Elliot Pov:
Ya casi es hora…
Veo mi reloj de muñeca y entre más lo miro menos ganas me quedan de ir a esa fiesta. El ambiente festivo no es lo mío y, desde que me casé, he tenido muchos problemas y lo que menos quiero es que Brooke se vea afectada por mis problemas, pero Odette me lo dijo:
“Si te niegas a dejarme ver y pasar tiempo con mi cuñada ¡La próxima fiesta la haré en tu casa!...”
Gruño con fastidio mientras subo las escaleras para preguntarle a Brooke si está lista o aún no, pues la hora se acerca. Ella aceptó ir a esa fiesta y es por ello que también debo asistir, pero quisiera no tener que salir de casa; no quiero que nadie le haga algún mal y tengo un mal presentimiento sobre esa fiesta. Debo entender que no puedo esconder a Brooke por mucho más tiempo, pero, a veces, quisiera llevármela lejos de todo esto para que nadie nunca le haga daño.
¿Es eso demasiado?
Querer encerrarla no es algo que esté bien y yo prometí dejarla en libertad, pero hay una mínima parte de mi ser que me grita que no puedo dejarla ir aun cuando yo se lo he prometido. Supongo que esto que estoy experimentando con ella se debe a todo lo que pasó hace 5 años en aquel bar.
Cuando mis hermanos y yo la conocimos.
Ninguno de nosotros sabía en ese momento que esa noche nos iba a marcar para siempre.
Suspiro con pesadez y sacudo suavemente la cabeza para alejar todos los pensamientos que inundan mi mente. Ahora no es el mejor momento para centrarse en el pasado, pues debo usar todas mis energías para proteger a Brooke este día que sé que será muy difícil para los dos.
Llego hasta la puerta de su habitación y alzo mi mano para tocar la puerta, pero antes de hacerlo me detengo, dejando mi mano en el aire. Sé que Edmond va a estar en esa fiesta ¿Sería prudente llevar a Brooke después de lo que Edmond me dijo? Siento que no debería dejar que él esté cerca de ella, pero no puedo rehusarme a que Brooke salga de aquí. Por más que quiera no puedo encerrar a la mariposa en una jaula de cristal, pues sus alas pueden caerse al sentir ansias por volar y verse atrapada solo la lastimará más a ella. El encierro podría significar la muerte de un alma que anhela libertad.
Solo debo estar más alerta y cuidar a Brooke más de lo que tenía planeado.
Todo estará bien…De alguna manera.
Respiro profundo antes de tocar con suavidad la puerta de la habitación de mi esposa. Sé que esto levanta la sospecha entre todo el personal, pues no es normal que una pareja de recién casados duerma separada, pero tampoco podía exigirle a Brooke que durmiésemos en la misma habitación, sería mucho para ella y no quiero incomodarla más de lo que ya está.
Ha pasado por mucho por mi culpa.
Yo fui quien le propuso matrimonio de una manera tan repentina y fui quien la empujó a afrontar todo esto. Ella dice que me tranquilice, pues no me culpa de nada, pero soy yo mismo el que se culpa por todo lo malo que le está pasando a esa mujer que solo quiero proteger. Todo lo malo que ocurre siempre es mi culpa por no saber solucionar mis problemas; ahora ella tiene que vivir en una casa desconocida, fingiendo y adaptándose a un mundo de mentiras solo para que no se descubra la nuestra.
Ya llegará el momento en que yo la saque de aquí.
Esta mansión exuda un hedor insoportable a pasado y solo tengo aquí a Brooke porque los otros lugares me parecían inadecuados, pero yo la sacaré de aquí pronto, solo debe esperar un poco más.
—Brooke…—la llamo al no tener respuesta en un corto periodo de tiempo y vuelvo a tocar con suavidad— Brooke ¿Ya estás lista…?
—¡Y-Ya voy!—escucho su titubeo agitado desde detrás de la puerta.
