresivos ojos azul claro; viste una camisa azul obscuro arremangada hasta los codos, vaqueros desgastados y calza un par de converse negros; Como cualquier chico que se codea con los más populares para ganar un poco de respeto, se encarga de ser el perrito faldero de Tom, aunque en verdad no sea necesario, es el segundo en el equipo de lucha de la universidad superado por Ryder Hawk, que es un chico todo músculo, pero nada de cerebro. Suele ser un poco introvertido o es como él se califica. —¡Calla!, pedazo de porquería, mueve el culo y tráeme más cerveza, ¿Que no ves que la bella Carling está sedienta? La exuberante rubia de cabello largo y lacio, suelta una risita nerviosa mientras se abraza de Tom, Max niega con la cabeza y rueda los ojos fastidiado mientras saca dos latas de cerveza de la nevera, camina de vuelta a la barra y se las entrega —Ten idiota, ¡Maldita sea! necesito fumar Exclama retirándose del lugar, se desplaza entre la multitud hasta llegar a la puerta principal, sale de la casa y se sienta en los escalones del pórtico, estira su pierna para meter su mano en el bolsillo y saca un encendedor, vuelve a acomodarse y toma el cigarrillo de su oreja, metiéndolo a su boca —¿Por qué demonios tuve que haber venido a esta fiesta de mierda? Suelta entre dientes sosteniendo el cigarrillo, lo enciende y da una calada soltando el humo lentamente, mira hacia la calle y ve a una chica aproximándose a la casa, no viste como las chicas fáciles que se encuentran en el lugar, incluso puede decirse que es inocente o muy tonta, viste unos vaqueros desgastados, camisa a cuadros violeta, zapatos deportivos y una gorra de beisbol, su cabello suelto y alborotado de ondas castañas revolotean con el viento haciendo que su rostro quede parcialmente cubierto; Se aproxima hasta la entrada y al pasar al lado de Max, este dice —Te equivocaste de casa, niña —Creo que no deberías opinar si no sabes a lo que vengo Responde una voz firme, aunque dulce de la chica que capta toda la atención de Max, este alza la mirada para observar a la chica con más detenimiento y queda impactado con esos bellos ojos violeta —¿Puedo saber a quién carajos buscas? —Una chica, se llama Carling Responde mientras él simula pensar, sabe quién es, sabe exactamente con quien está, pero está más interesado por saber más de la curiosa chica frente a él —Carling, ¡Ah! la chica que está con Tom La joven se estremece al escuchar esa acusación y se sienta en las escaleras junto al chico —Entonces, ¿Está aquí? Max sonríe con autosuficiencia al tener más de cerca a la joven de ojos violeta, la observa y dice —Si y al parecer se divierten bastante, pero ¿Tú quién eres? —Mi nombre es Bree   —Lindo nombre, ¡Oh cierto!, soy Max —Gusto en conocerte Max Al escuchar su respuesta arquea una de sus cejas extrañado por sus modales —No eres de por aquí ¿Cierto? Pregunta dando otra calada a su cigarrillo —Soy de otro estado —Por tu acento puedo decir que eres del norte, Washington quizás —Algo así —No hablas mucho —Solo vine a ver si estaba aquí —¿Que es tuya? —Hermana Los ojos del joven se ponen como platos, ladea su rostro tratando de ver su rostro más de cerca —¿Qué? ¿Hablas enserio? —Si —¡Wow!, son extremadamente diferentes, digo tú no eres, ya sabes... Dice haciendo ademanes con sus manos señalando lo curvilínea y el tamaño de los pechos; Los ojos de Bree se cristalizan y arrojan un par de lágrimas, un sollozo desconcierta al chico —Oye, lo siento es que yo... Suelta una pesada respiración y pasa una mano por su cabello con frustración —Soy un idiota ¿sí? Lo siento, no debí hacerte llorar, aunque no entiendo del todo qué demonios te afecta un simple comentario —No eres idiota, es cierto, Carling es más linda que yo Max da una última calada a su cigarrillo, lo arroja al suelo y se pone de pie, extiende su mano hacia ella que la toma de inmediato, da un tirón haciendo que se incorpore —Bree, ahora tú estás siendo una idiota, eres muy bonita, en verdad lo siento, no quise hacerte llorar, estoy muy ebrio Tira de nuevo para acercarla más a él y rodearla con sus brazos, ella se estremece ante el contacto, pero decide corresponder —Bree —¿Si? —Soy un