Capítulo 6: Odio, Llorar (Parte 1)

4513 Words
Tiara Estoy en la fila de la cafetería de la Universidad, hoy es jueves y tengo una clase a las 8:00 de la mañana. Tengo dos clases y salgo a las 10:00 am. Luego tengo que trabajar, al menos llegué a las 11:30 anoche y mi madre no se encontraba. Agradecí a todos los santos, estaba nerviosa y Ken no quería dejarme por la Leona. Por la mañana salí mucho antes, activé la alarma a las 5:00 am y en lo que me aliste salí de casa a las 6:00 am. No quería encontrarme con ella, sé que no podré huir siempre de ese encuentro, pero prefiero retrasar el momento. Me tomé la pastilla cuando desperté. El hambre que tengo es enorme y llegó mi turno para pedir desayuno. Ordené un sándwich con huevo y jugo de manzana. Extraño el desayuno de la panadería de Manolo y conversar con mi viejo. Espero por mi orden, sin embargo, siento que las chicas cuchichean y miran hacia mí. Al parecer son efectos colaterales de salir con un chico “Playboy”. Deben estar pensando qué vio en ella. Hasta el sol de hoy eso mismo me pregunto. Hoy me puse una falda de campana floral, con una camisa blanca de botones y mis “Vans” florales. Amanecí tan contenta que quería ser un jarrón con tantas flores. Mi pelo suelto como tanto le gusta a Ken, me puse una hebilla de flor al lado y sonreí a las chicas que me observan. Me entregan mi comida y voy con mi bandeja hacia la mesa más lejana. Empiezo a comer, no puedo evitar recordar mi noche con Ken y mi sonrisa está clavada en todo mi rostro. Lo único horrible fueron las tres chicas calientes, así las apodé en mi mente. Son insoportables, no tengo amigas y agradecí que nunca fueran como ellas. Tan solo recordar mi encuentro a solas con Celia y aún se me erizan los pelos. *** Al salir del cubículo del baño me topé con la rubia caliente y fui hacia el lavamanos. No quiero respirar su mismo aire, pero si no me lavo mis manos es capaz que mañana salga en la prensa. ¡Exclusiva! A la novia del “Playboy” no le enseñaron a ser higiénica. Hemos sabido por buenas fuentes que va al baño y nunca se lava sus manos. Debe oler a pescado podrido. Me lavé las manos, tranquila, ella se arregló su fabuloso cabello y agarré papel secante. Lo tiré a la basura, me volteé para irme y me bloqueó el camino. Diosito, en otra vida debí haber sido “Cruella De Vil”, me tocan tantas batallas. Me quedé quieta y ella me evaluó muy meticulosa. Estoy nerviosa, empecé a jugar con mi pulsera y esperé por su escrutinio. Ella da vueltas alrededor de mí, está examinando detalle a detalle y me muevo de un pie a otro. A veces odio ser tan débil, les doy el poder a gente como ella de pisotearme. Celia vuelve, se colocó al frente mío, es más alta que yo y su cuerpo esbelto. —No entiendo, estoy tratando de comprender que te vio y ser objetiva —se cuestiona el gusto de Ken—. Eres sosa, aburrida y nerviosa —cruzó sus brazos debajo de su pecho—. Eres un hámster de laboratorio, toda asustada e indefensa. Tu vestimenta X, eres todo lo contrario a sus gustos. Además, tu nombre es Tira —bufó y con su mano delicada la sacudió delante de mi cara—, un nombre en peligro de extinción. —Después de trapear el suelo conmigo se comenzó a reír. Una risa malévola desprende y se me eriza la piel por su maldad. Nunca había sentido tanta vileza reunida en una persona. Recapitulando mi madre es lo más tóxico que he tenido al frente, pero no supera a esta chica. Creo que es la sangre que a pesar de todo nos une. Tal vez tienen un empate en malicia, pero al ser familia la excuso. Respiré, tomé valor y contesté nerviosa. —Me llamo Tia. ra. —pronuncié una sílaba a la vez—, tú puedes lograrlo —la insté con la mano y su rostro se arrugó—. Hazlo conmigo, despacio y separado para que no te confundas Tia. ra. —volví