VANESSA Sentí por primera vez la adrenalina por enojo en mi sangre. Las palabras son poderosas, eso lo entendí con Frida, en ese preciso instante. No pude resistirme, y tampoco me arrepiento de haberlo hecho. Me dolieron, esas palabras realmente me dolieron. No era mi culpa haber sido una huérfana, tampoco era mi culpa no conocer ese mundo que mis padres adoptivos me negaron. No me importaba ser huérfana, era lo que me había tocado ser en la vida, pero decirme que no pertenezco a ningún lugar me dolió. Tenía razón, estaba perdida en ese mundo y no sabía que me podía deparar el futuro. Mi pecho estaba agitado por la conmoción viendo a Frida con desprecio, por primera vez en mi vida. Estaba a punto de ahorcarla de ser necesario. Vi cómo se levantó con los ojos desorbitados por la sor