—Lily, esto es todo lo que tengo. Me estoy quedando sin dinero. ¿Pueden tú y David esperar hasta que reciba la pensión de su padre? —¿Esperar? Oh, no. Se lo he contado a mis hermanas y esta vez nos ayudarán —La mujer llamada Lily estaba desesperada. —¡Mamá, haz algo! Si es así, ¿por qué no me das una o dos joyas tuyas para que pueda cambiar algo de dinero por uso temporal? —Sugirió David descaradamente. Qué sinvergüenza viviendo de sus padres. Vincent no pudo soportar escuchar más de esto, así que llamó a la puerta. —¿Quién está ahí? —preguntó David. Como era de esperar, David se acercó y abrió la puerta. Era un tipo corriente con el pelo corto, de los que no se reconocen entre la multitud. Era bastante fuerte, pero se vestía de forma llamativa. A su lado había una mujer que no pare