Ahora que lo pienso…
Frunzo con suavidad mi ceño y medito por unos segundos. Es una fiesta en la piscina, por lo tanto es muy normal que todos se encuentren en bañadores y trajes de baño, pero ¿Y mi esposa? Sinceramente no me gustaría que se pusiese un traje de baño. No me tomen por anticuado y machista o que a ella no le quedarían bien los trajes de baño, al contrario, le quedarían tan bien que atraerían la atención indeseada de mi hermano menor que la acecharía como león hambriento a su posible cena.
No quisiese que él la molestara el día de hoy…
En ese momento la puerta se abre sacándome de mi zona de pensamientos.
—Lo siento, Elliot ¿Esperaste mucho?—me pregunta ella saliendo de la habitación y estoy a punto de responderle, pero cuando mi mirada cae sobre ella pierdo el aliento y toda capacidad de hablar.
¿Qué…Trae puesto?
Sin poderlo evitar mis ojos recorren su silueta y no puedo creer lo que ella trae puesto en este momento. Normalmente ella viste ropas holgadas que favorecen muy poco su figura, pero ahora lleva un sencillo y ligero vestido corto de color azul claro que llega a mitad de sus muslos dejando ver sus piernas esbeltas. El vestido se ajusta a su fina cintura y se suelta un poco en su cadera cayendo con ligereza sobre sus muslos; está hecho de una tela ligera por lo cual lo hace ver más fresco y veraniego.
En sí, el vestido no muestra nada, ni puede considerarse sensual o seductor, pero ahora mismo siento que estoy siendo seducido por ella. Su rostro con ligeras pecas y esos anteojos que siempre usa solo la hacen ver más dulce y vulnerable, de cierto modo es deseable verla así y, aunque no sea su intención, empiezo a inquietarme solo con verla.
Trago grueso, sintiendo mi pulso un poco alterado. Espero que ella no lo note…
—¿Qué pasa?—en seguida su ceño se frunce ligeramente y mira nerviosa su ropa, como si la estuviese evaluando— ¿Me veo rara? ¿Me queda mal esto? E-Era lo único que se acercaba a ser presentable en una fiesta de este tipo. Espera un poco, iré a cambiarme.
Antes de que se gire, reacciono y tomo su muñeca con delicadeza. Al parecer ella es ignorante de su propio encanto. No lo había notado antes, pero Brooke es muy peligrosa para mí; es capaz de seducirme sin siquiera darse cuenta, pero debo controlarme, pues me prometí a mí mismo no tocarla bajo ninguna circunstancia.
Siento que esto será más difícil de lo que pensé.
—Te ves…—carraspeo un poco para aclarar mi garganta, mientras ella me mira con ojos preocupados—Te ves muy bien, de hecho luces hermosa, tanto que, por un momento, me quedé sin habla. Lo siento—me sincero e intento no sonar tan frío, pero eso es algo habitual en mí. Es difícil cambiar la esencia de mi propio ser.
Brooke abre la boca sorprendida y sus ojos caen en los míos como si quisiera leer en ellos lo que mis palabras no pueden expresar. Brooke ¿No usa maquillaje? Vaya, eso es sorprendente. Estoy acostumbrado a ver cómo las mujeres adornan su piel para que su belleza resalte, no me molesta en lo absoluto que se maquillen o, por el contrario, que no se maquillen; pero me parece sorprendente que Brooke se vea tan perfecta sin una sola gota de maquillaje en su rostro.
¿Ella no logra ver lo hermosa que es? Si tan solo supiera como se ve a través de mis ojos jamás se sentiría insegura o desconfiada.
—Y-Ya veo— murmura ella en medio de una suave risita—Pensé que me quedaba mal.
Se ve demasiado bien y ese es el problema.
Aprieto mis labios y suelto su muñeca. Bueno, ya llegamos hasta aquí, no hay vuelta atrás, solo queda seguir adelante hasta donde llegue el camino.
—¿Estás lista?— le ofrezco mi mano y ella asiente tomándola casi de inmediato. No sé porqué, pero cada vez que ella toma mi mano con tanta confianza, me llena de satisfacción.
Solo espero que este día no sea tan difícil como lo presiento…