CHANTAL — Vete de la empresa —. Franco me tomó del brazo y me llevó a una parte desierta del estacionamiento. — Claudia y y hablamos ayer sobre ti. Si tú no puedes lidiar con la parte profesional, entonces te sugiero que te busques unas clases de meditación porque esto es entre tu prometida y yo. No voy a aceptar hablar nada más que con ella. Me sacudí la mano para soltarme de su agarre y me di la media vuelta para tomar el elevador. No me siguió, lo cual fue un alivio para mí. Aunque debía reconocer, que en el fondo, la situación sí era bastante incómoda. Agravaba cuando él aparecía. Durante el día mi jornada laboral pasó tranquila si le quitábamos los rumores de que era la expareja del prometido de la nueva dueña de la empresa. Parecía más un programa de chismes que una oficina. L