A decir verdad, Dawson ya había comenzado a tomar decisiones por sí mismo, sin autorización de Ángela; incluso, ni siquiera le había mencionada absolutamente nada respecto a su viaje a Ciudad Rho…
-¡Escúchame mal nacido! ¡Te vas a presentar a declarar en el juicio! –Dawson amenazó a Méndez, lo tenía pescado de la camisa.
-¡Estás loco! ¡Me van a cazar y no van a descansar hasta lincharme! –Respondió con temor.
-¡Jerome, cálmate! –Murray, intentaba que soltara a Méndez.
Sí, estaba molesto, frustrado; toda la situación, lo había hecho perder la compostura. Soltó a su colega, entonces su sentido profesional, frío y astuto regresó.
-Pues tendrás que decidir a quién enfrentas, a ellos o a mí –Méndez se sintió intimidado. –Aquí, tengo las pruebas suficientes para proceder penalmente en tu contra: robo y venta ilegal de drogas. Pero eso sólo lo utilizaré para ganar tiempo, porque ahora, con tú confesión – le señaló la grabación, – sé qué es lo que tengo que buscar, y cuando Ángela Vietz se entere que eres cómplice y que no quisiste cooperar, hará hasta los imposible para que te extraditen a Ciudad Ni, y terminará de hundirte –Méndez comenzó a titubear, su expresión era el claro reflejo de pánico, haciendo a Dawson sonreír, lo tenía donde quería. –Lo mejor será que aceptes mi propuesta. –
-¿Y cuál sería esa? –Cuestionó con cobardía.
-A cambió de tu declaración, podría olvidar que tengo ciertas pruebas en tu contra, podría ayudarte financieramente para que puedas seguir con tu vicio, porque es lógico que tu sueldo no es suficiente para mantenerte –Méndez comenzó a reconsiderar su decisión, después de todo no le parecía mala idea.
-¿Qué hay de Ángela? Cuando se entere que fui partícipe tratará de hundirme, tú mismo lo dijiste – ese era un punto que también necesitaba considerar, especialmente cuando viajará de regreso a Ni.
-De ella me encargo yo – sabía que ella era alguien racional, y cuando le presentara los beneficios de ceder con respecto a Méndez, no le objetaría. Méndez entre cerró los ojos, preguntándose, quién era él, como para que Ángela Vietz se subyugara; y eso fue suficiente para que aceptara, incluso, a partir de ese día, tuvo miedo de Dawson.
Murray, por orden de Jerome, consiguió a un par de guardaespaldas, que se harían cargo de estar detrás de Méndez, además de informar de cada uno de los pasos que realizaba. De esa manera, Dawson se cercioró de tener a la pieza clave bajo su resguardo.
/////
-Mi buen amigo Jerome, ¿a qué debo tu visita? –Nate Fishman saludó con entusiasmo, mientras Jerome tomaba asiento frente a él.
-Necesito que me ayudes con algo – la seriedad de Fishman se manifestó de inmediato.
-¿Qué necesitas? –Nate apreciaba a Jerome, lo admiraba como colega, así que estaba dispuesto a ayudarlo.
-Necesito toda la información que éste despacho tenga de Ángela Vietz –Fishman frunció el ceño, hacía algunos meses habían dejado atrás ese caso, sólo habían quedado los documentos como archivos.
-¿Está sucediendo algo? –Preguntó con real interés, porque no había quedado satisfecho con el resultado del caso.
-Sí, pero aún no puedo hablar al respecto –Nate le sonrió, si Jerome estaba recolectando información, era porque algo realmente importante estaba pasando.
-Tendremos que hablar con mi jefe, no creo que haya problema, es amigo de la Señora Vietz – le comunicó.
-Ese es el detalle, nadie debe enterarse, me estoy arriesgando demasiado al pedirte esto –Nate sonrió con ironía.
-¿Desconfías de mí? –Le preguntó directamente.
-En ocasiones –Nate entrecerró los ojos con la respuesta, lo que provocó que Jerome no soportara, y terminó por reírse. -¡Bastardo! –Le dijo de mala gana.
-Necesito todo el archivo, Fishman – retomó la seriedad del asunto. –No puedo arriesgarme a que quede rastro de su vínculo con ella –Esas palabras pusieron en alerta a Nate.
-¿Tan peligroso es? –Esa pregunta se la hizo con preocupación; pero Jerome no respondió, sólo ladeo su rostro, y fue suficiente señal para que su compañero comprendiera.
-Voy por el archivo –Fishman se puso de pie, y desapareció por algunos minutos de la oficina.
Cuando regresó, traía los documentos con él, se los extendió; sin embargo, antes de que los agarrara los retiró. –Cualquier cosa que necesites, de manera profesional, cuenta conmigo. Es un caso sumamente complicado y tienes mi apoyo – hizo sonreír a Jerome, ese gesto terminó por unirlos en amistad. Nate le entregó la capeta, y Jerome salió del despecho, como si no hubiera estado allí.
/////
Dawson, llegó al bar que acostumbraba visitar cada madrugada, puntual, a la 1.40; saludó al joven que atendía la barra, adentrándose hasta un cuarto casi al fondo del lugar; apartado y que pocas personas tenían conocimiento.
-¡Me estás matando Dawson! -Se quejó el detective tan pronto el abogado atravesó la puerta. -No puedo dormir de día por el trabajo, y tú me mantienes hasta altas horas de la noche para vernos. -
-Deja de quejarte, ya pronto dejaré de martirizarte -Jerome le respondió con tedio. -Dime, ¿hiciste el reporte que te pedí? -Le solicitó de manera inmediata.
