—¡Ah! —Vincent dejó escapar un grito miserable, retorciéndose de dolor y temblando. De repente, pareció perder el equilibrio y se desplomó desde la barandilla del balcón.
—¡Ah, mierda!
—¡¡¡Bang!!!
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—¿Hmm? ¿Aún estoy vivo o... estoy muerto? —Vincent levantó la cabeza lentamente, dándose cuenta de que estaba en el suelo. Estaba oscuro.
Vincent se sobó la cabeza y trató de mover su cuerpo, que le dolía por todas partes. Sin embargo, antes de que pudiera intentar ponerse de pie, algo perfumado llegó a su nariz. Vincent entrecerró los ojos y miró en dirección al encantador olor.
Era una mujer. Una mujer hermosa. Y en el estado de somnolencia de Vincent, parecía un ángel del cielo.
—¿Estoy muerto? —Vincent susurró a la chica.
La chica encendió la luz del celular y se acercó de puntillas, mirándolo inquieta.
—Oye... Tú... ¿Estás bien? —La chica se puso lentamente en cuclillas frente a Vincent, mirándolo con preocupación.
—¿Hmm? Yo... No sé... ¿Estoy muerto? ¿Eres... un humano o un ángel? —Vincent seguía atónito.
—¡Un ángel! ¿Estás borracho? —La chica frunció las cejas e hizo un puchero, pareciendo aún más hermosa que Lora bajo la luz de su teléfono.
Pero no era Lora.
—¿No eres un ángel? Déjame ver si estás caliente… —Vincent le tocó la pierna.
Estaba caliente.
—¡Ahhh! —La chica gritó sorprendida. Por instinto o no, pateó la frente de Vincent en pánico.
Vincent se desmayó de nuevo.
—¡Tú te lo has buscado, idiota! —Clamó la chica asustada y se apresuró a marcharse cuando oyó que alguien se acercaba.
Justo después de que ella se fuera, varias personas se apresuraron a venir desde las casas. —¡Oh, Dios mío, alguien ha saltado del edificio! ¡Es el chico doctor de arriba! Oh, Dios mío, ¡vamos chicos!
—¡Mierda! ¿Está muerto?
—Oh Dios mío, ¿intentó suicidarse?
—¿Dónde está su novia? Rápido, que alguien la llame. ¿Dónde está ella?
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—Dónde estoy… —Vincent estaba un poco aturdido mirando el deslumbrante escenario frente a él.
¿No había una hermosa chica delante de él hace un momento? ¿Dónde estaba ahora?
Vincent miró hacia abajo y se encontró de pie en... en un espacio en blanco. No había nada a su alrededor, ni por encima, ni por debajo de él. Parecía como si estuviera en un universo vacío, rodeado de estrellas y luces parpadeantes. ¿Estaba en el espacio exterior? Vincent soltó una carcajada ante su absurdo pensamiento.
—¡Oh, Dios mío! —Vincent gritó al sentir que sus pies se desprendían por debajo de él.
—¿Qué... ¿Qué está pasando conmigo? ¿Estoy jugando a algún tipo de juego de realidad virtual? ¿Es una especie de broma? —Vincent tanteó para tocar algo. Pero no había nada, nada en absoluto.
Agitó la mano, ¡pero ni siquiera había aire!
¿Qué demonios? ¿Era esto un sueño? ¿O su alma estaba fuera de su cuerpo?
Sin más remedio, Vincent giró la cabeza sin decir nada, tratando de adaptarse a la situación. Incluso saltó para ver si podía caer y despertar como en un sueño.
Pero todo fue en vano. Lo único que pudo hacer fue quedarse allí, observando y escuchando.
Las estrellas y las luces parpadeantes parecían moverse como si interpretaran una historia, un guión que Vincent no entendía. Se quedó mirando fijamente y su corazón empezó a latir al darse cuenta de lo que se estaba proyectando. Era el universo.
Big Bang... Expansión... Materia y polvo... La gravedad... Galaxia, nebulosa, la Vía Láctea... Colisión…
La pequeña materia se sintetizaba constantemente frente a él. ¿Eran partículas? ¿Quarks? ¿Neutrones, átomos o moléculas? ¿Cómo podía ver con sus ojos semejante quantum dentro de la materia? ¿Qué mierda... dónde demonios estaba?
