Familia hipócrita

1017 Words
Tindog tindog Era las 6a.m. de un sábado y Bruno ya se hacia dormido, ya que un día anterior no había podido conciliar el sueño pensando en su abuelo y en todo lo relacionado a el. ¿Quien tocaría la puerta tan temprano? se pregunto, ya que no era normal que recibiera vivirás tan temprano. Al abrir la puerta se percató que era su familia, sus tíos y sus primos. Todos hay presentes.Por inercia el cerro la puerta en la cara de todos, al observarse bien se percató de que aún estaba en pijama, y quien no lo estaría a las 6 de la mañana de un sábado. Camino a paso veloz a su habitación para asearce un poco, mientras se cambiaba de ropa decido llamar a su mejor amigo y también su abogado Alejandro Ruiz. Alejandro era el mejor amigo de Bruno desde la infancia, y aunque casi siempre hacían todo juntos y se contaban muchas cosas. Bruno aún no le contaba lo de su abuelo, ya que pensó que no era una buena idea, y que Alejandro sólo lo molestaría. Pero ahora, en este preciso momento lo necesitaba. Al tercer tono una voz masculina y medio adormilada contestó - Amigo son las malditas 6 de la mañana ¿que diablos quieres? - Alejandro no era una persona madrugadora, ni mucho menos si un día anterior había bebido. - Te necesito - Con sólo esas palabras Alejandro sabía que pasaba algo. - Hermano, ¿Estas bien? - No hagas preguntas, sólo ven a casa, necesito al abogado. Bruno no le dio tiempo de contestar a su amigo ya que había cortado la llama. Necesitaba estar sereno y hablar con sus padre, pero claro sin el resto de su familia. Al verse al espejo se dio cuenta que habia pasado mucho tiempo desde que no se ponía atención, sus ojos negros como la noche estaban opacados por unas grandes ojeras, su cabello n***o estaba más largo que de costumbre, pero sobre todo estaba un poco más delgado. Dejando sus pensamientos atras salió de su habitación pensando que su familia ya se había ido, pero al abrir la puerta se dio cuenta de su grabe error. En frente de el estaba toda su familia. - Adelante, pasen por favor-intento hablar lo más educadamente posible. -Sobrino, mi sobrino favorito- hablo uno de sus tíos, pero se escuchaba falso, como si le costará decir esas palabras. Uno a uno entraron, h todos les decían las mismas palabras, que lo apreciaban mucho, o lo abrazaban. Pero el sabía que eso era falso, que sólo querían sacar una gran tajada del dinero que recibiría. Los últimos en entrar fueron sus padres, en los que el abrazo, como agradeciendo que estuvieran en ese momento. Aún abrazando a su padre le dijo- Necesito que mamá y tu se queden después de terminar eso, por favor. Por su parte su padre sólo asintió,Bruno no sabía que querían ellos, pero sospechaba que querían algo de la herencia. -Sobrino, ¿te sucede algo?- pregunto uno de sus tíos, por su parte el sólo negó. - Bueno, y a que se debe está reunión tan temprano. - Sólo queríamos saber como estabas sobrino- hablo su tío Javier. - Estoy bien tío,gracias por preguntar. En la sala se hizo un gran silencio, pero sobre todo una incómoda tensión. Nadie sabía de que hablar, o talves nadie quería hablar primero.Bruno sólo veía de un lado a otro, sin saber que decir o como empezar a hablar. -Bruno- dijo su tío Gerard- Ahora que eres el heredero de todo, ¿harás algún cambio en la empresa? Lo que realmente quiso decir su tío era que si el seguiría siendo el CEO de una de sus empresas, el no quería perder nada de lo que ya tenía, ni mucho menos dárselo a un joven inmaduro e irresponsable como Bruno. - No lo sé tío, talvez si- al decir esas palabras el semblante de Gerard cambio, se hizo un poco más sombrío como si estuviera molesto con aquellas palabras. Uno a uno le fueron preguntando que aria ahora con todo lo que tenía, y otros le preguntaban que les regalaría por todo el dinero que tenía. El no sabía como hacer para que todos se fueran, ya estaba cansado de tanta palabrería. Como si el destino le tuviera un poco de compasión se escucho que alguien tocaba el timbre el ya sabía quien era pero el resto de su familia no lo sabía. Levantándose de aquel sofá donde se encontraba su a abrir la puerta y al otro lado se encontraba un hombre rubio sonriendo con dos vasos de café. Alejandro al ver que toda la familia de Bruno se encontraba presentes sólo se le ocurrió hacer lo único que el sabía hacer mejor. - Creo que era mejor traer más café. - Familia si me permiten tengo algo muy importante que hablar con mi abogado- al momento que dijo eso toda la familia se fue despidiendo, algunos le dijeron que después hablaban y otros que sólo se despidieron como si nada. Al ver que su madre se preparaba para irse la detuvo, por su parte de su padre ya se hacia en el sofá mirándolo, como si el supera que pasaba algo. - Hijo que te pasa mi amor- dijo su madre al ver que este no hablaba. - Tengo que casarme. Las tres personas que estaban en esa habitación se quedaron viendo entre si, no sabían que hacer o que decir. - Bruno explicate por favor- el padre de Bruno era un hombre muy serio y no le gustaba que la gente se desviada del tema. - El abuelo en su testamento estipulo que yo me tendría que casar para recibir lo que me corresponde- Bruno no sabía como había echo para hablar, sentía que las palabras le rasgaban la garganta. - Que muerda acabas de decir- su padre se encontraba molesto por lo que le dijo. - Papá calmate, e aceptado casarme sin importar nada, ya que no quiero que mi familia hipócrita se quedé con algo de mi abuelo.
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