a dividir la sílaba, he ayudado a sus demonios a atacar—. Considero que para alguien como tú no es tan complicado pronunciar un nombre tan corto y eso que son solo cinco letras —levanté mi mano abierta y moví mis dedos en su rostro picante. Ella abre sus ojos gigantes, su risa malévola ha desaparecido y veo ira en sus ojos verdes. Tan lindos ojos, pero muestran odio y maldad. Voy a pasar por el lado, ella me empuja el hombro y luego se limpia la mano con asco. Acaso tengo lepra, tal vez mugre, quizás y por eso su mano se ha ensuciado. —Me tratas de decir que soy bruta —se tocó a la defensiva su pecho—. Eres increíble, hámster de laboratorio —se supone que es un insulto, me ha dejado anonadada—. No, esto debe ser una broma de mal gusto —dijo con ironía—. Espera, aquí debe haber cámaras ocultas y paparazzi. —Celia empezó a mirar por todo los rincones. Aunque eso no me extrañaría, es posible que salga de la ventana un animador con su voz gruesa y diga: ¡Hola, Tiara! Has caído en “Mira que te veo”, solo eres una conquista para Kendrick. Aunque lo de bruta nunca lo mencioné, seamos sinceras, lo pensé y puede que sea chueca de mente. La dejo que continúe buscando cámaras ocultas y prosigue con su show. —Eso eres, una prueba para Ken —se giró de golpe con sus ojos saliéndose de órbita y con su dedo índice me apuntó—, diversión —aplaudió y se detuvo al frente mío—. Él ama la adrenalina, tal vez eres solo una pesca —miró hacia arriba con sus ojos perdidos y asintió. Celia necesita mencionarlo en voz alta más para ella, que para mí—. Cuando vea lo insulsa que eres, se aburrirá y volverá conmigo —sonrió falsamente y volvió a mirarme viéndose lunática—. Lo conozco hace mucho, soy su tipo y tú en nada te pareces a mí —me otorgó una mirada despectiva—. Nunca, tú y yo somos de mundos distintos. Nunca creí estar de acuerdo con ella, pero tiene toda la razón y hasta merece aplausos por mi parte. Me he sorprendido por su veracidad. —Estoy de acuerdo, nunca seremos iguales —logré sacar mi voz y no solo en mi mente—. Somos muy distintas, una gran diferencia. Como el día y la noche, un ángel y un demonio —abrió la boca para refutar y alcé la mano deteniéndola—. No te quitaré más tiempo, mi novio me espera —sus cejas se unieron y sigue boquiabierta—Kendrick debe estar ansioso por verme y no a ti —pasé de largo y siento su agarre fuerte en mi brazo. Estoy nerviosa, pero igual siento fuerzas. Estoy preparada para luchar, por mí y por Kendrick. Él confía en mi voz y fuerza. «Tengo que ser fuerte», me di valor en mi mente. La puerta fue aporreada. Su agarre me recuerda a mi madre y mis nervios se intensifican. —¡Tiara, nena, estás tardando mucho y te extraño! —habló con fuerza Ken para hacerme llegar su mensaje compitiendo con la música de fondo. Celia me soltó el brazo al escuchar a Ken y volteé a verla. Sus celos vivos y a todo color me hacen sonreír de oreja a oreja. Sus puños apretó conteniéndose y caminé hacia la puerta. Al abrir me encuentro a Ken y sus facciones cambian al ver a Celia detrás. Él me acercó a su pecho, me dejé llevar y abrazar. Veo que Celia nos pasó y se marchó con su sexy caminar. Ken me sostiene la cara, examina mi rostro y me da un beso tocado. Su tensión bajando, él tiene el poder de calmar mis nervios y hacerme sentir segura. Agarré su cintura, respiré su aroma y me besó la frente. —¿Estás bien nena? —Su preocupación me fascina. —Sí, tranquilo, todo bien —comenté segura porque pude alzar mi voz y no callar. *** Vuelvo a la realidad, soy interrumpida por las tres chicas que cuchicheaban de mí. Se me atora el sándwich en la garganta, empiezo a toser y tomé un poco de jugo. Qué vergüenza, siento calor de momento y debo estar roja. Por más que me alejé, no entendieron mi punto