William regresó y encendió las luces de la habitación, Aurora se lleva la sábana hasta su cara, no quiere que William la descubra pero eso fue en vano.
William quitó la sábana con cuidado, y al darse cuenta de que no era Gretel se llenó de terror, no podía creer que haya cometido una equivocación como esa.
-¿Qué haces ahí?- preguntó anonadado.
-Cambié de habitación con Gretel, el aire acondicionado está dañando y ella necesitaba descansar- le respondió avergonzada.
-¡Maldita sea! Hice el amor contigo, ¿Por qué no me detuviste? ¿Por qué no me dijiste que eras tú?- preguntó enojado.
-Intenté decírtelo pero me callaste- se limitó a responderle.
-Con razón sentía que tú zona íntima estaba apretada- dijo preocupado.
-Es que yo nunca había tenido sexo, está fue mi primera vez- dijo Aurora muy avergonzada.
William no podía creer que haya cometido tal error, acostarse con la hermana de su prometida era un grave error.
-¿Qué dirá Gretel ahora?- se preguntaba en alta voz.
-No tienes que decirle nada, yo no le diré lo qué pasó, simplemente fue una confusión, sé cuanto la amas-
-Aurora voy a odiarte toda mi vida por esto, yo amo a tu hermana y que te quede muy claro que jamás serás una mujer para mi- fueron sus palabras.
William salió de la habitación enojado, estaba enojado consigo mismo por no haberse dado cuenta que Aurora no era Gretel.
Aurora no pudo evitar sentirse mal por lo sucedido, lloraba no solo porque fue su primera vez, si no también porque William juró odiarla toda su vida, además sentía que estaba traicionando a su hermana.
Al día siguiente, los gritos de Gretel despegaron a Aurora, por un momento sintió terror, se levantó atónita.
-Te juro que no fue intencional- dijo repentinamente.
-¿De que hablas? Sal de mi habitación, ya vinieron las personas encargadas para arreglarme para mi boda- le dijo Gretel con toda su autoridad.
Aurora salió rápidamente de la habitación, corrió hasta encerrarse en la de ella, el corazón parecía que se le saldría por la boca.
Aurora sabía que si Gretel se daba cuenta de lo sucedido, ella sería capaz de matarla, además bastante problemas ha tenido con su hermana.
Mientras Aurora tomaba el baño, no podía parar de llorar, deseaba tanto a William pero no era así como quiso alguna vez tenerlo, ahora debía guardar ese secreto para toda la vida.
Finalmente después de aproximadamente una hora, Gretel estaba lista, así que, se dirigió a la habitación de su hermana para ver si necesitaban ayuda.
-¿Madre cómo les ayudó?- preguntó Aurora.
Cristina ignoraba a su propia hija, Aurora sentía como el favoritismo le favorecía a Gretel, ella siempre ha sido la luz de sus ojos.
-Aurora tráeme un poco de jugo de naranja por favor, que sea rápido- le pidió, más bien le ordenó.
Aurora bajó hasta la cocina y preparó el jugo de naranja para su hermana, unos pocos minutos después lo llevó.
Gretel entró al baño tomando su jugo de naranja, parecía tener mucha sed.
-Aurora qué vestido tan horrible llevas puesto, peor no te culpo, tú no sabes vestir bien- le dijo Gretel mientras la miraba de arriba abajo.
-Me siento cómoda con lo que llevo puesto, realmente no quiero impresionar a nadie- le respondió.
-Aurora no le respondas así a tu hermana, ella tiene razón, pareces como si no tuvieras dinero para comprarte un buen vestido- dijo Cristina en apoyo a Gretel.
Aurora prefirió salir de la habitación, su madre y hermana siempre estaban de acuerdo con lo que pensaban sobre ella.
Finalmente había llegado el momento, Gretel se veía radiante, despampanante y hermosa, su vestido blanco desconsolado la hacía ver única.
-Mi hija mayor Gretel, te ves hermosa, William te amará más cuando te vea- le dijo Henry su padre.
Al fin y al cabo llegaron a la iglesia, las personas estaban sentadas en sus asientos, William se mostraba radiante y un poco nervioso.
La música empieza a sonar.. Ta,ta,ta,ta,ta,tan.. una y otra vez.
La novia entra del brazo de su padre, William no puede dejar de sonreír, la mira como su sueño hecho realidad.
-Te entrego a mi joya preciosa, sé que la cuidarás- dijo Henry mientras le pasaba el brazo de su hija a William.
-No se preocupe Don Henry, la cuidaré con mi vida- le respondió.
William tomó de la mano a Gretel, juntos se pararon frente al padre que los casaría.
El padre decía como siempre unas palabras antes de casarlos, palabras de amor y de fortalecimiento para el amor.
Después de unos largos minutos, finalmente había llegado el momento, Gretel no podía creer que finalmente sería la señora Dexter.
-Si hay alguien que tenga algún impedimento para que esta boda no suceda, que hable ahora o calle para siempre- dijo el padre a gran voz.
Todos los presentes miraron hacia atrás, quizás para demostrar que nadie se opondría a la boda.
Aurora en su corazón dijo ‘Yo, yo padre me opongo’, pero sólo fue en su mente, ella sería incapaz de hacer algo así.
Antes de que el padre pudiera decir algo más, Gretel se levantó el velo de su cara,
Sin que nadie lo esperara, Gretel empezó a toser, se sintió algo mareada, después vomitó todo su vestido, hasta que por último comenzó a convulsionar.
-¿Hay algún doctor presente?- preguntó William mientras la sostenía para que lo cayera al piso.
Rápidamente unos de los invitados se presenta como doctor, la gente está anonadada, un día tan hermoso estaba siendo empañado por algo malo.
-La señorita muestra indicios de envenenamiento- dijo el doctor.
William se asombró por lo que le había dicho el doctor, los padres de Gretel se volvieron casi locos, no podían creer que su hija fuera envenenada.
-Pero ¿Cómo envenenamiento?- preguntó su madre angustiada.
Los invitados no podían creer que realmente la novia haya sido envenenada, eso era una atrocidad en su día, la alegría se había convertido en lágrimas.