Capítulo 4

1426 Words
Elliot Pov: Que difícil…Es resistir… Cierro la puerta y suspiro con pesadez, pegando mi cabeza de la puerta que acabo de cerrar hace poco. Sinceramente hoy fue un día difícil, me sentía muy cansado y frustrado (como todos los días) temiendo profundamente salpicar a mi esposa con todos mis problemas. Hay tantos problemas a mi alrededor y tantos asuntos que debo solucionar. No es fácil para mí todo esto, entre presiones y persecuciones fácilmente puedo perderme. Si me pierdo ¿Ella me encontrará? Creo que mi mente está tan cansada que ya se encuentra divagando en miles de sinsentidos. Cuando llegué a casa creí que estaría arropado por la soledad, pero la vi a ella acostada en ese sillón y sentí que todos mis problemas huyeron lejos de mí y solo me quedó la calma. Ella me trajo calma. Supongo que estoy tan acostumbrado a mi solitaria vida que, por un momento, pensé que no había nadie en casa esperándome, pero grande fue mi alivio al verla a ella. Se veía tan angelical al dormir, con su boca semi-abierta y sus pestañas cayendo sobre sus pómulos cómo leves caricias. No pude evitar observarla dormir por un largo rato y preguntarme ¿Cómo alguien tan frágil pudo vivir en este mundo tan cruel? No me importa que esté hecha pedazos, no me importa cuan rota pueda estar, soy capaz de recoger cada uno de sus pedazos y reconstruir su alma herida, pero ¿Puede un alma rota sanar a otra? Sinceramente lo dudo. No quiero que nada malo le pase, pero los problemas se acrecientan un poco más cada vez. Entre ellos se encuentran los periodistas sedientos de información por saber quién es la misteriosa esposa de “Elliot Lefebvre” Ellos son un gran problema. No me han dejado en paz ni una vez y me agobia que cada vez que voy a la empresa de mi hermana haya miles de periodistas obstruyéndome el paso preguntándome quién es mi esposa y porqué me casé de una manera tan precipitada, mientras me toman centenares de fotos. En esos momentos debo controlarme y cuidar muy bien lo que voy a decir, pues cualquier palabra puede convertirse en un escándalo que se convierta en un verdadero desastre capaz de destruir la imagen pública de cualquier persona allegada a mí. Por eso no quiero que Brooke vaya a trabajar. Despego mi frente de la puerta y no puedo evitar mirar con tristeza ese pedazo de madera, cómo si pudiese compadecerse de mí. Conozco poco a mi esposa, eso lo sé, pero ella es tan frágil que temo que le hagan daño o la agobien esas personas así como me agobian a mí. Ella sigue diciéndome que quiere ir a trabajar y sé que no podré impedírselo por mayor tiempo, pero no quiero que se enfrente a esas personas malintencionadas que pueden arruinar su imagen pública, prefiero dejarla salir cuando todo se calme, además… Está el problema de mis hermanos. Aprieto mis labios y convierto mis manos en puños ante ese pensamiento que surca mi mente en un instante cual relámpago destructor. Mis hermanos son un problema, pues los quiero y no quiero hacerles daño, pero ellos desean a mi esposa y tal parece que a uno de ellos le importa un comino partido por la mitad que Brooke sea su cuñada. Tuvo la desvergüenza de decírmelo a la cara con ese tono tan seguro: “Haré hasta lo imposible por seducir a tu esposa, querido hermano…” Eso fue lo que me dijo, como una advertencia de que lo iba a lograr y no le importaba hacer lo que sea para conseguir su perverso cometido. El que me dijo eso fue Edmond, el conocido mujeriego entre los hermanos Lefebvre. Su personalidad es despreocupada, no se toma nada en serio y siempre quiere estarse divirtiendo a costas de los problemas ajenos, pero cuando él tiene que enfrentar un problema decide desaparecer para dejarle ese problema a otros. Su vida es completamente descontrolada y desastrosa, pero cuando quiero darle un consejo para que tome las riendas de su vida, me acusa de tratarlo como un niño. Es un completo irresponsable. Por otro lado, Emille no ha intentado nada, es más, en todo este mes no lo he visto