Capítulo 3: Boom, Boom (Parte 1)

4386 Words
Kendrick Estoy acostado de lado debido a las heridas en el sofá cama del estudio. Viendo la foto de nuestro primer beso, en donde comenzó todo. Los chicos están dormidos entre el sofá cama y el futón. Obligué a Fabi que se fuera con Tiara. La idea era que todos dormiríamos en el estudio, disfrutando la noche. Sin embargo, no quería que Tiara enfrentará sola a la Leona. Al estar Fabi con ella, será mejor su tortura. Además, era tarde para irse sola. Aceptó sin pelear, ellos son muy unidos y eso me alegra. Estoy releyendo el mensaje de texto que envió Tiara. Llegamos ahora mismo. ¡Gracias por la bonita noche! Te dejo que vamos a enfrentar a la Leona y no será nada fácil. Le respondí enseguida: De nada. Descansa, te aconsejo que pongas de escudo a Fabi. Él puede manejar mejor a la Leona y sobrevivir al ataque. Esta noche fue especial para mí, nunca lo olvides. Esperé, pero no recibí mensaje de vuelta. Asumí que están bregando con la Leona y nada fácil es la felina. Suelto mi celular, me quité la camisa y la lancé al suelo. Me lastimé el brazo. «¡Ay, qué maldito dolor!», maldije en mi mente. Cuando uno tiene un golpe se encaja en todos lados. Recorrí con la mirada el estudio. Oscar está al lado mío babeando con el control remoto encima, de todos es el más agresivo. Tiene problemas de ira y su aspecto va acorde. Tiene muchos tatuajes por todo el cuerpo, su pelo es rapado a los lados y cabello castaño en el medio. Su cuerpo es tosco, ama ir al gimnasio y enamora a las chicas con esos ojos verdes. Trabaja en “GameStop”, su madre convive con un mantenido y él pelea mucho con el tipo. A cada rato duerme en mi casa, incluso, hay una habitación con sus pertenencias. Es mi hermano, nunca lo dejaré en la calle, mi casa es su hogar y él lo sabe. En eso escucho a p**o hablar incoherente, siempre habla dormido y al otro día le montamos el vellón. Es el bebé de la pandilla, se llama Jorge, pero al haber dos y siempre se pasa silbando su apodo es p**o. Es el bonitillo, cambia de look constantemente, ya sea trenzas, pelo largo o rapado y está en un curso de barbería. Ahora mismo su look es pelo largo en cola de caballo, es rubio natural, ojos azules y bien blanco. Al ser tan bonito pensarán que es un puto. Pues se equivocan, es tímido, pero con nosotros es un charlatán. A p**o comunicarse con extraños le cuesta y por eso lo protegemos mucho. Al lado de él duerme Zuriel, nuestro nerd, es muy inteligente y en la tecnología el mejor. Es un indio con su pelo largo y sus ojos achinados oscuros. Es alto, demasiado, más que yo. Literalmente soy alto, pero Zuriel es otra cosa. Su trabajo es arreglar computadoras y es bueno en ello. En el futón está el segundo Jorge, pero no tiene apodo y es lo contrario de p**o. Es gritón, arrogante, su pelo rizado n***o y es nuestro gordo. Ama comer, odia el ejercicio y su panza es nuestra mascota JJ. Ronca tan alto que parece un oso, pero ya están todos alcoholizados y no sienten nada. Es chef natural, pero está estudiando oficialmente “Artes Culinarias”. Trabaja en el restaurante del tío y su comida es un manjar. Al lado de Jorge, con la sábana hasta la cabeza está el alma del grupo Timoteo, y es nuestro emo rockero. Es más, ni él mismo sabe quién es. Es bromista, siempre viste de n***o y es tan flaco. No se engañen, come demasiado, entre Jorge y él mantienen una competencia. Su pelo es lacio y tiene ojos oscuros. Además, de piercing por todos lados. Es un holgazán, pero ama la guitarra y siempre le aconsejo que vaya por ese camino. Aunque empezó a trabajar con el padre de Fabi en el Car Wash, vamos a ver si dura. Cada uno es diferente, pero somos hermanos y los acepto. Por última vez observo la foto, los párpados los siento pesados y los ronquidos de Jorge