CAMILO Sentados ante la mesa de la cocina, no sé cómo iniciar la explicación de Berta Durán y mi relación con ella. Bebo un sorbo del líquido caliente que abriga no solo mi cuerpo, también mi alma. Demasiadas cosas han pasado el último tiempo y sé que la espina de la duda que enterró Rolando hace mella en Paola, por más que quiera creerme. ―Berta Durán fue mi instructora en la Escuela de Detectives ―comienzo a explicar. ―¿De verdad? ―me interrumpe Paola, no puede creer semejante cosa de su dulce y metiche vecina. ―Sí, y no solo mía, también de Rolando. ―Por eso buscó micrófonos, sabía que lo haría. ―Así es. En realidad, es el método usual, no es nada nuevo. ―Tú no buscaste. ―Sí, pero no pusieron nada, esos que encontró Durán fueron puestos en la madrugada. ―Ah. ―Casi es un g