y sonreí falsamente. Ellas no paran de reír como si me conocieran de toda la vida y fuéramos amigas íntimas. —Disculpa —habló la chica colorada y con pecas—, mi amiga no cree que seas… —la hizo callar la chica del medio empujándola con el codo. —Es imposible, deja la tontería —comenta la del medio y chica pecosa se ve decidida a mostrar su punto. —¿Eres la novia del chico “Playboy”? —su pregunta fue efusiva y con los ojos abiertos de par en par—. Yo sé que eres tú, pero mi amiga no quiere aceptarlo. —Le hizo muecas a la del medio. Las tres me observan y esperan que aclare el asunto. No puedo creer que me hagan esa pregunta. No puedo desperdiciar mi sándwich y di otra mordida. Las chicas esperan que tragué el bocado, me pasé una servilleta en los labios y di un sorbo del jugo. —Pues tu amiga está en lo correcto, no soy yo —murmuré ofuscada. La amiga se puso orgullosa, pero la pecosa no se da por vencida y me mira mal. Seguí comiendo y le agarré el gusto. —Son idénticas, eres tú —me señala y pisoteó furiosa. Las amigas están pasmadas por su reacción. —Es mi hermana gemela —removí el sorbeto de mi jugo y se me escapó una genuina sonrisa por mi locura—, dichosa ella —terminé de coronar la mentirijilla. Continúo comiendo, las chicas me dan una mirada dudosa y hago como si estuviera sola. La pecosa se quedó con la boca abierta y movió su boca para discutir, pero se arrepintió. Su amiga que nunca habló se marchó casi corriendo y la del medio la empujó de nuevo avergonzada. —Perdona la molestia. —La del medio se disculpó dándole miradas de reojo a la pecosa. Mi respuesta fue asentir y se marchan con el rabo entre las piernas. Las cosas obvias no se deben preguntar. Este sándwich está riquísimo y lo disfruto. Mi celular empezó a sonar y la pantalla parpadeó enseñando el nombre de Ken. Él tenía que madrugar por unas diligencias del videojuego. Por cierto, no quiere soltar el nombre. Será sorpresa para el lanzamiento, el cual estoy invitada. Antes de responder me comí el último bocado de sándwich y lo dejé sonar en lo que bajé la comida. —¡Buenos días, Sirena! —se escucha su voz adormilada y eso es tierno. Tengo ganas de estar acurrucada con él. —La sábana puesta aún —bromeé y bostezó—. Suenas dormido, al parecer no eres madrugador. —Lo dices y no lo sabes. Odio madrugar, pero todo sea por los sueños. Quería seguir soñando con mi Sirena. —Es un adulador. —¡Nah! —demasiado alegre expresé—. ¿A poco sueñas conmigo? —Nena, siempre estás en mi mente, no lo dudes —aclaró con su voz baja y ronca. —Todo un meloso —lo molesté y su risa suena por la línea—. Te cuento, llamaste cuando se retiraban tres fans tuyas. —En serio, te hiciste su amiga —dijo sarcástico. —Querían saber si yo era tu novia, la chica de las fotos —lo ignoré y proseguí. —Dime que usaban anteojos… —rogó entre risas contagiosas, ha conseguido que sonría embobada— porque se ve a leguas que eres tú. Eres especial con esa sonrisa y tu belleza única. Es que me hace ser papilla y sin tenerlo de frente. —Su vista estaba bastante bien —susurré y enrollé un mechón de cabello en mi dedo—. Creo que debes usar anteojos tú, no exageres tanta belleza —bufé y me pareció absurdo mi belleza—. ¿Dónde está la deslumbrante Tiara? —Tiara Figueroa, es muy temprano para que empieces —su tono de voz es fuerte—. No me hagas ir a la universidad, te besaré frente de todos y ahí verás tu belleza. —No puedes tienes compromiso. —Le saqué en cara. —Nena, por ti los rompo y llego tarde a la reunión. Además, con el tren llego a las millas a tu universidad —dijo con orgullo. Se refiere que con el “Tren Urbano” te simplificas la vida. Cero tapón y avanzas más. Dejas el carro en la estación de Bayamón, subes al tren y llegas a las millas. Mi universidad queda en la avenida