lejanos. —¡Despierten vagos, vamos! ¡Muevan su culo peludo y apestoso! Escucho gritos y me tapo los oídos. No puede ser cierto, quién coño se atreve a despertarme de esa forma. Mis amigos peleando, mandando para el infierno al que grita. En eso siento que me mojan la cara, me levanto encolerizado y al abrir mis ojos veo al idiota de Fabian. —¡Imbécil, te mato! —bramé por el techo. Fabi se va corriendo y se oculta detrás de un desorientado Zuriel. Empiezo a zigzaguear, pero empuja a Zuriel encima de mí. —¡Ouch, idiota, mi brazo! —Me alejo de Zuriel con la herida latiendo y maldigo a todos los pelos de Fabi. Todos están adormilados, pero empiezan a reírse y Fabi también los acompaña. No aguanto, es contagioso estar con imbéciles y no poder contener la risa. Admítanlo, es imposible no reírse y me lanzo al suelo. Me limpio la cara, al menos el agua me levantó de cantazo. En eso se acerca Fabi, medio en perse y se sienta en el sofá cama. —¿Qué hora es Fabi? Me imagino que son al menos las 12:00 pm, almuerzo rico, nos trajiste —dice sarcásticamente Jorge y lo fulmina con la mirada. Todos miramos a Fabi, él siempre calmado y se recuesta en el mueble. Mira el marco del beso, alza una ceja en mi dirección y mira su reloj. Todos callados, esperando por él. No sé de dónde este imbécil saca tanta calma. —Son las maravillosas 8:10 de la mañana hermosa y se la estaban perdiendo —habló con parsimonia mientras coloca las manos detrás de la cabeza y se acomoda. Todos nos miramos, sin hablar nos lanzamos encima de Fabi y lo golpeamos. Él nos patea, pero somos más y me lastimé el brazo de nuevo. ¡Maldición! Me doy por vencido y todos se asustan. Muevo el brazo arriba hacia abajo, mis ojos se han puesto húmedos y Oscar se acerca a ver la herida. —Ven, tienes sangre, voy a limpiarte —comenta Oscar y lo sigo hasta el escritorio. En eso se acerca preocupado Fabi y mira el brazo. —Hermano, ¿estás bien? —susurró Fabi y se rascó el cabello—. Perdón, si te golpeé. —Todos nos lanzamos, así que fuimos todos culpables —añadió p**o. —p**o tiene toda la razón —afirmó Timoteo y se lanza en el futón. —No es nada, es sangre, se limpia y nadie es culpable —dije mientras Oscar echa agua oxigenada en una gasa y empieza a limpiar—. Lo importante aquí, es saber el motivo de Fabian a madrugar —cambié el tema y esperé la respuesta. Me arde, pero aguanto y me soplo la herida. —Como es solo sangre, vamos al motivo de la visita a mis hermanos —dijo Fabi en su piel de nuevo. Jorge le lanza una almohada y Fabian la atrapa. —Hermano con instintos suicidas —murmuró Jorge serio—. ¿Qué opinas amigo puño? —le habla a su mano gigante y Fabian lo ignora. —¿Si creían que sería el único imbécil en madrugar mientras ustedes dormían como lirón? —refuta Fabi—. Están equivocados —movió el dedo índice negando y se sienta en el escritorio. Todos nos miramos dudosos. —¿Quién te despertó? —le peleó p**o frunciendo el ceño—. Estoy confundido. ¿Qué culpa tenemos nosotros? —Se hizo una coleta en el cabello. —Pues ahí viene lo divertido, escuchen con atención. —Fabi pone la mano en el oído y nos señala. Tanta vuelta al asunto y no comienza a hablar. Nos tiene desesperados, aunque es normal en él, le gusta crear tensión y agarrar la noticia hasta lo último. —Me despertaron con agua en la cara, abrí los ojos con ganas de golpear al tarado y lo que veo es a mi tía loca. Todos nos empezamos a reír asquerosamente, Jorge se lanzó al suelo, Timoteo golpeaba el futón y Oscar aplaudía. Enojados jamás, con esta semejante noticia podemos despertar hasta las 5:00 am. Fabian finge seriedad, pero sonríe a medias y prosigue. —Estaba con ganas de golpear, pero era una dama. Me enseñaron que a las mujeres no se les pega ni con el pétalo de una rosa. Aunque tengo serias dudas con mi tía, ese carácter y ese porte me hace pensar si tiene una palanca allá abajo. ¡Dios! No podemos detener la pavera, estamos muertos de la risa y hasta lágrimas estoy botando. Me estoy imaginando todo, incluso, la cara de Fabian y es imposible no reír. —Estoy de acuerdo con eso, a veces parece macho de las cavernas —logré decir entre risas y me limpié las lágrimas. En eso Jorge se levanta del suelo, se acerca hacia nosotros, Oscar terminó de limpiar la herida y está recostado en la silla riendo. —Esperen lo mejor —nos detiene con las manos a los lados en alto—. Me limpio la cara mojada con la sábana y me volteó para ignorarla con la almohada en mi cabeza. En eso siento otro chorro de agua, me cagué en todas las amargadas y tías brujas. Empezamos a hacer bulla y reír a todo dar. Fabi se baja del escritorio y empieza a mover las manos. —Desgraciado, te vas a dormir a otro lado —Fabi imita la voz de la Leona—. Vago, eres una lacra. Anoche te acepté porque era tarde, pero no pienso tener a flojos en mi casa. En eso Timoteo se levanta sin poder, agarró su paquete y se marchó corriendo al baño. Me imagino a la Leona con sus ojos fuego, en bata y con muecas semejantes a las que Fabi está haciendo en este instante. —¡Timoteo, apunta bien el chorro! —grita Zuriel mientras golpea el futón. —Todo esto me ha pasado gracias a mi hermano Ken. Tuve un despertar bendecido y el día me dijo: Fabian busca a tus amigos y despiértalos con este amor matutino. No sabes el esfuerzo que fue soportar a mi tía en la madrugada y al despertar también, es agonizante. Jorge le echa el brazo por el hombro y se pone serio de momento. Todos en la espera de una de las suyas. —Te has salvado de mi amigo puño porque no has hecho el día. Solo faltó verte mojado. Es que te imagino tratando de calmarte, ella como cacatúa y tus venas casi a reventar. Fabian empuja a Jorge por disfrutar de su desgracia. Sin embargo, es la verdad, cuando Fabian se molesta, sus venas se brotan y trata de calmarse, pero se ve su tensión en desacuerdo. Él siempre es sereno, pero de las pocas veces que se endiabla, huye de su rabia. En eso aparece Timoteo, nos estamos tranquilizando y me duele el estómago de tanta risa. —Estamos a mano, hermano, me desperté con agua. No obstante, mi despertar es mil veces mejor que el tuyo. La Leona es un grano en el culo y más a esa hora matutina —comenté y me puse de pie. Fui por la foto y la llevé a su sitio con la atenta mirada de la pandilla. Agarro mi camisa y mi celular sin batería. Los miro serio a todos y les saco el dedo malo. —Qué agresivo eres, tranquilo —dijo Zuriel y mira su celular. —¿Cómo está? ¿Valió la pena el agua mañanera? —le pregunté y espero su respuesta. Me paso la mano por el cabello y Fabi me observa fijo. —Ella siempre vale la pena todo, siempre, hermano —Fabi se asegura que entienda—. Tiara extrañamente está con una sonrisa de oreja a oreja. Hasta cuando mi tía la insultó con todas las ofensas posibles. Ella sonrió y lo más cómico fue su respuesta. —¿Cuál fue? No rodeos, dime —lo insté. —¡Descansa madre, es muy tarde! Me sonrío, esa es mi chica y mi Sirena. Me fui hacia la puerta y antes de irme me giro. —Ella es perfecta y siempre valdrá la pena para mí también. Vamos para la playa, prepárense y comemos fuera. Me marcho, iré a darme una ducha y llamaré a mi Sirena. Si les quedaba alguna duda sobre mis sentimientos a los chicos y en especial a Fabi, lo aclaré. Al llegar a mi cuarto voy hacia la mesita de noche y conecto mi celular. Lo enciendo, vuelve a la vida y entran las notificaciones. Me voy hacia el baño, necesito espabilarme por completo y tener cuidado con mis heridas. Mi sirena estuvo feliz, bloqueó toda la mierda y aun así pensó en mí. Me lavo la cabeza, el chorro me masajea y terminé de asearme. Me salí de la