Voy a recuperarla

1787 Words
Cada uno de los presentes parecía querer ponerse de rodillas por la chica en el escenario. Mason comenzó a sentir un absurdo deseo por bajarla de ese escenario donde estaba siendo expuesta como mercancía y esconderla en un lugar donde solo él pudiera mirarla. Comenzó a darse cuenta que la mayoría de los presentes eran hombres adinerados y en su mayoría solteros. Y dolorosamente mayores para ella. Eran claras las intenciones de su padre, quería entregarla al mejor postor y aun que aún no estaba en edad de contraer matrimonio sin duda solo esperaba el momento para utilizar a su hija como moneda de cambio. Como despreciaba a esas familias ricas e importantes que parecían incapaces de amar algo que no fuese su cuenta bancaria. Apretó los puños cuando el presentador se ofreció “caballerosamente” a ayudar a la chica a bajar los escalones del pequeño escenario. Pese a su edad la chica de quince años manejaba a la perfección esos altos zapatos. Después de eso se dedico a convivir con los invitados y hablar con los presentes como una experta. Era realmente buena moviéndose en sociedad. Mason notó una mesa más alejada donde había un chico mas joven. Tenía un gran parecido con el patriarca a excepción de sus ojos grises idénticos a los de Ada. Mason tardó en darse cuenta que era posiblemente su hermano menor, Azael Walk. El favorito del patriarca. El chico lucía distante e inexpresivo. No era normal ver a un chico preadolescente de su edad tan quieto y tranquilo. Pero de nuevo Mason no comprendía a las familias adineradas ni a sus hijos. Volvió a buscar a su ángel de blanco pero no la vió por ningún lado. Entonces logró ver como el vuelo de un vestido se perdía en una de las esquinas de la casa como si quisiera escabullirse. Antes de darse cuenta estaba dejando su puesto de trabajo para buscar a la chica de la que solo conocía su nombre y que estaba claramente fuera de su alcance. Era realmente un estúpido. Logró verla huir entre los pasillos y los invitados perdiéndose ágilmente entre ellos como si no fuese la primera vez que escapaba en una fiesta como esa. Finalmente la chica se detuvo en uno de los jardines mas apartados de la mansión y se sentó en una de las bancas más descuidadas que sin duda ensuciarían su costoso vestido pero no pareció importarle. —¿Por qué esta siguiéndome?— dijo ella sorprendiéndolo.— para ser un guardaespaldas no pasas muy desapercibido. Mason se acercó algunos pasos. Ella se había quitado su antifaz dejando ver un dulce y suave rostro y unos enormes ojos azules. Ella se giró hacía él al no recibir respuesta. —¿No hablas? Mason aún tenía la mascara negra en el rostro que cubría por completo sus facciones. La chica, sin embargo, lo observó como si pudiera penetrar en su alma. —¿Mi padre te envió? Mason se quedó en silencio. La hermosa chica no pareció incomoda con su silencio. Su elegante rostro se volvió hacía las pocas estrellas que había en un cielo de una ciudad concurrida y contaminada. A los ojos de Mason ella era la única estrella en ese lugar. —Odio estas fiestas.— dijo con sorprendente honestidad. Mason agradeció tener la mascara que difuminaba sus expresiones por que realmente no podía creer que ella odiara ese tipo de eventos cuando parecía hecha para ellos.— pero debo volver a ella. Ella se puso de pie pero los zapatos finalmente demostraron ser demasiado para ella por que tropezó y sus delicados tobillos se doblaron. Ella sintió que era levantada un segundo antes de que su tobillo se doblara de una manera irreversible. Ella pareció desorientada un momento antes de volverse al chico que la sostenía. —Gracias.— dijo y su voz terminó por completar el hechizo sobre Mason. No había vuelta atrás. Mason se mantuvo en silencio pero ella no parecía molesta por su falta de conversación. Ella siguió su camino para volver a esa horrible fiesta llena de lobos. Mason deseó poder matarlos a todos. A cualquiera que se atreviera a mirarla. —Me gustaste desde hace mucho tiempo, pero decidiste comenzar a salir con él. Fui paciente un tiempo pero me cansé así que lo maté y luego maté al hijo que él engendró. Siento mucho que hayas terminado involucrado con un bruto como yo. La soltó y se bajó de la cama, Ada estaba demasiado conmocionada para moverse pero sintió el frío a su alrededor cuando Mason se alejó de su lado. —Me quedare frente a su puerta durante la noche señora Walk— dijo Mason saliendo de la habitación sin darle una segunda mirada. Mason cerró la puerta tras de si y sacó su teléfono en cuanto confió en que Ada no lo escucharía. —¿Escuchaste?— le dijo a la persona al teléfono. —Lo hice— le respondió el hombre al otro lado.— muy bien. —Cumple tu promesa— reclamó Mason. La ira y el dolor ardiente eran claros en su voz.— libérala. —Lo haré pero primero ella debe comportarse. Si lo hace cumpliré con mi palabra. —Si no lo haces le diré toda la verdad, —No hagas estupideces, Mason.