Piñero y al bajar del tren estoy a unos pasos de ella. —Tranquilo Ken y eso que aún no sabes la respuesta que les di. —La risa solté y la comida olvidé por estar con este juego. —Estoy ansioso por saberla. —Olvídalo, es tarde y entro a las ocho —alejé el celular para verificar la hora. Me quedan unos diez minutos. —Tendré que ir por mi respuesta —su promesa la creí. —Les dije que no —me apresuré porque sé de lo que es capaz—. No era yo, era mi gemela. Se escucha su risa, es bonito escucharlo a todo pulmón y sonreí con él. —Eres única —logró formular entre su pavera—. Tal vez solo quieren ser tus amigas. —Su suposición no es válida, esas lo que querían era investigar. —Lo más seguro querían matarme, dejarme en el baño de la universidad y así serias suyo. —Mi mente voló. —Posiblemente querían pases VIP. —Ken está gracioso. —Ya me tengo que ir, tengo que entregar los bocetos. —Lamento despedirme. —Recuerda, siempre estás en mi mente —su tono de voz bajó y se puso serio—. Me presentas a tu gemela, la deseo conocer. —Es un coqueto. —Odioso, Ken —le reñí. —Dime algo bonito para poder combatir este día. —Su pedido haciendo que mis nervios surjan. —No soy de palabras bonitas —comenté con calurosa. —No lo niegues, eres de corazones y hasta debes tener fotos ocultas mías —mis ojos se saldrán rodando y mis mejillas se tiñeron de color—. Además, me has dicho cosas muy bonitas, diría que cursis —su voz es arrogante. Estás en lo cierto Kendrick, tengo abajo del colchón fotos tuyas. No una, sino muchas. Súmale mi diario en el cofre y sin saberlo tienes alto el ego. —Hoy amanecí con una sonrisa y mi sonrisa tiene nombre —colgué la llamada y terminé el jugo. Fui real y expresé mi estado. Mi sonrisa de oreja a oreja no perdí y agarré mi bolso. Me dirigí hacia el zafacón a depositar los restos. Recibí una notificación de un mensaje, es mi Ken y lo abrí. Debería estar molesto por dejarme colgado en la línea. Pero me has hecho el día entero, tan solo con saber que tienes esa hermosa sonrisa presente. Te envío besos. Adjunto Image Abro el adjunto, suspiro al ver el hermoso rostro de Kendrick y paso mi dedo por la pantalla. En eso alguien dice: Con permiso. Recuerdo que estoy frente al zafacón y coloqué la bandeja. Me fui hacia mi clase con la sonrisa de Ken y guardé el celular. En las clases todo ha transcurrido bien, he visto la foto como cinco veces y conozco su rostro de memoria. Todo salió bien con los bocetos, terminé antes y creé unos modelos de hombre. ¡Dios! Rápido pensé en Ken, en lo bien que los luciría. Ya terminó mi mañana, se ha ido volando y me saqué un selfie para Ken. No soy de selfies, pero quiero ser cursi para él y sin pensar más la envío. Espero contestación, nada, debe estar ocupado y voy de camino al tren. En eso suena mi celular, al ver la pantalla es mi padre y contesté. —¡Hola, papá! —dije emocionada por oírle. Qué calor, el sol está que pica y crucé con cuidado la calle. —Mi amor tenemos que charlar largo y tendido —su tono es de reproche—. Marjorie me ha enseñado las fotos tuyas con el chico cano. ¡Oh! Efectos colaterales muy pronto en mi padre cavernícola. Él no lee, menos ve el periódico, pero Marjorie, su novia, sí. —Papá, todo tiene explicación —hablé de prisa. —Enterarme por terceras personas no me gusta —murmuró ofendido y me hace sentir mal—. Sabía que esas llamadas insistentes de tu madre eran por algo. —¿Te ha llamado? —interrogué anonadada—. No lo puedo creer. ¿Qué ha dicho? —Eso suena grave, no contesté. Estaba ocupado con Marjorie y no estaba para ella. —Lo entiendo nunca han tenido una plática amena. —Estoy saliendo de la universidad, voy para la lavandería y cuando salga visitaré a titi Betsy, ha decaído más —la relación con mi padre es llevadera—. Si deseas, tan