Tengo que ser obediente

1057 Words
No importaba cuanto tiempo pasará ella tenía que obedecer en todo momento, esa siempre había sido la idea de Sofia, aunque ya no era una niña, su padre le había inculcado que en todo momento ella debía estar presentable y obedecer en todo. Al bajar por aquella escaleras se podía escuchar las voces de la familia Márquez en la cocina de aquella mansión, era triste para Sofia aquel día. Talvez era su cumpleaños, pero también era la muerte de su madre, antes de llegar al comedor se detuvo a ver unos viejas fotos colgadas en una pared. En ellas se hacia una mujer de cabello rubio, ojos verdes, de rasgos finos y delicados. Sofia no recordaba nada de ella sólo las historias que sus dos hermanos mayores le contaban, ya que su padre no le decía nada de ella. Al entrar a la cocina estaban todos reunidos a excepción de su padre, eso le generaba mucha tristeza, sabía que su padre en cada cumpleaños de ella se encerraba en su despacho y no salía hasta muy tarde de hay. - Buenos días familia- Dijo Sofía con una sonrisa a su familia. - Hola pequeña- Dijo Humberto el hermano mayor de ella. Humberto era alto de piel bronceada, cabello rubio y ojos negros, era el hermano favorito. Claro que tenía otro hermano Julio, el gemelo de Humberto. -Feliz cumpleaños mi amor-dijo su madrastra. Carolina era la madrastra de Sofía, su padre se había casado con ella cuando Sofía aún tenía unos meses de nacida. Todos los allegados de su familia decían que Ricardo Márquez se había casado sólo para tener una nueva madre para sus hijos, y talvez si era cierto pero eso nadie lo sabía. Sofía se sentó en el comedor para intentar comer algo, aunque su estómago estaba cerrado. Quería hacer la pregunta de por que su padre no se encontraba hay, pero ella ya sabía la respuesta. Como si Julio leyera sus pensamientos este hablo - Esta encerrado en el despacho, no saldrás hasta la fiesta de hoy. Todos sabían que se referían a su padre. El resto del desayuno transcurrió con normalidad, todos hablando de temas triviales o sobre como se sentía hoy. Tras terminar su desayuno Sofía se retiró a su habitación, en cualquier momento llegaría la estilista para arreglarla para la fiesta de esta noche. Su querida amiga Chloe la había convencido para que un profesional la maquillara. Al verse al espejo, no veía nada nuevo, sólo una chica con lentes que ocultaban el verde de sus ojos, su cabello rubio le llegaba casi a la cintura. Era muy parecida a su madre. Dejo de verse en el espejo y fue al closet que estaba en su habitación, toda su ropa era de colores neutro, nada llamativo. Lo único que llamaba la atención era un vestido rojo intenso colgado, no sabía como Chloe la había convencido para comprar algo así. Era lindo el vestido no lo podía negar, pero no era algo que ella usaria, era muy ajustado, y corto para sus gustos. Al ver el reloj en la pared se percató de que ya era medio día, tenía que empezar a agregarse. Tenía que estar lista para un evento en el que ella sería el centro de atención. Al pasar las horas llego la mujer que la arreglaría, le hizo un maquillaje neutro y un peinado demasiado elegante. Al ponerse el vestido, se dio cuenta que aquella que estaba frente al espejo no era ella. Era otra persona, algo que jamás sería. - Te ves hermosa hija- dijo una voz a su espalda. Ella sabía quien era, era su padre, al verlo se dio cuenta que llevaba puesto un traje azul oscuro, pero su cara estaba seria, como siempre sin ninguna expresión. - Gracias padre- sonrió tímida mente. -Eres muy parecida a ella- dijo su padre con nostalgia. Y era verdad era muy parecida a su madre, pero que su padre le dijera eso, era un poco más extraño. - Papá, yo no quería nada de esto- dijo tímidamente. - Los invitados en cualquier momento llegaran. - Esta bien, estoy lista papa- dijo tomando la mano de su padre, Para poder salir de aquel lugar. Estaba acostumbrada á no dar la contraria, si su padre o su madrastra decían algo ella tenía que obedecer sin importa lo que ella pensará. Tenía que ser la mejor hija si era posible, un ejemplo para la sociedad. Al bajar por las escaleras, se podía escuchar el murmullo de las personas que ya habían llegado para celebrar su cumpleaños. No conocía a nadie, talvez sólo a sus hermanos, a su cuñada Jazmín y a su mejor amiga Chloe. Como si la hubieran invocado, Sofía vio que se acercaba a ella una morena a toda velocidad, enfundada en un vestido verde esmeralda, con su cabello rizado suelto. - Te ves hermosa- dijo abrazandola con gran felicidad. - Este no es mi estilo, y tu lo sabes- Sofía se refería al vestido. - Amiga disfruta, además todos te están viendo. Y era verdad, todos los ojos estaban en ella, y eso la hacia sentirse más incómoda. Ella prefería estar en su habitación leyendo algún libro o escuchando música, si estaba de buen humor ver alguna película comiendo frituras. Pero no estaba en una fiesta, con un millón de gente viéndola. - Hija- le hablo vi padre que estaba hablando con una pareja mayor. - Hola- dijo tímidamente a aquella pareja - Hija, te presento al señor y la señora Santana- dijo su padre refiriéndose a aquellas personas. - Mucho gusto, mi nombre es Sofia- Sofia ya está acostumbrada a este tipo de gente. Gente con poder, su madrastra la había enseñado a tener la mejor educación con los socios de su padre, siempre ser cortés y respetuosa y a no hablar si no era necesario. Al ver que la conversación no la involucraba en nada decidió retirarse. Mientras caminaba para encontrar a Chloe, Sofía chico con algo, o mejor dicho con alguien. Al levantar la vista ya que la persona con la que había chocado era demasiado alta, se topó con unos imponentes ojos negros. - Lo siento- fue lo único que pudo decir, como si hablar le costará mucho. - No pasa nada, fue sólo un accidente, Bruno Santana - Dijo aquel hombre extendiendo la mano.
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