desconocido, no deberías aceptar que te abrace —Si me hubieras querido hacer daño, ya lo hubieras hecho —Brillante deducción Sherlock, aunque creo que la fiesta se acabó para mí, estoy cansado y no tarda en pegarme la resaca —No deberías beber, mucho menos fumar Suelta una pesada respiración aun con ella entre sus brazos —No debería hacer muchas cosas, pero las hago y ya, ahora que te parece si me acompañas adentro, te llevaré con tu hermana Se separan lo suficiente como para mirarse a los ojos, Max le sonríe y acomoda un mechón de cabello tras su oreja, la puerta se abre y ahí aparece su rubio amigo —¡Wow! encontraste entretenimiento Bree se queda rígida, al notarlo, Max chasquea su lengua y pone a la chica a sus espaldas —Respétala ¿Quieres? El rubio lo fulmina con la mirada acercándose amenazadoramente —A mí no me das ordenes, mierda, recuerda que por mi eres lo que eres —Tom, deja de decir estupideces, ¿Dónde está Carling? Este da una sonrisa sombría al instante —¿Para qué quieres saberlo? Digo, ella está conmigo —No seas imbécil, la están buscando —¿Quien? —Su hermana —Carling no mencionó a ninguna hermana, además creo que ella está demasiado cansada en mi cama Suelta mordaz mientras una sonrisa lobuna surca su rostro, ahora Max es quien se tensa por lo dicho, Bree se separa de él y encara a Tom —¿Dónde está mi hermana? —Ya dije que estaba en mi cama, puedes ir a verla, aunque... Estira su mano y toma un mechón de su cabello enroscándolo entre sus dedos —Eres muy bonita, me gustan las castañas La joven se sonroja al máximo y la piel de su nuca se eriza —Déjala Tom Espeta Max mientras Tom le hace una seña para silenciarlo —¿Te llevo con tu hermanita? Pregunta divertido mientras su amigo tensa su mandíbula denotando enfado, ella solo asiente y juntos caminan al interior de la casa, Max los sigue de cerca, mientras Tom atrae a la chica pasando un brazo alrededor de sus hombros; la guía por los pasillos hasta llegar a la última puerta, entran y antes de que el rubio pueda cerrar, Max lo evita mirando asqueado la escena, no porque sea algo del otro mundo, sino por la forma en como exhibe a una Carling semidesnuda frente a su hermana y aun así tener la intención de querer seguir teniendo sexo frente a los presentes, Bree ahoga un chillido girándose para no mirar más —¿Por qué haces esto, imbécil? Deja de j***r a la chica —Cállate, Max, solo quiero que vea lo que puedo darle Se tensa, pero una mano sobre su pecho capta su atención, baja la mirada viendo hacia la chica de ojos temerosos —Sácame de aquí por favor Dice en una súplica, siente como su estómago se hunde, ella es diferente y lo sabe y al notarla tan vulnerable, la toma entre sus brazos cargándola para sacarla del lugar; Al llegar de nueva cuenta al pórtico, se sienta de vuelta en los escalones aun con ella en brazos —¿Estás bien Bree? —No me sueltes, por favor, soy capaz de ir a moler al tipo a golpes junto a mi hermana Da una leve sonrisa, si algo tiene Bree es que aparenta todo lo contrario a ser una chica ruda —¿Quieres que te lleve a casa? —No es necesario, Max, me iré pronto, pero gracias —Es de noche, es peligroso —Estaré bien, además tú estás ebrio Niega con su cabeza divertido, le da una sonrisa y se acerca besando su frente dejándola anonadada —Max Musita, él solo la mira con sus ojos cansados, pero conservando una sonrisa —Soy un imbécil, ebrio, hijo de puta, ¿Sabes? Ella arquea una de sus cejas al escuchar el puñado de oprobios  —¿Por? —Por querer besarte en este momento —No creo ser tu tipo, ¿Ya me viste? —Si y eres hermosa Ella niega con su cabeza divertida —Quiero seguirte viendo —Max yo... —Prometo no ser un cabrón, solo amigos ¿Ok? —¿Amigos? El asiente enérgico —Si, algo me dice que encontraré mi destino —Que poético —No seas sarcástica, Bree, ya verás a lo que me refiero cuando estés lista —Max, recuerda que estás ebrio —Y cansado, pero dudo que el alcohol me provoque alucinaciones Ella suelta una pesada respiración —Está bien, pero con una condición —¿Cual? Pregunta esperanzado —Ya no vuelvas a beber y deja de fumar por favor —¿Tanto te importo, linda? Soy un pobre diablo —No seas idiota, eres un alma viviente en