William se detuvo para conversar con la persona del lugar, observó a Aurora de arriba hacia abajo, tenía el cliente Perfecto para ella.
—William no quiero hacer esto por favor— suplicaba.
—Dijiste que harías lo que sea para que te dejara ir, y lo que quiero que hagas es que trabajes esta noche como una mujer de este club, complaciendo a los hombres— Le dijo sin remordimientos.
—No lo haré, no soy de esa vida, me da asco hacer eso—
—Tu querías que te dejara ir, entonces ahora lo cumples.
William llevó a Aurora bruscamente hasta una habitación indicada, al abrir la puerta, había un hombre en toalla esperando.
Aquel hombre se maravilló al ver que no estaría con cualquier mujer del lugar, parecía ser una joya para él.
—William no quiero hacerlo— Lloraba sin consuelo.
—Dijiste que haría
