Un dilema inesperado.

1322 Words
—Soy yo, Ariel, Ángel, necesito que me escuches, no estás loco, soy real, te lo puedo explicar, pero no por ahora. —Mañana veré un loquero, no es posible que hable con un muerto, o se podrá hacer llamadas del más allá, no, y no, Ariel está muerto. Así pasaron varios minutos hasta que Ángel, no muy convencido escucho lo que Ariel tenía que decir para salvar a Vivían. Después de un rato de asombro, Ángel pasó al enojo. —¿ Como no distes señale de que estabas vivo antes?, Vivían pudo irse presa por tu culpa. —Es que no se hubiera ido presa. Daniel, el lo sabía, y por eso quiso ayudarte, nadie quiere meterse con el juez, pero convencí a Daniel que te ayude. Lo de las drogas fue idea tuya. —Si, esa fue mi idea. Y ahora que sigue, en unos minutos debemos presentarnos en tribunales. —Pide exhumar mi cuerpo, sin cuerpo no hay delito. —¿Bajo que argumentos?, te recuerdo que yo te sepulté. Debo estar loco, por continuar hablando contigo. —No lo estás. Ya sé, pide unos días para presentar pruebas para tu pedido de exhumación. Luego vas al psiquiátrico de Temuco y de Concepción y pides mis antecedentes médicos. —Sigo sin entender. —Hazlo y luego lo entenderás, una vez que hayan abierto mi tumba. —Lo haré. Debo estar loco— seguía diciendo, como si hablase consigo mismo, ignorando que al otro lado de la llamada está Ariel escuchando. Colgó la llamada y luego añadió para si—Olvidé decirle que dentro de 4 meses será padre, en fin, después le diré—Se dijo a si mismo sin dar importancia a tal acontecimiento . Su nerviosismo lo trae a flor de piel. Había desafiado al juez y solo queda esperar el contraataque. Hablaba solo de camino a recoger a su prima. Sigue sin creer y sin entender lo que está pasando, se sigue repitiendo una y otra vez que Ariel está muerto, el lo vio, lo llevó a sepultar. Quería ir a la tumba de Ariel y pedirle que le deje de jugar tales bromas. Pero tenía que estar a las hora señalada en los tribunales, no le daría el gusto al juez que se saliera con la suya. Sin saber cómo decirle a Vivían que Ariel vive, respiró profundo antes de entrar, Emilia lo esperaba con la puerta abierta. Incapaz de abrir la boca para darle la noticia, optó por guardar silencio. Encontraré algo, nada es absoluto, ni siquiera Aquiles se escapó de tener una debilidad, y eso que estuvieron metido los dioses— resonaba aquello en sus pensamientos—eso decía Ariel, creo que la locura se ha apoderado de mi ser, seguía hablando en sus pensamientos, tanto así, que Emilia le sacudió la mano para que prestase atención a lo que decía Vivían. Admiraba tu optimismo, a mi se me acaba y pareciera que estoy al final del camino, el cual no tiene salida alguna—era el diálogo que tenía en sus pensamientos, como si estuviese hablando con Ariel— luego añadió — Tu prima te necesita, no es hora de sucumbir a la desesperación, al fracaso, menos a Canessa, no está vez mi buen amigo, se dijo así mismo luego de la declaración de admiración que sentía por Ariel, al querer este enfrentar al juez. Continuaba hablando en sus pensamientos, tratando de calmar su ansiedad, su locura, según él, y todo el desconcierto que le provoca la vuelta a la vida de Ariel. Se sentía fuera de lugar, desconcentrado. Espero a su prima que diera las indicaciones a la joven que cuidara a Emilia. Le abrió la puerta a Vivían al salir, luego giró y agitó su mano como despedida hacia Emilia. Manejó en silencio, aquello fue de cierta forma incómodo, no acostumbra a callar las cosas cuando estas se vuelven importante para alguien, y omitir para el es mentir y se sentía fatal omitiendo la verdad a su prima sobre Ariel. Al llegar a los tribunales le abrió la puerta a Vivían, le tomo la mano para ayudarla, el embarazo empezaba a notarse, le sonrió y quito un mechón rojizo de la frente de ella. —Vamos, que comience la batalla—dijo con un entusiasmo, que no él se lo creía. —Confió en ti. Subieron los escalones, luego tomaron el ascensor hasta el cuarto piso, allí deben esperar par ser pasado a la sala donde iniciará el juicio. Ángel está confiado, Natalia, su amiga, es quien representa en aquel día a la fiscalía. Al finalizar los alegatos, salió Ángel junto a Vivian. Está vez el pasó por la oficina del juez, tocó con suavidad y el juez pregunto cómo habían ido los alegatos. —Todo bien—responde Ángel, cuando está a punto de retirarse, volvió y le preguntó con sarcasmo al juez—,¿Crees en la resurrección?, por qué yo empezaré a creer—luego caminó por el pasillo hasta el ascensor donde lo espera Vivian Al entrar al ascensor, sonrió complacido por el logro de aquel día, aún no termina el juicio, pero ese día fue satisfactorio para el. Quería golpear una y otra vez al juez hasta que pidiera perdón por todo el daño que ha causado desde su matrimonio con su prima. Al llegar al auto, recibió un llamado telefónico. —Sube, en tanto contesto la llamada. Habló brevemente, comprometiéndose que a la noche hablaran más tendidamente. Luego agradeció por la ayuda. Subió al auto y arrancó el motor con dirección al departamento de su prima. La dejó y volvió a los tribunales para entregar la documentación para la exhumación del cuerpo de Ariel. Había inventado un motivo, la fiscalía lo apoyó y el juez lo aceptó. —Asi que dentro de unos pocos meses nacerá el bastardo de tu prima— dijo el juez con las manos en los bolsillos de su pantalón al encontrase nuevamente con Ángel, está vez lo había echo en el estacionamiento, era como si lo hubiese estado esperando. —Ni tan bastardo, el tendrá un padre. —Pero si está muerto, y tu no alcanzas ni para tío del bastardo. —Solo diré, que el tendrá un padre—Respondió sonriendo a los insultos del juez—luego añadió—Olvidaba algo, el bastardo como le llamas, ya tiene nombre, Ariel, se llama Ariel, igual que su padre, para que no lo olvides. Vivian tendrá el hijo que siempre quisiste, pero que pena que no sea tuyo. Ángel disfruta golpear de esa forma al arrogante juez. Al otro día sería la exhumación del cuerpo. Aquella noche no pudo dormir por la ansiedad que le provoca el abrir el ataúd de Ariel. Se levantó temprano, primero pasó a ver a Vivian y a Emilia. Aprovechó que la pequeña dormía para contarle lo ocurrido con Ariel y de la posibilidad que esté vivo. Sigue dudando del llamado de Ariel, pensando hasta, que podría ser una estrategia del juez para confundirlo. Al llegar al cementerio, esperó mientras los hombres quitan la tierra de la tumba. Su nerviosismo lo hizo recurrir al cigarrillo, caminó de lado a lado, piensa en lo poco probable de que Ariel de verdad este con vida. Al llegar a la urna, se dieron cuenta que estaba rota, Ángel respiró aliviado, por lo que eso significa, Natalia en representación de la fiscalía, se acercó a Ángel y ambos observan la urna con sorpresa, Ángel más bien con alivio, porque eso le indica que no está loco. Se ordenó el traslado de la urna al servicio médico para su análisis, Ángel y Natalia se acercaron para observar lo sucedido, estaba rota, como si un fuerte animal, desde adentro la hubiese roto para escapar. Ángel respiró con calma y luego lanzó una interrogante.. —¿Que pasó aquí?,— mirando a Natalia, la que seguía sin entender lo sucedido.
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