-Hay que trazar un plan –Murray habló por primera vez.
-He sido muy descuidada –Ángela se encontraba más tranquila. Aceptó, que incluso el que le hayan revelado toda aquello en su oficina, había sido peligroso, imprudente. Las paredes podían tener oídos. Ambos hombres la miraron con poco entendimiento. –Señores, los invito a cenar – sonrió a medias, a pesar de que se sentía un poco más animada.
Dawson sonrió con entendimiento, percatándose a lo que ella se refería, le otorgó ese punto a su favor.
Los tres tomaron sus pertenencias y salieron de la oficina. Las dos secretarias, se quedaron observándolos un poco desconcertadas; habían escuchado los gritos de Ángela, aun cuando no sabían a qué se debían o a quién estaban dirigidos, nunca la habían escuchado perdiendo el control de aquella manera.
-Hasta mañana –Ángela se despidió totalmente natural, y las secretarias se relajaron por completo.
-Hasta mañana, Señora Vietz – respondieron casi al unísono.
Ángela, decidió llevarlos a cenar a su casa, era el único lugar en el que se sentía segura. Entraron justo cuando sus cuatro hijos bajaban hacia el comedor. Los niños representaron distracción para todos, con sus ocurrencias y travesuras del día, provocaron que las risas les cambiara por completo el ánimo.
Los llevó hacia el despacho, ese que Rodolfo solía utilizar cuando trabajaba en casa; pero que ella, no había vuelto a poner un pie dentro desde lo acontecido. Después de haber dado besos de buenas noches y sin mucha conversación de por medio, dejó a sus hijos en sus respectivas habitaciones, para poder alcanzar a los dos hombres que le ayudarían a conseguir los fines que ella necesitaba.
Comenzaron haciendo un recuento de eventos y evidencias con las que contaban; pensar en piezas que aún faltaban, y posibles sorpresas que se podrían encontrar en el camino. A partir de ahí, comenzaron a plantear una estrategia y roles. Que en realidad sólo tenía que ver con Dawson y Ángela, porque el rol de Murray era más que obvio y conciso: la investigación.
Murray, fue el primero en irse de la casa Vietz, alrededor de las 11 de la noche. Mientras Ángela leía la carta poder, intentando sobreentender cada cláusula que se estipulaba, para determinar cómo estaba la conexión del fraude entre las empresas, y por ende con los socios. Dawson escuchaba la entrevista con Méndez, anotando los nombres y eventos que le narró, para establecer una línea de tiempo y señalar a los posibles cómplices.
Dawson se estiró, las piernas las tenía un tanto entumecidas y los ojos cansados, alcanzó a ver el reloj que daba la 1 de la madrugada; se espantó, no porque no trabajara hasta esa hora, sino porque seguía en casa de los Vietz. Giró la vista, para descubrir a Ángela también concentrada en el trabajo, como si nada. Se quedó observándola por un buen rato, cómo estaba absorta en el documento que tenía en la mano; mientras los eventos pasaban en su mente: cómo, hacía una semana, la había salvado de caerse, su expresión; y ese mismo día, verla totalmente vulnerable, despedazada. Ambas situaciones, eran un contraste total de cuando la conoció, y saber que debajo de aquella fortaleza, era necesaria una protección que no permitía de cualquiera, lo hizo sentirse satisfecho, por haber estado en el momento y lugares precisos.
-Creo que es hora de que me retire – comenzó a recoger sus cosas, ufano ante sus últimos pensamientos.
Ángela, levantó la vista con rapidez y luego miró el reloj, cuando se percató de la hora entendió el motivo de su retirada. Pasó por su mente que alguien debía estarlo esperando en casa. –Gracias por todo Dawson – quiso aprovechar el momento. No sólo había logrado recuperar la carta poder; sino que, a pesar del dolor y lo que representaba, había develado un secreto que posiblemente nunca habría salido a la luz, dándole la oportunidad de poder recuperar lo que era suyo y porque no, vengar el homicidio de Rodolfo. Porque eso fue, un homicidio.
Él levantó la vista y le sonrió. –Aún no me agradezca – tomó su maletín. -Hasta mañana Señora Vietz – y salió del despacho, dejándola sola y pensativa.
Tenía que concentrarse en lo que venía, no solía ser alguien hipócrita, mucho menos alguien de dos caras, pero necesitaba actuar para obtener algo mucho más grande que solo el dinero de la empresa. Se fue a su habitación, con pleno conocimiento de lo complejo de todo el asunto.
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-Buenos días –Ángela, llegaba a la oficina puntual como cada día, saludando a las dos secretarias. –Bella, llame a Gabriel, dígale que venga a mi oficina por favor; Linda, sígame – dio indicaciones y ambas mujeres obedecieron al instante.
