—Oye, ¿Quieres algo de beber?
Pregunta Max mientras Alfrigg se acomoda en el sillón
—¡Vaya! El humano tiene modales
—¡Alfrigg!
Llamo su atención, Max se acerca a mi y me besa la cabeza
—Tranquila, bebé, el elfo debe saber que lo cortés no quita lo valiente
Dice en voz suave, le doy una mirada y me sonríe, me acerco a sus labios y lo beso, Alfrigg se aclara la garganta ruidosamente
—Quiero agua, fría, vaso de cristal alto con hielo
—Está bien, señor exigente, sí quieres te traigo hielo del Everest, cabrón
Responde burlón alejándose de mí dejándome con un Alfrigg refunfuñón
—Bree, de verdad, créeme cuando te digo que yo no te entregué a Dagda, pero si puedo decirte como se enteró y casi me cuesta mi vida, cómo te dije, soy un protector, hice mucho con ocultar lo de tu enamoram
