Así fue como Aurora terminó casada con el hombre que más la desprecia sobre esta tierra, vive en un matrimonio sin salida, donde cada día le recuerdan que debe pagar por todo el daño que provocó.
En la actualidad.
Después de Aurora recoger la charola y limpiar el desastre que él mismo William provocó, se fue hasta su habitación a llorar sin consuelo.
Su esposo la tenía presa en una vida sin amor y sin salida, la luz al final del túnel cada vez se veía menos, eso le decía que no tenía posibilidad de escapar.
De sopetón William entró a la habitación, pronto comenzó a desnudarse para darse una ducha, Aurora no era capaz de decir nada, simplemente se sentía aterrada en ese momento.
Unos pocos minutos después, William salió del baño con una toalla envuelta, hizo que Aurora se parara de la cama bruscamente.
—¿Qué te pasa William?— Preguntó llena de miedo.
—Quiero ahora mismo que te quites la ropa y te entras a la cama— Le exigió tirándola a cama.
Aurora estaba atónita por lo que William le estaba pidiendo, entres años jamás le había pedido tal cosa, siempre la ha repugnado y le ha recordado que es una esposa insignificante.
—Te dije que te desnudes o ¿Quieres que lo haga yo?— Preguntó con una mirada de odio.
Aurora sabía que era mejor que ella misma se quitara su ropa, así que, poco a poco se empezó a desnudar delante de los ojos de William.
Su hermoso cuerpo era Perfecto, incluso William no podía dejar de observarla de arriba a bajo.
Después de Aurora estar en ropa interior, una vez más, William la tumbó sobre la cama.
William intentaba besar los labios de Aurora pero ella se negaba a hacerlo, lo amaba pero no de esa manera.
—De ahora en adelante haré lo que desee con tu cuerpo, ja— Dijo soltando una risa sarcástica.
—No corresponderé a tus labios, mi cuerpo puede ser tuyo pero la manera en que lo tomas lo rechaza— Dijo mientras una lagrima caía sobre la cama.
Las palabras de William eran satisfactorias para él, solo quería ver como Aurora sufría todos los días de su vida, quería hacerle la vida miserable y lo estaba logrando.
La mañana siguiente.
Aurora despertó muy temprano para preparar el desayuno a su esposo, como todas las mañanas debía estar la mesa lista antes que bajara de su habitación.
Sin embargo hoy fue un poco más lenta que de costumbre, quizás pensaba que la hora no había avanzado tanto, hasta que William apareció repentinamente.
—¿Por qué no está listo el desayuno?— Preguntó con voz ruda.
Aurora no lo esperaba, del susto se hizo una pequeña cortada que votaba mucha sangre.
Rápidamente William se percata, busca una toalla y tapa su herida, se dirige hacia una gaveta dentro de la misma cocina y saca un botiquín de primeros auxilios.
Sin decir una sola palabra le ayuda a curar su pequeña herida hasta vendarla.
—Verdaderamente Aurora que eres una inútil, no puedes cortar bien ni siquiera un tomate— Dijo William burlándose.
—Solo me asusté porque no te esperaba repentinamente— Le dijo un poco intimidada.
—Sírveme el desayuno, debo ir a la empresa— Le respondió.
William se dirigió hacia la mesa y tomó asiento, Aurora pocos minutos después le sirvió el desayuno.
—William aquí está tu desayuno— Dijo Aurora.
—No esperes que te agradezca porque no lo haré. Por cierto esta noche necesito que me acompañes a una reunión de negocios, intenta vestirte lo mejor posible, aunque se que si te viste de reina, mona te quedas— Le dijo, William sabía perfectamente cómo destrozar incluso él autoestima de Aurora.
Aurora se retiró a la cocina a desayunar, tenía prohibido sentarse en la misma mesa que él, William pensaba que no tenía el derecho a estar a su mismo nivel.
—Aurora te dije que me dejaras hacer el desayuno— Dijo Vicky, el ama de llaves.
—Tengo que hacerlo porque William pidió que fuera yo quien lo haga— Le respondió cabizbaja.
—Pero te he dicho que puedo hacerlo y él no se dará cuenta—
—No te preocupes Vicky, al menos me sirve para distraerme— Respondió.
Después de Aurora estar segura que William se había ido a la empresa, tomó su bolso y salió hacia la tienda.
No iba a permitir que las palabras de William la hicieran sentir despreciable, por lo que fue a una tienda y eligió un gran vestido.
Llegada la noche, Aurora estaba lista, William esperaba por ella impacientemente, caminaba de un lado hacia el otro, hasta que la voz de Aurora lo detuvo.
—William ya estoy lista— Dijo mientras bajaba las escaleras.
William no respondió pero miró meticulosamente la apariencia de su esposa.
Aurora vestía un vestido rojo pegado a su cuerpo con un escote de hombros caídos, realmente parecía una hermosa Reyna.
—Podemos irnos William— Le dijo.
William no tuvo la delicadeza de tomar ni siquiera su brazo, incluso entró al auto sin abrirle la puerta para que ella entrara.
—Debes comportarte como una esposa ejemplar— fueron sus únicas palabras.
Llegaron finalmente a la fiesta de negocios, todas las personas eran elegantes, Aurora se sintió bien porque pensó que había elegido bien su atuendo.
—Buenas noches señor Dexter, veo que viene muy buen acompañado— Dijo uno de los empresarios.
—Buenas noches, ella es mi esposa Aurora— Tuvo la amabilidad de responder.
—Es un gusto señorita Aurora, sea bienvenida— Respondió el empresario.
—El gusto es mío— Respondió Aurora un poco tímida.
Algunas personas se acercaron para conversar con William, realmente él era muy inteligente y muchas personas deseaban escucharlo.
—Es usted un gran hombre de negocios William, ¿Por qué quien diría que con una tecnología de comunicación usted sería tan Rico?— Preguntó uno de los empresarios mientras los otros reían.
—¿Qué opina usted de eso? Me imagino que no sabe nada respecto a la comunicación— Le preguntó el empresario directamente a Aurora.
Aurora lo miró y sonrió, no la creían capaz de ser inteligente, parecía ser el típico cliché de la mujer que es solo bonita.