pronto salga de casa de la tía, recojo mis cosas personales y me quedo contigo. Noche de película y así hablamos —propuse ansiosa de verlo. Llegué a la estación, deslicé la tarjeta y me dirigí hacia las escaleras eléctricas. —Hablaré con Marjorie que hoy estaré contigo, te espero y cocinaré —se ha calmado papá—. Oye, invita al chico —no puedo negarme, mi padre no cederá—. Tengo que conocerlo. —Vale, nos ponemos de acuerdo después. —No pierdo nada con hacerme la desentendida. —Lo quiero ver hoy, necesito saber quién se acerca a ti —murmuró latoso. —Papá, ¿cómo tendremos una charla con él presente? —dije intentando no reírme. —Estará solo en la cena, luego se marcha y vemos películas —papá tiene todo planeado y suena bonito, aunque me da nervios por Ken—. Hablamos, popcorn y veo a mi hermosa hija. —De acuerdo —respiré profundo—. Es bueno poder hablar con uno de mis padres —admití. —Sabes que te daré mi consejo siempre. ¿Cómo está tu salud? —Mi papá nunca me presiona y apoya. —Bien, eso fue un lío también con madre —resoplé por todo lo que tengo encima con la Leona. —Me imagino, nos vemos en la noche y me pones al tanto —lo llaman por fuera de la línea y se apresuró—. ¡Te amo! —¡Te amo, adiós! —susurré sonriendo. —¡Bye, amor! —se despidió papá y cortó la llamada. Estoy en la plataforma esperando, se escucha la llegada del tren y su ruido siempre me pone nerviosa. Entré rápido, me senté en el asiento que da a la ventanilla y escuché el sonido de mensajes de texto. Verifiqué, es un mensaje de Ken y le doy a abrir. Estás ¡preciosa! Estaba con el celular en el bolsillo y no escuché. Envío de vuelta: ¿Estás ocupado? ¿Puedes hablar? En eso suena mi celular y sin mirar sé que es Kendrick. Exactamente, es él y atiendo la llamada. —¿Qué ocurre? ¿Estás bien? —investiga a la defensiva. —Estoy bien —alcé los ojos para arriba por estos hombres en mi vida sobre protectores—. Es que no quería interrumpir y por eso la pregunta. —Nunca molestas, así que habla, nena. —Mi padre acaba de llamar, vio las fotos. —Temo por su reacción. —Te dio un sermón, me imagino, ¿es peor que tu madre? —Se puso nervioso y se llevará una sorpresa. Papá es lo contrario de mi madre. —Para nada mi padre escucha, aconseja y es cariñoso —tomé aire e impulso—. Quiere conocerte. —No le di vueltas y fui directa. —De acuerdo, ¿cuándo? —Su disposición me atrapa más de lo que ya está mi corazón. —¿Aceptas? —necesito cerciorarme de que entendí—. Me esperaba un no. —Me enfrenté a tu madre por ti y lo haré siempre, no importa quién sea —afirmó y mis ojos se humedecen por su cariño en tan poco tiempo. —Pues te lo agradezco tanto —dije emotiva, no me creo todo el amor que recibo por su parte aún. Vivo asustada de que todo sea un sueño y mi corazón se rompa en pedazos. —Agradéceme con tus besos. —Sus ocurrencias me sacan de mis atormentados miedos. Evitar reírme es imposible con él. —Estoy en el tren, por si se cae la llamada. —Al pasar por el túnel se va la señal. Escuché que lo llaman y él pide cinco minutos. —Nena, me llama mi padre, envíame la hora y dirección del sitio —se escucha un murmullo por la línea—. Además, quiero pasar por ti. —Me quedaré en casa de mi padre esta noche —tener a Ken, es querer contarle todo—. Te envío la dirección por mensaje —asentí culeca. —¿Por cuánto tiempo? —su voz subió de tono—. Nena, esas cosas, las sueltas de momento y me tengo que ir —refunfuñó como niño—. Mi padre está de mal humor porque no avanzo. —Será solo por hoy, ve tranquilo. —¡Chao, Sirena, besos! —Su despedida es tierna. —¡Bye, bye, Ken! —dije, no tan melosa, pero feliz. Al colgar, vi alrededor y me fijé en una pareja acurrucada. Se ven tan enamorados como nosotros cuando estamos juntos. El tren llegó a la estación de Bayamón, contemplé