ducha y me seco con cuidado. Al salir con la toalla, busco en el armario mi traje de baño azul cielo, saqué calzoncillos y una camisa sin mangas. Dejé caer la toalla, me visto a las millas y rápido fui hacia el celular. Tengo un mensaje de Tiara, enseguida lo abro. ¡Buenos días! Es temprano, las 7:25 de la mañana, pero la Leona rugió y despertó a todos. Fabian pagó todos los platos rotos, pero nada quitó mi sonrisa. Mi sonrisa es enorme, mi Sirena me dio los buenos días y sonrió por mí. Me gusta sentirme idiota por ella. Solo me entiendo yo. Decido llamarla, deseo escuchar su voz. No responde, suena y suena. Tal vez no pueda por la Leona y cuando iba a colgar escucho su suave voz. —¡Hola, Ken! Estoy encerrada en el baño para poder hablar. —¿La Leona está en la casa? —Sí, por desgracia. Es insoportable, repite todo y aún discute porque llegué tarde. La escucho, bajar la voz y suspirar. —Necesito que vayas con nosotros a la playa. Necesitas aire, salir de esa tortura de la Leona. —Salir de aquí es una misión peligrosa. No saldrá, es una cárcel su casa y ella es la prisionera. Maldita costumbre, quiero romper esa cadena en ella. Quiero que arriesgue, no se rinda y no piense tanto. —Te espero en media hora, inventa lo que sea. Es un reto Sirena, la adrenalina es mi segundo nombre. Sé que debajo de tu piel escondes la tuya. Vamos, empieza a vivir mi chica. No te niegues a la vida. —Me retas, es increíble, eres un imbécil. Mi madre es… —se escucha molesta y titubeante. —Olvídalo Tiara, no dije nada —la corté y retiré mis palabras. —Tampoco así, ¡ahh! —se alteró—. No me trates de niña miedosa. Escuché a su madre loca gritar. —¡Ya voy, ni ensuciar se puede en esta casa! —gritó por fuera de la línea. Me empiezo a reír, ella vuelve en el momento de mi pavera. —Eso fue excitante, saber que conmigo cagas amor. —Ya basta, tengo que salir del baño, sospechara —cuelga sin despedirse y sin más. Tengo deseos de llamarla, pero no será ahora. Agarro el celular, está en 25%, pero lo cargo en el jeep. Me coloco la camisa, el perfume, me peino y agarré la cartera junto con las llaves. Salgo del cuarto, en el pasillo me encontré con mi hermosa madre y la abrazo. Ella tiene el pelo castaño largo y siempre brilla. Mis ojos los saqué a ella y siempre está arreglada. —Vas para la playa, fui al estudio y me contaron. Antes de que te vayas, tu abuela está en el cuarto. —Vamos, nunca me iría sin su beso. Nos encaminamos hacia el cuarto de mamá, al abrir la puerta mi abuela se levanta de la cama y me alcanza. Sus brazos me rodearon, les cuento que sus apretones son únicos y ricos. Ella es mi adorada nana. Me regañó, me consintió y la amo con locura. Mi madre es una versión más joven, son idénticas y hermosas. —Mi pequeño sol, deja ver esas heridas —dijo preocupada la nana. Nos sentamos, ella empieza a examinar y le muestro la espalda. La abuela busca en su bolso, saca un pote y empieza a rociar. Se siente frío, pero a la vez refrescante. Mi mamá nos observa con sus ojos brillando de emoción. —¡Gracias, nana! —agradecí por tenerla—. Se siente bien. ¡Te amo! —beso su frente y ella sonríe. Me levanto, voy hacia mi madre y la beso de piquito. Siempre nos besamos así, es el amor de mi vida por siempre. —¡Cuídate, te amo, bebé! —mi madre comenta y acaricia mi mejilla. —Si madre, disfruten y vayan a la piscina. Por hoy no molestaremos. —La casa sin ti y tu pandilla es triste bebé —afirmó mi madre. —¡Te amo, pequeño! Nosotras nos acostumbramos al ruido —dijo mi abuela y me marché contento. Voy bajando al primer nivel, ahí está el estudio, alejado de los cuartos para no incomodar. Al entrar están jugando mi juego, veo a todos, excepto a Fabian. —Nos vamos, ¿dónde está Fabi? —Está afuera, lo llamaron y salió. Nos espera en el carro, fue lo único que