VANESSA Me quedé plantada al ver a Alex de esa manera. Estaba helada, estática, como una piedra enterrada en la tierra, sin poder moverme de ahí. Tragué saliva y me llevé una mano al pecho al sentir esa extraña sensación de molestia. Era diferente a como cuando mis padres me regañaban y castigaban. Me estaba dejando sin aire. No se había percatado de mi presencia y sin embargo, a mi se me estaba tatuando la imagen de él con otra mujer. Me repetía a mí misma que no éramos nada, que no tenía porqué reclamarle, ¿o sí? Acercó aún más su rostro hacia la rubia despampanante y entonces no pude estar ahí. Sentí esa urgencia por salir de ahí y eché a correr. No pude enfrentarlo porque no tenía justificación alguna para hacerlo. ¿Por qué sentía que mi corazón se estaba partiendo en mil pedazos?