y tampoco se ha aparecido por la empresa. Eso debería preocuparme, pero he estado tan ocupado y preocupado que no he ido a buscarlo, pero Gérard (que es el mayordomo de este hogar) me ha informado que él está bien, bastante calmado y no ha notado ningún comportamiento extraño en este último tiempo, eso me tranquiliza de cierto modo ya que significa que él se ha calmado, pero sigue en silencio y no sabría decir si eso es malo o es bueno. Solo espero que mis peores miedos no sean verdad, pues me complicarían mucho la vida. Mi hermano menor es normalmente dulce y bueno, el radiante sol entre los Lefebvre o, al menos, eso dicen, pues siempre está sonriendo y mostrándose gentil ante todos; pero ellos e incluso gran parte de la familia ignora por completo el hecho de que Emille tuvo que ser recluido en un internado de emergencia, pues tuvo episodios de violencia cuando era un niño y, por poco, golpeó a una de nuestras cuidadoras. Gracias a su tratamiento él pudo curarse, pero este último tiempo ha demostrado ciertos comportamientos que me han llamado la atención y me han puesto en alerta. En realidad debo estar alerta con ambos. Ellos desean a Brooke, pero no puedo dejar que la toquen; me impulsa algo más grande incluso que mi propia voluntad. Es un instinto algo posesivo que me dice que no puedo dejarla ir porque la siento mía, aunque no sea así. Mis hermanos y yo nos convertimos en rivales por conseguir a una mujer la cual los tres deseamos y solo uno de nosotros la podrá tener. Uno de nosotros tiene deseos perversos de posesión, el otro intenta seducirla hasta hacerla caer en sus redes y el último solo quiere tenerla para él. Ninguno de nosotros es bueno para ella, pero aún así es difícil soltarla y haremos lo que esté en nuestras manos para tenerla ¿Villanos? Puede ser que los tres seamos los malos de esta historia, pero yo… No quiero que ella salga lastimada. Por eso establecí el contrato, para protegerla a ella. Si el amor se involucra en esta relación de mentiras todo el matrimonio quedará anulado y ambos seremos libres para tomar el camino que deseemos, pero, así sea que el amor no se involucre, de todos modos esta mentira verá su fin luego de 2 años y en ese momento me obligaré a dejarla en libertad para que vuele lejos de mí y sea feliz al lado de un hombre que si la pueda valorar como mujer; alguien capaz de darle el amor que ella merece. Soy veneno para ella, no quiero que sea infeliz y, aunque ahora no pueda hacerlo, reuniré todas mis fuerzas para poder dejarla en libertad. Ella y yo somos como dos estrellas de distintos universos. Jamás podremos estar juntos y felices. Haaa…Es demasiado agotador… Me giro y empiezo a caminar con dirección a mi estudio. Aún es muy temprano para irme a la cama y tengo algunos pendientes que atender, además, tengo que llamar a mi hermana para confirmar que iremos mañana a su fiesta. De seguro se va a emocionar mucho, pero a mí no me emociona para nada la idea. Si bien yo fui quien le informó a Brooke sobre la fiesta de mi hermana, nunca esperé que ella aceptase, pues ya había rechazado anteriores invitaciones y esperaba que también rechazase esta, pero tal parece que tendré que tener mayor cuidado, pues apuesto todo lo que tengo a qué Edmond se aparecerá en esa fiesta intentando cumplir la promesa que me hizo. No se lo permitiré. Con ese pensamiento en mente sigo cumpliendo con mis deberes, pero debo admitir que mi mente sigue perdida entre tantos pensamientos. Solo tengo una determinación. Voy a proteger a mi esposa de todos y de todo lo que quiere hacerle daño, eso incluye también a las personas que comparten mi sangre. Ninguno de los hermanos le pondrá una mano encima a Brooke y de eso voy a asegurarme yo, solo espero no enviciarme en esta…Legítima mentira. Ella no lo sabe aún, pero uno de nosotros fue quien estuvo con ella hace 5 años atrás ¿Quién de los tres fue? Pues… La mentira y la verdad son armas de doble filo.
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