Murray lo miró mal, se asemejaba a un pequeño al que su padre no le atendía las quejas. Le extendió el dispositivo de memoria, que contenía los archivos que le había pedido.
-Necesito que viajes a Ciudad Rho - el detective frunció el ceño, - para que cuides personalmente a Méndez - le reveló.
-Lo mejor será que lo saque de ahí -Murray recomendó. -Nos hemos mantenido fuera del radar, pero en el momento que interpongas la denuncia, lo van a buscar, lo sabes, y ellos deben tener conocimiento de su paradero desde un inicio; incluso tengo la ligera sospecha de que mantuvo cierto contacto con Green. -
-¿Por qué piensas eso? -Jerome cuestionó casi al instante.
-Instinto - el abogado, tomó en serio la respuesta del detective.
Hubo unos minutos de silencio, en los que Jerome estaba meditando en las palabras. -Llévatelo a Ciudad Alfa, sin dejar rastro. -
-¿Cuándo piensas iniciar esto? -Murray, ansiaba tener conocimiento.
-Sólo quiero confirmar que Green y Thomson estarán en la ciudad, así que necesito que prepares todo a la brevedad posible - la última frase, fue prácticamente una orden.
-¿Estás seguro que ya no me necesitarás? –El detective preguntó con preocupación.
-Lo que necesito es que estés libre, cuando todo comience me van a estar vigilando, y por lo que hicieron, no dudo que van a intentar amenazarme e incluso hacerme daño –Jerome había considerado el escenario más negativo.
-¡Lo sé! Vas a necesitar que alguien te cuide las espaldas – no fingía su intranquilidad por la seguridad de Dawson.
-Antes de irte, contrata guardaespaldas, personas en las que realmente confíes… Para todos – por su mente pasó cada uno de los miembros de la familia Vietz.
-¿Ángela estará de acuerdo? –Su interrogante era genuina.
-Tengo todo su apoyo – dijo con una mezcla de orgullo y obligación, porque sabía que no podía defraudarla, le había otorgado toda su confianza. –De cualquier manera, tendremos una junta antes de que viajes, hay que estar coordinados. –
-Avísame – el detective se puso de pie, para salir de esa pequeña oficina, dejando a Dawson inmerso en sus pensamientos.
/////
-Buenas tardes, Señor Hamilton –Dawson entró a la oficina, donde el hombre de mediana edad tenía extendida la mano, listo para que el joven se la estrechara. –Le agradezco que me haya recibido. -
-Debo aceptar que me intriga la manera en la que me contacto, no cualquier persona me puede localizar como usted lo hizo –Dawson sonrió con suficiencia, mientras le estrechaba la mano con cortesía.
-Créame, es un asunto muy importante –Dawson, habló de nuevo con seriedad y profesionalismo.
-Lo escucho – el Señor Hamilton extendió el brazo indicándole dónde podía sentarse.
-Vengo a solicitar de su ayuda hacia la familia Vietz – el abogado mencionó el apellido, sabiendo que no le negaría lo que estaba a punto de pedirle.
-Dígame abogado, ¿por qué ha venido usted y no la Señora Vietz? -El señor Hamilton era un viejo lobo de mar en los negocios, hacía ese tipo de preguntas para estudiar las respuestas de su contraparte.
-Como le mencioné por teléfono, estoy llevando un asunto penal de la familia, todo debe ser confidencial y debe ser tratado con mucho tacto –Dawson, no titubeó con la respuesta.
-¿Qué es lo que necesita? -Dependiendo de la respuesta, sería la reacción que tendría Hamilton.
-Sé que la Señora Vietz y usted, tienen un acuerdo con una propiedad en Ciudad Lambda – era lo primero que Dawson debía plantear.
-Así es –Hamilton entrecerró los ojos, sólo Ángela, dos abogados y él, tenían conocimiento del acuerdo.
-Por cuestiones de seguridad, la familia debe salir del país – el hombre de mediana edad, entonces cambió su actitud; – y cuando se enteren que esa propiedad ya no pertenece a los Vietz, no los buscarán ahí –Dawson reveló su plan.
-Tiene la propiedad a su disposición, ¿cuándo viajarán? –Hamilton no dudó en ofrecer su ayuda.
-Considero que en una semana. Hay dos cosas más que quisiera pedirle – el abogado, tuvo la confianza de solicitarle una vez más ayuda. –Una, es que me ayude a transportarlos en su jet privado; es de suma importancia que todo sea de incógnito y que, incluso, no se registre la salida. –
-¿Qué está sucediendo abogado? ¿Por qué tanta precaución? ¿En qué clase de peligro están? –Hamilton no ocultó su preocupación.
-Son medidas que prefiero parezcan exageradas, y esa es la segunda petición, que tenga seguridad en la casa, de toda índole –Dawson, no mintió con su respuesta.
-Cuente con todo eso – le respondió con firmeza, haciéndole saber que cumpliría su palabra.
-Le agradezco infinitamente su atención y sus favores –Dawson, se puso de pie y estrechó de nuevo la mano de Hamilton. –Considero que lo mejor es que finjamos que está reunión nunca sucedió, y por supuesto, usted no me conoce – terminó por decirle justo antes de abrir la puerta de la oficina para salir.
Hamilton entre cerró los ojos, por supuesto había intriga en su ser; pero sabía que si el abogado hacía esas recomendaciones, debía confiar en su buen juicio, después de todo, era empleado de Ángela Vietz.