este mundo, algo de especial debes tener, además de que me has ayudado esta noche —¡Wow! Menos de veinticuatro horas y ya le importo a alguien, me sorprendes, niña Ella se sonroja, traga en seco y de un movimiento, Max toma sus labios en un suave beso, el sabor a alcohol invade la boca de Bree, aunque siente como la electricidad crepita en su interior, es un beso, pero no cualquiera, es su primer beso y ha sido robado por un chico sexy, pero bastante ebrio, se separa de golpe rompiendo el contacto y se pone de pie encarándolo —¿Qué carajos? —Solo un beso de buenas noches —Idiota Vocifera formando puños a sus costados, este le sonríe —Por favor, no seas infantil, te gustó Se sonroja, admitirlo sería darle el gane, aunque sea la verdad, le gustó ese toque tan nuevo; de pronto, una brisa fría hace que su piel se erice al instante, ella da una mirada rápida hacia la acera y a unos metros logra percatarse de la presencia de un perro n***o con ojos fieros en color miel —Max debo irme —Es de noche déjame acompañarte —Estás muy ebrio, en verdad estaré bien Se pone frente a ella, el alcohol comienza a hacer estragos en su sistema haciéndolo tambalearse, la adrenalina se terminó —Dame tu número para llamarte al menos —No tengo Responde seria, él arquea una ceja —No mientas, mejor di que no y ya —En serio, Max, no tengo, rompí mi móvil esta mañana, dale las gracias a Carling por ello —Ya veo El perro suelta un gruñido llamando la atención de ambos —Ya debo irme —¿Es tuyo? —Si —¿Te puedo ver…? Hace una pausa para mirar su reloj, rueda los ojos —Mierda ya son las dos, te invito a Rum house, a las cinco y treinta, te veo ahí Ella solo le dedica una sonrisa y asiente, Max se acerca besando su mejilla —No faltes, por favor no me hagas dudar de mi cordura haciéndome creer que eres una alucinación por el alcohol   Ella asiente y se gira en sus talones hacia donde se encuentra el can, este le da un último gruñido a Max para enseguida marcharse al lado de la chica; caminan juntos hasta llegar a las orillas de la carretera, libre de testigos y muy cerca del pantano, un halo rodeo al perro haciéndolo levitar para de inmediato convertirlo a una forma humana  —Breena Dice el chico alto, de piel pálida, cabello marrón y ojos miel  —¿Qué sucede Alfrigg? —Me mandaron a buscarte, ¿Qué hacías con ese humano? Pregunta irritado, ella suelta una pesada respiración, mira en otra dirección haciendo un mohín —Responde Breena Insiste, ella hace una pequeña rabieta para luego responder —Solo fui a buscar a Carling, no exageres Este la toma por los hombros haciendo que lo mire a los ojos —Breena, no puedes estar con los humanos, no son tan buenos como parecen, además, ya sabes lo que siento por ti Sus mejillas se sonrojan al máximo —Alfrigg yo... —No tienes que corresponderme ahora, sabes que soy un elfo y que soy inmortal, puedo esperar, pero en verdad aléjate de ellos, te harán daño, recuerda lo que le sucedió a Percy —Deja de decir eso, no todos los humanos son así, ni siquiera conoces a Max como para juzgarlo Los ojos del chico la miran con desesperación reflejados en estos —Breena por favor solo trato de salvarte, sabes que está prohibido enamorarse de humanos, puedes morir —¡No estoy enamorada! Suelta con enfado, el suspira, junta sus manos y un halo luminoso las envuelve, al abrirla una flor aparece en sus palmas —Tómala —¿Por qué lo haces Alfrigg? —Solo hazlo, necesito saberlo Ella suelta una pesada respiración y toma la extraña flor nocturna —Tenía tiempo sin tomar una dama de noche —Sabes para lo que sirve ¿Cierto? —¿Quieres saber si estoy enamorada del humano? Sí lo llegase a estar me asesinaran, ¿Eso quieres? ¿Me entregarías? —Son las reglas Breena, te lo advirtieron Mira hacia la flor que comienza a centellar, en un abrir y cerrar de ojos cambia sus pétalos del blanco puro al rosa pastel, Alfrigg suspira con pesar —Breena, no te conviene, te ayudaré a salir de esto sí te casas conmigo —No Alfrigg, yo no te amo, no puedes chantajearme de esa manera, seriamos miserables —Pero... —Solo guarda el secreto ¿Quieres? Si tanto me amas, déjame ser libre una sola vez. 

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