— respondió el hombre en la llamada antes de colgar. Mason apretó el teléfono en su mano. “Lo siento Ada pero es la única manera en que puedo protegerte”. Mason estaba más preocupado por el hecho de que Ada no había dicho una palabra. Realmente esperaba que lo odiara, que le gritara y lo golpeara como lo había hecho antes pero en su lugar estaba tranquila y en silencio. No había dicho ni una maldita palabra al respecto. Al día siguiente Ada se había limitado a ir al desayuno y luego volvió a su habitación en completo mutismo. Mason deseó poder sacudirla para obtener algo de ella pero ella estaba completamente muda. No lo soportó más. Agitó la perilla para abrir la puerta pero esta resistió. Ada había cerrado con seguro. —Ada no vayas a cometer ninguna tontería por favor— le suplicó agitando la perilla. Destrozaría la puerta si fuese necesario. La llamó varios minutos más pero ella no respondió. Entonces no lo dudó más y pateó la puerta con tal fuerza que esta se destrozó de los bordes lanzando trozos de madera al suelo. Mason entró como un tornado a la habitación. Ada no estaba en ella. Las cortinas ventilaban una ventana abierta. —Estoy frente a tu edificio. —¡No, no es seguro!— le respondió la mujer al teléfono— te daré otra dirección. Ada estacionó el auto en el edificio que Jessica le había indicado. En realidad era una casa, una casa pequeña en una zona privada. Para las terribles condiciones del edificio de Jessica, Ada esperaba que la detective viviera en peores condiciones pero parecía que su trabajo era considerablemente bien remunerado. Tal vez el edificio viejo era solo una fachada. Se bajó del auto frente al número de casa indicado. Era difícil deducir la casa correcta ya que todas eran iguales. Un gran danés le ladró desde la entrada pero pese a que no estaba amarrado no se abalanzó a atacar a Ada, solo se limitó a ladrarle a la distancia. Una mujer pelirroja salió de la casa ante el ladrido del perro y con un gesto hacía este el perro se silenció. —Pasa— le indicó la detective entrando a la casa primero. —¿Eso es lo que te dijo?— preguntó Jessica llevándose una lata de cerveza a la boca. Ada tenía una frente a ella en la mesita entre los sillones pero no había bebido un sorbo.—¿Y le creíste? —Por supuesto que no— dijo la elegante mujer con una expresión neutra.— pero no entiendo por que Mason parecía tan desesperado por que lo odiara. Definitivamente siente culpa por algo pero no puedo deducir por qué. Esperaba que tu lo supieras, —¿Dices que el afirma haber matado a tu hijo y a tu esposo? Ada asintió. Jessica extendió un sobre hacía Ada quien lo tomó confundida pero no espero a que Jessica dijera nada antes de abrirlo. Era otra acta de defunción. Del padre su hijo —Lo curioso es que esta acta de defunción fue emitida en el mismo lugar que la de tu hijo. Y ¿sabes cual es ese lugar? —El hospital Walk— respondió Ada leyendo el encabezado del documento. Jessica asintió. —Así que o casualmente tanto tu esposo e hijo murieron en el mismo lugar, o… —Son actas falsas. Jessica asintió. —Sin embargo si hay algo en lo que Mason dijo la verdad. Estuve investigando la trata de niños y las adopciones durante las fechas que me dijiste y parece que un niño fue entregado en un orfanato religioso… el bebé fue entregado por Mason. Ada levantó los ojos de los papeles al escuchar a Jessica. —¿Entonces Mason realmente se llevó a mi hijo? Jessica asintió. —¡¿Y donde esta ahora?! — exclamó exaltándose por primera vez en esa conversación. La detective se mordió los labios como si no supiera como dar esa información. —Fue adoptado, Ada. —¿Por quien? Jessica se reclinó en el sillón mientras Ada parecía a punto de saltar de este. Afortunadamente la casa de la detective era un lugar amplio aunque desordenado así que no serían oídas por vecinos curiosos. —No lo se, la adopción fue anónima. Lo cuál me parece extraño por que legalmente eso no es posible. ¿Sabes cómo se puede lograr una adopción anónima? Ada negó con impaciencia. —Teniendo el suficiente dinero para sobornar al orfanato. Ada se quedó en silencio antes de decir. —Quieres decir… que fue adoptado por una familia con poder. Jessica asintió. Mason estaba por tomar el auto cuando una alerta llegó a su teléfono. Casi gritó al ver de que se trataba. El muy maldito había llegado al país. Subió al auto y manejó como endemoniado en dirección al aeropuerto. Mason lanzó la puerta del auto con violencia y caminó con zancadas grandes hacía el hombre que salía maleta en mano del aeropuerto. Lo reconoció de inmediato. El hombre no tuvo tiempo de reaccionar antes de ser arrastrado por Mason y lanzado al suelo con rabia. —¿Qué haces aquí? Dijiste que te mantendrías a distancia. El hombre rió desde el suelo. —No puedo mantenerme a distancia. Después de todo son mi mujer y mi hijo, Mason. Así que vine a recuperarla.
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