Lo inesperado.

1014 Words
Al rededor de diez minutos después, la ambulancia llegó y dirigió a Gretel hasta el hospital, los familiares estaban muy angustiados, ¿Cómo era eso posible?. —Señora Cristina, ¿Qué pudo comer Gretel? No entiendo, ¿Cómo envenenamiento?— Preguntó William angustiado. —Es que mi hija lo único que tomó fue un vaso de jugo que le llevó… Aurora— Dijo lentamente. Cristina se acercó a Aurora y le dio dos cachetadas seguidas, sus ojos estaban inundados de lagrimas y su corazón arropado por el dolor. —¿Qué le pasa madre?— preguntó Aurora en el limbo. —Tú envenenaste a tu hermana, tú le llevaste un jugo, eso fue lo único que mi hija tomó, tu quisiste matar a tu hermana, ella nunca te hizo daño, pero tú siempre deseaste su vida— Le reprochaba Cristina llena de dolor. —Cristina estás hablando una gran tontería, Aurora jamás sería capaz de lastimar a su hermana— Dijo Don Henry frustrado por las palabras de Cristina. —Padre te juro que yo sería incapaz de hacerle un daño a mi hermana— se defendía, ella aún alegaba ser inocente. William solo miraba a Aurora fijamente, sus puños se cerraban, deseaba ir e estrangularla poco a poco hasta que dejara de respirar. Aproximadamente una hora después el doctor llega para dar noticias sobre Gretel, al presentarse ante la familia, se quita el gorro de médico y baja la mirada. —Hicimos todo lo posible por detener el envenenamiento pero fue imposible, Gretel acaba de fallecer, lo siento mucho— Dijo el doctor apenado. —No, no, no, eso no puede ser doctor, usted es un inepto, no sirve para nada, ella estaba embarazada, íbamos a tener nuestro primer hijo, no puede ser-- Decía William llorando con frustración. —Lo lamento mucho señor, no hubo nada que pudiéramos hacer— Le dijo el doctor una vez más. Cristina y Henry se sintieron desbastados, estaban realmente adoloridos, su corazón tenía una inmensa infelicidad. —Tú eres la culpable, tú mataste a tu hermana—Señalaba William, quien se contenía para no golpearla. —Yo no la maté, lo juro, yo sería incapaz de hacer algo así, lo juro— Decía Aurora con lágrimas en sus ojos, se sentía desesperada porque todos la señalaban como la presunta autora de los hechos. Aurora estaba atónita porque todos la culpaban de la desgracias del día más importante para Gretel. —Quiero que te largues de nuestras vidas— Decía Cristina enojada, todo el hospital presenció aquella desgracia. Don Harry se acerca a su hija Aurora, está más que claro que su corazón duele mucho, no podía creer que su hija haya envenenado a su hermana por celos. —Aurora intenté defenderte, pensé que nada de lo que decía tú madre era cierto, pero ahora veo que los celos te cegaron, me duele que seas mi hija— Las palabras de su padre fueron como si le clavaran un puñal. —Padre yo te juro que jamás le he hecho daño a mi hermana, incluso su felicidad siempre estuvo por encima de la mía, todos los hombres que se me acercaban se enamoraban de ella y yo me hacía a un lado— Le recordó. —Por eso la mataste porque no pudiste tener a William, eres de lo peor, te odio— Dijo Cristina casi enloqueciendo. De repente, Don Harry empezó a sentir un gran dolor en su pecho, no podía con el peso de saber que su hija menor había matado a su hija mayor, ¿Cómo eso era posible?. Don Harry cayó al piso bruscamente, todos se desesperaron al verlo, al voltearlo boca arriba, él tenía sus ojos abiertos pero no parpadeaba. Don Harry había muerto de un infarto fulminante. —Eres la culpable de todo esto Aurora, no sabes cómo te odio, mataste a las dos personas que más amaba— Le gritaba con furiosa Cristina. Aurora no podía creer lo que estaba pasando, por un momento se empezó a sentir culpable de todo lo que sucedió, cargaba en su consciencia con la muerte de su hermana y ahora de su padre. Aurora lloraba sobre el pecho de su padre mientras todos la señalaban, él era el único que la comprendía y se fue de este mundo pensando lo peor de ella. Ahora dos cuerpos serían velados, ¡padre e hija!. El dolor era tan fuerte que Cristina no quería despegarse de los ataúdes. Habían muchas personas ordenando a la Cristina, lamentaba que estuvieran pasando por ese cruel momento. —¿Madre? Siento tanto lo sucedido, yo amaba a mi padre y a mi hermana, te juro que sería incapaz de haber hecho algo así— decía Aurora tan pronto se acercó. Cristina quitó sus manos de los ataúdes para darle dos cachetadas a su hija, no la quería cerca y además no confiaba en sus palabras. —Lo mejor es que te largues de aquí, no sé cómo puedes tener la fuerza para estar delante de dos personas que mataste— Decía William al acercarse. William vio cómo Aurora salió corriendo del velorio, tomó la mano de Cristina y la ayudó a tomar asiento, temía que incluso ella muriera. —Debes hacerla pagar por el daño que nos ha hecho, en unas horas nos quitó a Gretel y ahora a mi amado esposo, estuvimos desde mi adolescencia juntos— Decía con dolor. —Ella merece pagar por el dolor tan grande que me ha causado, no sólo mató a Gretel, sino también al hijo que llevaba en su vientre—Le respondió cegado por el dolor. —Llamaré a la policía para que se la lleve presa, merece pasar toda su vida tras las rejas— -No Cristina, llevarla tras las rejas es darle un respiro, y yo le juro que mientras vida yo tenga, ella jamás será feliz, la haré sufrir en carne propia todo este dolor— Prometió William. William se dirigió hacia el ataúd de Gretel, en su mente le juró hacer justifica por lo que había hecho su hermana.
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