Aquella tarde, cuando estaba preparando todo, sintió una calma en el ambiente, sabiendo que era cuestión de tiempo para que la tormenta se desatara. El día siguiente, sería el momento de mostrar su habilidad de actriz, al ver a todos reunidos, teniendo conocimiento de la confabulación.
Se fue a casa para distraerse con sus hijos, y para su sorpresa, Dawson llegó poco antes de que la cena se terminara. Él, sólo saludó a todos en la mesa y se dirigió a la oficina a trabajar; ese acto hizo sonreír con melancolía a Ángela, ya que le había recordado a su difunto esposo. Subió con los niños, los preparó para dormir tomándose su tiempo, y terminó alcanzando a Dawson en el despacho.
El abogado estaba concentrado revisando papeles, cuando Ángela entró para revisar otra documentación que tenía pendiente de contabilidad. Magda les llevó café, galletas, leche y algunos aperitivos antes de irse a dormir; pero aquellos dos estaban tan inmersos en su trabajo, que ni siquiera prestaron atención.
-Dawson, es la una –Ángela le anunció.
-Sí, ya es tarde, debería irme – él comenzó a recoger sus pertenecías.
-Mañana deberías llegar para la cena –Dawson levantó la vista, expresando la duda en sus facciones. –Me refiero a que puede cenar aquí – ella agregó con rapidez, intentando que no pareciera extraño el comentario.
-Lo tomaré en cuenta – al abogado le encantó la idea, pero debía ir lento, no quería malinterpretar la situación, especialmente por los motivos que estaba en la casa Vietz.
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Esa mañana frente al edificio lo recordaría para siempre, lo vislumbró por completo, mientras su corazón latía con fuerza; no se sentía lista, pero como todo en su vida, una vez que tomaba la decisión, actuaría conforme al plan.
Llegó con el tiempo justo para prepararse para la reunión. Esperó nerviosa, hasta que Bella le anunció que todos los socios esperaban por ella en la sala de juntas. Caminó titubeante hasta el lugar, respiró con profundidad y cuando abrió la puerta, se despojó de todos sus sentimientos, dejándolos atrás cuando la cerró.
-Buenos días a todos – saludó con frialdad, algo que la caracterizaba.
Todos estaban sentados en la mesa, percibió sus rostros hipócritas, el de Emmanuel y Green lucían con molestia, sabía que no la soportaban.
-Buenos días – respondió Roots, y sólo Gabriel lo siguió.
-Seré breve, no quiero tomar mucho de su valioso tiempo – algunos ni siquiera se sentaron para prestarle atención, pero no le importó en lo absoluto. Dirigió su mirada a Emmanuel: – Quiero ofrecerte una disculpa pública – la expresión de él, cambió al instante, no se esperaba eso. Incluso todos se sentaron correctamente para prestarle la atención que debía; mientras Ángela se tragaba su orgullo. –En este momento, mi abogado está de camino para desistir del proceso que se tiene en tu contra… -
-¿Encontraste pruebas de mi inocencia? –Preguntó con real interés, interrumpiéndola en el proceso.
-Aún no; pero hace tanto tiempo que somos socios, que debí creer en tu palabra –Emmanuel le dio una sonrisa honesta. –Te ofreceré una disculpa pública, y compareceré ante el juez para que todo quede aclarado – todos en la sala se quedaron boquiabiertos, cambiando su actitud hacia ella.
-No estoy enterado a detalle de lo que sucedió… -Green, quería inmiscuirse en su totalidad.
-Considero que no es necesario que dé los detalles acerca de nuestra diferencia – intentó escucharse serena y apenada. – Le ofreceré una disculpa a la familia Ward, y me comprometo a que ésta sociedad vuelva a funcionar – en eso no mentía.
-Creo que Ángela tiene razón, no es necesario que se sepan los detalles de nuestra discusión – apoyó Emmanuel con seguridad, ya que tampoco le convenía un escándalo, después de todo las cuentas contables seguían estando en su contra.
-La junta para el cierre anual está cerca, y quiero que nuestra relación mejore. Definitivamente en la junta, les daré los detalles del estado financiero del Grupo, y les aseguro que hay mejoras; sólo espero que este año no cometan ninguna imprudencia –Ángela miró a Green, que le dio una sonrisa fingida y culposa; después de todo, el año pasado había salido a dar una noticia fatídica del Grupo. Que muy en el interior de Ángela, estaba agradecida con él por eso, la había puesto sobre aviso. –Así mismo, se hará la fiesta que ya es una tradición, y en la que espero estén todos presentes. –
-¡Por supuesto! –Díaz se comprometió al instante.
-Claro que sí –Roots, también respondió rápidamente.
Con sus respuestas se dio cuenta, que debía mantenerse firme. La meta era clara.
-¿Podemos hablar? –Emmanuel le pidió a Ángela.
-Voy a una conferencia de prensa, y considero que deberías estar presente – antes de hablar con él, aún tenía una última acción que hacer.
Ambos fueron al salón que tenían destinado para esos eventos, con Kane acompañándolos en todo momento. Y de nuevo, no solo los Ward quedaron impresionados por la disculpa que estaba dándoles, todos los socios compartían el sentimiento.
Hablaron por un largo periodo de tiempo en la oficina, limando asperezas, y eso le dio a Ángela la certeza de que todo estaba saliendo conforme al plan.
Recorrió con Linda el área de contabilidad, dio órdenes para reorganizar las oficinas y le dio el puesto de auditora contable. Sabía que jugaría como un arma de dos filos; pero necesitaba tener la información, y que no buscaran cometer de nuevo un fraude.
Llegó a casa cansada, mental y físicamente, sus luchas laborales parecían interminables, cada vez que creía que llegaba al final, algo más grande aparecía; y se preguntó, cuándo realmente terminaría con la bola de nieve que parecía haberse formado.
Dawson, llegó para la cena, compartió las risas, la comida y la abstracción de los problemas que tenían, porque ese momento era como una burbuja en el tiempo y el espacio.
Al terminar con las actividades ya estipuladas, siempre finalizaban el día en el despacho, trabajando.
-No fue fácil, ¿cierto? – Se atrevió a preguntarle Dawson.
Ángela se acomodó en el sillón, suspiró pesadamente antes de responderle: –No. –
-Me hubiera gustado estar ahí, aunque fuera sólo para darle apoyo moral –Ángela sonrió, le pareció tierno de su parte.
-Me voy a atrever a pedirle que me acompañe a la fiesta de la empresa – ella tragó saliva. –Una cosa es estar en la sala de juntas, y repetir de manera automatizada datos… estoy segura que en una fiesta, no podré contenerme - recargó su cabeza en su mano, sabiéndose débil.
-La acompañaré – le aseguró Dawson.