-Linda, necesito que trabaje desde contabilidad para mí, crearé un nuevo departamento en el que usted será la encargada, y tendrá a dos personas a su cargo –Linda estaba sorprendida. –Sólo me reportará a mí, y las otras dos personas, sólo servirán para llevarle los documentos que requiera para los datos que voy a irle pidiendo, pero nadie más que usted verá la información, ¿comprende? –
-Sí, señora. – Linda estaba emocionada, ¿podía considerarlo un ascenso en su carrera?
-La noticia la voy a dar hasta mañana, así que aún no mencione nada del asunto por favor – estaba comenzando a reorganizar todo de nuevo, con un nuevo objetivo en mente.
-¡Claro que no! No se preocupe – la secretaria, comprendió al instante y estaba dispuesta a esperar, después de todo, era sólo un día.
-Por lo pronto, vaya al área de contabilidad para observar cómo está la distribución de las oficinas, para que mañana vayamos juntas a decidir cuál será la suya – estaba colocando una nueva pieza en su tablero, y la ubicación era de suma importancia, la información no podía ser filtrada.
-Sí, señora –Linda se retiró sumamente entusiasmada.
Gabriel, entró casi cuando Linda se fue -¿Me necesitas? –
-Sí, quiero informarte de una decisión que tomé ayer por la noche, y no quiero que te tomé por sorpresa los cambios que voy a hacer –Gabriel la miró con duda. –Retiraré la demanda contra Ward… - y sucedió lo que era obvio, él la interrumpió.
-¡¿Qué?! –Estaba pasmado con la noticia.
-Convoca a una junta de comité el día de mañana por favor – le pidió sin revelar nada más.
-Quiero saber por qué vas a hacer eso – le exigió.
-No puedo darte explicaciones en este momento Gabriel, necesito que confíes en mí – a pesar de todo, se sentía tranquila, y estaba actuando de esa manera.
-¿Te están amenazando? –Cuestionó con preocupación.
-No – en ese momento, volvió a agradecerle a Dawson por haberla detenido el día anterior; tal vez si hubiera corrido a casa de los Thomson, posiblemente habría terminado con una amenaza hacia ella, sus hijos o su familia. –Es algo mucho más complicado Gabriel, y voy a requerir tu confianza y tu lealtad sin preguntar nada, aún no puedo decírtelo. –
Gabriel suspiró, le molestaba que su hermana siguiera tratándolo como un pequeño, incluso a veces lo hacía sentir como un inútil; pero lo único de lo que estaba seguro, era en que ella tenía mejor visión que él, por lo que no le quedaría de otra más que confiar en su juicio. –¿A qué hora convoco a la junta mañana? –Cedió.
-A las 9 está bien – esta vez, no le urgía la reunión.
-¿Quieres que venga mamá? –Cuestionó por lo que había sucedido en la última ocasión.
-No va a ser necesario, sólo pídele a Emmanuel Ward que también esté presente – a Gabriel le pareció extraña su petición.
-De acuerdo – él salió de la oficina, no muy convencido de la situación, pero no haría nada por llevar la contra.
Llamó a Bella por el intercomunicador, para dar más indicaciones. -Bella, llamé por favor al licenciado Fishman, pídale que venga a mi oficina, y convoque a una rueda de prensa el día de mañana al mediodía por favor. –
Fishman llegó al poco tiempo a la oficina. Tras informarle que tan pronto retirara la demanda contra Ward, sus servicios ya no serían requeridos, lo dejaron en el total desconcierto. Era seguro que ganarían el caso, entonces, ¿por qué estaba haciendo todo aquello?
-¿Llegaron a un acuerdo sin que yo estuviera enterado? –Cuestionó ofendido.
-¡Claro que no Fishman! –Con su pregunta, Ángela se percató que Dawson no le había dicho nada a él, estaba manteniendo el secreto, aun cuando Fishman lo había recomendado. –Por el momento, ya no quiero proceder – no sabía que más decirle, pero pudo notar su molestia. Aquel hombre amable y sonriente, le mostró su lado contrario.
-La denuncia no puede ser retirada, tendría que comparecer en el juzgado y renunciar a las acciones que serían en su beneficio. –Ángela se rio con ironía, entendiendo lo que eso significaba, estaba dándole la libertad a los Ward. Pero si su complicidad se comprobaba, serían denunciados por homicidio, y eso era mucho más que el dinero que pudieron haber robado.
-Déjeme saber cuándo debo ir a comparecer –Fishman, simplemente no podía creerlo.
-Como usted ordene – y salió de la oficina azotando la puerta.
Pero Ángela, tenía que comenzar a jugar el mismo juego rastrero de los engaños.