mencionó —comenta Zuriel y me alcanza con su mochila. Empiezan a apagar los equipos electrónicos, recogen sus cosas, saco mi celular en lo que espero a los chicos y no hay llamada de Tiara. —¡Listo, vamos por el agua! —dijo Oscar y colocó su brazo encima de mi hombro. Salimos al pasillo, recuerdo que se me olvidaron las tablas para llevar y las cosas necesarias. —¡Hey, chicos! —dije sobresaltado—. Faltan las tablas de surfear y las cosas… Me interrumpe p**o y comenta: —Está todo guardado, entre Jorge y yo empacamos todo lo necesario. —¿Las siete tablas? —insistí. —Sí, ahí están —dice Jorge y seguimos caminando. —¿Toallas? —vuelvo a ser intenso—. Porque en el apartamento no dejamos absolutamente nada la última vez. ¿Lo guardaron en la guagua o el jeep? Mis padres alquilaron un apartamento en Dorado, la mejor playa para surfear Kikita’ s está detrás y es hermosa. Tenemos una guagua que cabemos todos, porque en el jeep vamos apretados. Pero desde que Jorge sacó una camioneta Ford, a veces nos vamos en dos carros. —Está todo necio, confía. Está guardado en tu jeep y la camioneta de Jorge —murmuró p**o y me hizo muecas. —La última vez, confíe y dejaron las tablas —les saqué en cara—. Perfecto, nos dividimos afuera. Se empiezan a reír, me detengo y saco el celular, pero nada de Tiara. Oscar me mira extraño y me empuja. —¿Qué pasa Ken? Nunca has sido adicto al celular y has mirado intensamente ese aparato —interroga Oscar y todos hacen bulla. Observé de mala manera a Oscar, entiende mi mirada y se queda en silencio. —Corrección, ya es adicto al aparato nuestro Ken. Está flechado por el amor y lo cautivó una nena linda. Sin embargo, es difícil ese amor. Tenía que ser así, a la pandilla le gustan los retos y Ken no haría la excepción. La hija de la periodista obsesiva, esto es de horror —comentó sarcástico Timoteo y empiezan a reírse. Me detengo en seco, Timoteo se golpea en mi espalda y me volteo. Lo agarro de su camisa, lo acerco a mi cara y él sonríe descarado. A este maldito debo advertirle que la deje en paz. —Ya córtala, ella no es un juego de la pandilla. Es importante para mí, es parte de nosotros y se respeta como tal. Tiara es mi chica, la Leona me importa una mierda. Sucedió de la nada. ¿Cuándo me he amilanado? —le aclaré y lo suelto. Timoteo alza las manos en rendición y me besa la frente. Luego se va corriendo hacia el patio, me voy detrás para patear su trasero y en eso paré con él. Iba a mandarlo a China, tanto chocar con Timoteo y besos, no me agrada. Al mirar el motivo que lo hizo detenerse en seco, me sonrío de oreja a oreja. Mi pecho se llena más por ella. Ahí está mi Sirena con Fabian, hablando recostados en su aparato llamado carro y todos están pasmados. En eso Oscar se me pega, me golpea el hombro y observo a mi chica sin hacerle caso a mi amigo. Está aquí a pesar de su enojo conmigo. Aún estando con la Leona se escapó, aunque estaba enojada se arriesgó. Aceptó el reto de tomar su vida y ser libre sin importar las consecuencias. La veo toda pequeña, con su pelo suelto cayendo por sus hombros y su cabello rozando su espalda. Tiene puestas unas gafas grandes, ocultando sus hermosos ojos grandes que me atraen. Continúo mi recorrido por mi Sirena, veo su camisa azul oscuro, tiene un aliens y dice: “No creo en los humanos” pero el idioma es inglés. Muy original la camisa, como mi chica. Tiene unos cortos que me aceleran el corazón y muestran sus piernas peposas. Lleva unas sandalias sencillas, siento su mirada en mí y voy subiendo mi mirada lentamente, deleitándome. Sabiendo que me encontraré con esas mejillas rosadas, al pasar su camisa y al mirar su rostro, ahí está mi tomate viviente. Ella esconde sus manos en el bolsillo de atrás del short. Siento que todos me observan, en especial Fabian, pero nada