todo y vi a la gente en su mundo con prisa. Sin apenas mirar alrededor y admirar la vista alrededor. Estamos todos como ganados, corriendo asustados y temiendo ser cazados. Estoy en mi auto y recibo otra llamada. Es Fabi, activé el altavoz y sonó su voz por todo el auto. —¡Wepa, Tati! —saludó alegre—. ¿Cómo estás? Salgo hacia la carretera y respondí. —Mucho mejor, de camino a la lavandería. Oye, no estabas anoche. —Recordé su ausencia. —Timoteo me puso al día de todo —su voz está llena de interrogantes—. Son novios oficiales, ¿cuándo me contarías lo obvio? —Bueno, ni yo misma creo ser su novia —confesé con mi primo—. Todo explotó de momento y solo me dejé llevar —ha cambiado el tema y le toca su turno de responder—. ¿Dónde estabas? —No sabía que ustedes estarían en Campomar. Cuando la pandilla me invitó no me apetecía y salí a tomar aire. —Suena raro en él, mi primo esconde algo. —Tomar aire, uff, no suena a mi primo. —No lo dejaré pasar. —Escucha, a las una de la tarde, en tu hora de comer te llevaré tacos de la guagua mexicana —lo consiguió y él lo sabe—. Los que tanto te gustan y charlamos. ¿Qué opinas Tati? Les ha dado a todos por conversar conmigo y no puedo negar esos tacos. —¡Estoy saboreando los tacos ya! —dije sobresaltada—. Te espero en la lavandería. —Nunca te resistes a ellos —sonrió mi primo—. ¡Bye, tqm! —No más que yo, te gano en amor —colgamos. Estoy cerca de la lavandería y enciendo la radio. Empiezo a cantar bachata de Romeo, “La Bella y La Bestia”. Ella muere por mí, es un amor casi enfermizo, obediente y excede la normalidad. Y muere por mí, no ve los pliegues ni los fallos en mi cuerpo. Soy su toda su verdad. (hechizada) Estoy en el negocio de mi hermano, al entrar me sonríe Olga y le devuelvo la sonrisa. En la mañana había echado en el bolso ropa de trabajo porque no dañaría mi ropa de la universidad. Es muy floral para dañarla con químicos y voy directo hacia el baño. Me cambié rápido, me he puesto unos pantalones ajustados, una camisa sin manga blanca y me recojo el pelo en dona. Guardé todo en el locker, fui hacia el área de trabajo. Saludé a mi hermano, pero me detiene con la mano, su cara es dura y su malhumor activo. —No puedo creer tu descaro, Tiara. Me quedo tiesa, abre dañado la ropa y nunca me fijé. —¿Qué dañe? Lo solucionaré, Rodrigo. Trató de calmar su temperamento, en eso es una copia de madre. —Pasé toda la noche escuchando las quejas de mamá y tu descarada gozando —su voz es acusadora—. Cuando ese chico es un puto, te está usando y se mete a casa. Amenaza a nuestra madre y tú lo permites —soltó decepcionado. Mi madre despotricando en mi contra no perdió el tiempo. Claro, ella jugando su carta, dando un golpe fuerte con mi trabajo. Sabe que vengo aquí a despejar la mente. Le metió tantas mentiras que mis ojos se humedecen y siento lágrimas por mis mejillas. Al ver mi reacción, golpeó la mesa de trabajo y se me acercó envuelto en rabia. —¿Crees que tus lágrimas de cocodrilo me conmoverán? —su pregunta dolió—. No, Tiara, si quieres ser la mujerzuela de ese niño y quedar embarazada allá, tú —extendió sus brazos y se estiró el cuello—. ¿Eso quieres? —Su tono de voz es calmado, pero amenazador. Nunca gritó, pero sus palabras te atraviesan hasta el alma. Me quedo callada, envuelta en rabia contenida y cansada. —Contesta, te estoy hablando —cortó la distancia entre nosotros. —¿Qué ropa debo desmanchar? —ignoré su pregunta y discusión sin sentido. Quiero trabajar y nada que hablar con él. —¡Maldita sea! —se alejó y volvió a dar en la mesa de trabajo—. ¡¿Hay que gritar para que reacciones?! —realmente sus idiotas preguntas me agotan—. ¡Necesitas despertar! —su bramido consiguió que diera un leve saltito.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD