Mis pies tocan el frío suelo del bosque, todavía trato de entender y encontrar respuestas sobre lo sucedido hace algunos momentos.
Christhop.
Mi mente a bloqueado todo a su alrededor solamente el habita mis pensamientos.
Alexander coloca una manta sobre el suelo y se sienta. No se cuánto tiempo estuvo corriendo para evitar a que Christhop nos alcanzará, todo ocurrió muy rápido.
Observo al mi alrededor y nos encontramos en la cima de una montaña.
¿Christhop estará bien?, por favor que sea así.
Sé que Alexander no mentía sobre su herida, él es capaz de realizar eso y mucho más. Pero también debe existir una razón o algún motivo del porqué lo hizo.
¿Verdad?.
-Krystine, ven descansa temprano continuaremos caminando ya es muy tarde y podría ser peligroso- dice Alexander sacándome de mis pensamientos.
Asiento y me acomodó buscando en la pequeña bolsa algodón y alcohol para quitarle la sangre seca que cubre su rostro, después de un rato lo logro.
Su pálida piel muestra que tiene las mejillas sonrosadas.
Toco su frente para ver si tiene fiebre pero esta bien, observo que me mira y caigo en cuenta que estoy encima de su regazo rápidamente me bajo.
-Lo siento- susurro apenada.
No dice nada y me quita la mochila busca una camisa y me la entrega.
-Hace frío, cúbrete- me dice.
Confundida me la pongo y veo que dice “Medicina General"
¿Él es médico?
-Gracias- digo y sonríe.
Me coloco mejor sobre la manta que no evita del todo el frío que hace pero algo es algo.
Trato de descansar y sin mucho esfuerzo lo logro.
>>>>
Un fuerte ruido me levanta de golpe.
-Hola, hermosa flor- dice frente a mí Christhop- no pensaste que podrías escapar de mí o sí- comenta haciendo un falso mohín.
Su rostro y toda su ropa esta cubierta por líquido carmesí, pero está fresca. Miro hacía mi lado derecho y suelto un grito cuando observo el cuerpo de Alexander muerto.
Su rostro está deformado y su cuerpo parece todo menos eso, observo el hacha aún lado de él.
-El doctorcito te importaba, que lástima- sonríe cínicamente. Empieza a acercarse a mi lentamente.
-Mi hermosa flor es tu turno- agarra el hacha y se abalanza sobre mí.