De repente, Vincent sintió que una fuerza recorría su cuerpo y el deseo de controlar la fuerza de la naturaleza surgió inconscientemente también en su mente... ¿Qué demonios?
Se descompone... se sintetiza... se descompone... se sintetiza... ¿Qué era esa fuerza?
Espera, ¿qué era eso?
Frente a él, un cuerpo celeste redondo y oscuro surgió de repente. Estaba atrayendo, tirando y devorando con fuerza todo lo que le rodeaba. Las materias de innumerables cuerpos celestes se retorcían y eran engullidas, convirtiéndose en polvo ante los ojos de Vincent.
¿Era eso... un agujero n***o?
Mientras Vincent seguía mirándolo con asombro, vio una figura familiar que le daba la espalda y caminaba hacia el agujero n***o apresuradamente.
¿Lora?
—¡Lora! ¡Vuelve! ¡No vayas allí! ¡Lora! ¡No!
Viendo cómo su delicado y grácil cuerpo era distorsionado, retorcido y despedazado por el agujero n***o, ¡Vincent no pudo evitar gritar con fuerza!
—¡Ah! —Vincent se incorporó mientras gritaba y agitaba la mano intentando detener a Lora.
Sin embargo, en lugar del agujero n***o, la brillante luz blanca de una bombilla incandescente deslumbró sus ojos. Vincent miró a su alrededor confundido; estaba en una vieja cama moteada, con una bata de hospital y un gotero en la mano.
—¿Estoy en... el hospital? —Se preguntó.
Vincent sacudió la cabeza y parpadeó, tratando de adaptarse a la luz.
—¡¿Ven?! ¡Les dije que estaba bien! ¡Saltar del edificio es demasiado para un cobarde como él! ¿No has visto que ha elegido un lugar suave para saltar? —Una voz familiar sonó con indiferencia y desagrado.
Vincent se sorprendió al ver a su subdirector, el mismo que le reprobó, de pie cerca de él. ¿Estaba en el hospital en el que estaba internado?
Aturdido, Vincent comprobó entonces que no sólo el Sr. Johnson estaba junto a su cama, sino que otras cuatro personas lo rodeaban. La vieja y malvada casera de su apartamento, la señora Brown, y dos vecinos varones que vivían en el mismo edificio. En cuanto a la última, era una amable anciana llamada Sra. Moore.
—¡Estás vivo! ¡Gracias a Dios! ¿Puedes hablar muchacho? —La señora Brown hablaba al oído de Vincent. Vincent entrecerró los ojos y trató de apartarse mientras su aliento olía a sopa de col. Era la típica casera que se veía en las películas, vieja, malvada y que vigilaba constantemente a Vincent y a quienquiera que trajera al apartamento. A Vincent le caía bastante mal, pero no tenía más remedio que aguantarla porque el alquiler era bastante barato.
—¿Nos reconoces? Somos tus vecinos —Los dos hombres miraron con curiosidad a Vincent.
—Silencio, lo están abrumando... —La señora. Moore tocó la frente de Vincent con cariño:— ¿Me reconoces?
—Sí, señora Moore. Puedo reconocerlos a todos. Estoy bien —Vincent sonrió a la señora. Moore, y luego asintió al resto—, Siento haberlos preocupado.
Al decir eso, miró al señor Johnson, cuya mirada de odio seguía sobre él.
—Me alegra oír eso. Pero, ¿por qué has saltado, Vincent? —La señora Moore se limpió la comisura de los ojos mientras miraba a Vincent con tristeza.
Vincent se debatía entre el fastidio y las ganas de reír. Si les decía que había sido... bueno, golpeado por algo extraño como un meteorito, ¿Quién le creería? Era más probable que pensaran que se había vuelto loco después de saltar de un edificio.
Sin embargo, antes de que Vincent continuara, la señora Brown dio una palmada y habló en voz alta: —¡Oye, estoy preocupada por el alquiler que no has pagado! Han pasado cuatro meses desde que pagaste la última vez, ¿recuerdas? ¿Cuándo me vas a pagar el alquiler?