me importa, más que mi Sirena. —La pandilla completa ha llegado, como saben, es mi prima hermana, Tiara. Oficialmente, la presento —se voltea hacia ella y le sonríe. Sé que le está dando apoyo, ellos se conocen muy bien y ella es tímida. Estar aquí para ella es un gran esfuerzo, siempre supe que debajo de esa piel se esconde mi aventurera. Se quita sus gafas, veo sus ojos grandes y mira de reojo hacia mí. Estás loca por mirar mi chica, lo intuyo y espero que Fabian hable su bazofia. —Aquel panzón es Jorge y su panza JJ. Siempre usa el sarcasmo, no dejes que te envuelva, es así —señala hacia Jorge y su panza. En eso Jorge va orgulloso hacia ellos y le da un beso en la mejilla a Tiara. Fabian lo aparta de cantazo, se coloca en medio y Tiara baja su mirada pasmada. Me pongo alerta, cierro mis puños fuertes y doy un paso adelante. Pero Oscar coloca su brazo en mi hombro y me detengo. —Dale tiempo idiota, esto para ella es nuevo. Como ven es tímida —comenta serio Fabi y ella pone su delicada mano en la espalda de él. —Mucho gusto Jorge, no es su culpa Fabi. Me acostumbraré a ellos, saldré del caparazón poco a poco —su voz nerviosa, pero firme y al fin me regala su mirada. Sonrío sin poder evitarlo, ella se sonrojó y se muerde el labio inferior. Sus labios me llaman, es mi droga nueva y me pierdo en ellos. —Lo lamento Tiara, no sabía que eras tímida, pero de todo corazón estás en familia. De eso puede dar fe p**o —dijo Jorge y señala a p**o. Como siempre, p**o saluda con la cabeza y da su mirada cohibida hacia mi chica. —Créeme, sé cómo te sientes. Te doy mi palabra de que aquí te sentirás cómoda, puedes ser tú y no juzgan —me sorprende p**o expresando sus sentimientos hacia una extraña. Todos lo miramos, él se encoge de hombros y entendemos que necesita espacio para que no lo acorralen. Timoteo avanza hacia Tiara, ella le sonríe genuinamente y sin timidez. Nunca había sentido tantos celos en mi vida, supongo que jamás he tenido a nadie que me importara para celar. —Hola de nuevo Tati, acá te divertirás mucho y te soltarás pronto —habló Timoteo en confianza. Se saludan con un apretón de mano, la llama Tati, me corroe la duda y cómo se conocen. Nunca la pandilla había sabido de la prima de Fabi y menos compartido con ella. Pero al parecer Timoteo sí, me tendrán que poner al día y pronto. Me siento tan tenso, Oscar me palmea y sabe como estoy. Nos conocemos tanto, nuestros arrebatos, virtudes y defectos. —Me alegro de volver a verte Timoteo —sonríe y se pone las gafas en la cabeza. —Pues seguimos, aquel gigante es Zuriel, es el más inteligente de todos —continúa Fabian y lo señala. Zuriel da un paso adelante, la saluda con la mano y ella lo imita. —¡Mucho gusto, prima! —susurró el gigante. —¡Gracias! —comentó Tiara. —Por último prima, el que está pegado al culo de Ken. Es Oscar, así todo intimidante, con piercing y tatuajes es muy llorón. Por otro lado, su carácter es cañón, así que huye de él. Es experto en videojuegos, el mejor después de Ken, por supuesto. Oscar serio como siempre, asesina con la mirada a Fabi y le saca el dedo malo. Se despega de mí, camina hacia Tiara y ella juega con su pelo. —¡Bienvenida a la pandilla! Si soportas a Fabi, créeme que me amarás a mí y mi jodido carácter. Porque tu primo es un asno, lo aguantamos, porque en la familia no hay excepción. Tiara lo mira con miedo, asiente y lo saluda con la mano. Oscar me sonríe con sarcasmo y se marcha al jeep. Me sorprende, se sienta atrás, siempre va de copiloto conmigo, no cede el asiento a nadie. Está dejando el asiento para mi chica, me acerco hacia ella y estamos frente a frente. —Ya conoce a todos. No hace falta presentarme Fabian, ya nos saltamos la presentación y el destino fue la ayuda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD