No es posible.

1690 Words
Ada estaba enterándose del accidente en Tecnologías Zyro cuando su teléfono comenzó a vibrar. Ada miró a Ramses que dormía a su lado. Se levantó con cuidado de la cama y caminó fuera de la habitación. Era un número desconocido. —Ada… soy Azael. Ada sintió una combinación de alivió y frustración al escuchar la voz de su hermano en la linea del teléfono. —¿Azael qué ocurr… —Ada voy a casarme, quiero que asistas a mi boda. —¿Qué? La mente de Ada se quedó en blanco. Un momento antes Azael estaba siendo acusado de intento de asesinato y ahora la llamaba para decirle que iba a casarse. ¿Era una especie de broma muy elaborada? —Te enviaré la invitación a tu casa tan pronto como se haga oficial y… la invitación incluye también a tu chofer… es decir a Mason. Dile que esta invitado. —Espera ¿Qué tiene que ver Mason en todo esto? ¿Azael? Pero su hermano ya había colgado el teléfono. Ada estaba por regresarle la llamada pero sus agudos oídos escucharon el movimiento de la cama y supo que Ramses se había despertado, metió el teléfono en uno de los costosos y feos jarrones del pasillo y entró a la habitación. La única manera en que podía estar con Ramses era cerrando los ojos e imaginar que sobre ella no estaba su esposo si no Mason. Aunque la diferencia de tamaños era considerable. Y no se refería a la altura. Tres semanas después. Ada miró una vez mas su reflejo en el espejo.  El vestido durazno de dama de honor acentuaba lo blanco de su piel y el color de su cabello. El color era la elección de la novia como motivo de la decoración de la fiesta. Aun que era mas correcto decir elección del novio ya que parecía que Azael había hecho la mayor parte del trabajo de organización. Ada jamas imaginó a su hermano entusiasmado organizando su propia boda mucho menos con una chica con el carácter dulce y conciliador de Nicol. Un hombre un poco mas alto que Ada llegó tras ella y la abrazó por la cintura por detrás. —Te vez hermosa— le dijo Ramses besando su cuello. Ada luchó con fuerza contra las náuseas mientras le sonreía cálidamente a su esposo. —Tengo una pregunta— dijo él acomodando su propia corbata frente al espejo.— ¿Por qué Mason va como invitado a la boda? Ada logró controlar sus facciones ante la pregunta mostrando una perfecta expresión de confusión. —No lo se, creo que es cercano a Azael. Ramses asintió pero Ada pudo distinguir la incomodidad en él. Su esposo había estado relativamente tranquilo desde su accidente, incluso no había vuelto a tocar el tema de tener un hijo con ella.  Ada no pudo evitar tener un mal presentimiento ante su silencio. —Vamos— le dijo él ofreciéndole el brazo. Ada le sonrió y lo tomó. Ella no era tonta, sabía que Ramses la veía como un trofeo que presumir frente a los invitados. Ella solo quería salir corriendo. La boda de Nicol y Azael fue realmente hermosa, el único problema fueron los constantes reporteros que se presentaron sin ser invitados. Mason se mantuvo extrañamente distante durante toda la misa y la fiesta posterior, sin embargo no quitó su mirada de Ada ni por un momento. Ada había sido exhibida ante todos los invitados de la fiesta por su esposo que la llevaba a su lado como si fuera parte de la decoración de su traje y no su esposa. Finalmente la dejó sola un momento y ella pudo descansar un poco alejada de la gente como solía preferir estar. Estaba recargada en la barandilla del pequeño balcón que mostraba la noche estrellada cuando su hermano llegó a su lado. —¿Estas bien?— preguntó Azael apoyándose también en la barandilla. Ada suspiró en silencio. Si tan solo supiera que “estar bien” era un concepto que ella ya no entendía. —Luces feliz— respondió ella en su lugar. Azael sonrió sin poder evitarlo. —Lo estoy. Finalmente pude hacerla mi esposa. Ada sonrió ante la felicidad de su hermano. Azael tampoco parecía haber sido feliz hasta ese momento. Ella estaba agradecida de que hubiera encontrado a la compañera correcta. Nicol parecía endulzar su frío y distante carácter. Ada temió mucho tiempo que Azael se convirtiera en una copia de Derek Walk pero afortunadamente no había pasado y con Nicol en su vida no pasaría jamas. —Cuida bien de ella. Azael miró a Ada sorprendido por la petición pero asintió rápidamente. —Con mi vida. Me dedicaré a hacerla feliz. Ada asintió como si se sintiera satisfecha con esas palabras. —No bajes la guardia— dijo ella de pronto cambiando el tono de la conversación. Azael volvió la atención hacía su hermana que se había puesto seria de pronto. —¿De qué hablas? Ada sonrió con tristeza. —¿Recuerdas lo que te dije ese día en la preparación de la fiesta de navidad? Azael miró hacía la calle como si intentara recordar. —“Te va a tocar a ti” Eso te dije cuando te hable de mi matrimonio arreglado…— Ada tomó aire como si sus propias palabras le dolieran. No quería arruinar la felicidad de su hermano pero le era imposible no advertirle.— Que hayas logrado casarte con Nicol no significa que hayas ganado la guerra, solo significa que Derek Walk te esta dejando ganar la batalla.  Como Ada lo esperaba la felicidad se fue del rostro de Azael. —Yo la protegeré. —¿Así como la protegiste de Dante? Azael palideció al escucharla. —No se repetirá algo así. Ada rió con humor, el dolor era claro en sus facciones. —No debes subestimar a nuestro padre, Azael. Ese será tu mayor error. Ada se enderezó y caminó de vuelta a la fiesta pero la mano de Azael sostuvo su brazo deteniéndola. Él lucía muy preocupado ahora. —¿Qué debo hacer?— preguntó y Ada se sorprendió por su pregunta. Ella respondió honestamente. —Llévate a Nicol lejos de aquí, donde nadie pueda encontrarlos y no regreses. Ella luchó para que las palabras no salieran con el dolor que realmente sentía. No quería perder a su hermano pero era la única manera de que él encontrara su felicidad. Azael bajó la mirada como si sus palabras le dolieran a él también. —¿Y tú… —Estaré bien— dijo ella componiendo una expresión conciliadora— siempre lo estoy— dijo con una voz mas baja y solo para ella. —¿Qué fue eso?— dijo Azael tratando de escuchar sus últimas palabras. Ada negó con la cabeza. —Vuelve con tu esposa, ella esta buscándote. Azael se giró tras de si para ver la delicada silueta de Nicol moverse en su precioso vestido blanco buscando a su esposo. Azael no dudó y caminó a pasos grandes hacía su esposa. Los ojos de Nicol se iluminaron al verlo. Cuando Azael se volvió al lugar donde había estado Ada ya no la encontró ahí. Ada miró el encuentro de Nicol y Azael a la distancia. Las lagrimas calientes bajaban por sus mejillas. El amor que se profesaban era tan fuerte. Ella estaba feliz por ellos pero no pudo evitar tener una punzada de celos llenar su corazón. Ella jamas podría amar así, la vida había preparado el escenario para que eso nunca sucediera para ella. Pero no le importaba si no podía obtener un final feliz siempre que pudiera ver a su hijo una vez más. O eso pensaba ella. Pero no pudo evitar sentir que se estaba engañando a si misma. Especialmente cuando inconscientemente comenzó a buscar una alta e imponente figura masculina. Su pechó dolió al no encontrarlo. Entonces una oscura y cálida voz habló tras ella. —Aquí estoy.— dijo él. El hombre tras ella tiró de Ada hacía las sombras lejos de los invitados y la abrazó desde atrás. A diferencia del abrazo de Ramses donde Ada se sintió asqueada, en ese momento se sintió… segura. Se apoyó en el cuerpo del hombre tras ella y dejó que Mason la abrazara. Mason era su lugar seguro. —Aquí estoy— le dijo él de nuevo y de alguna manera sus palabras sonaron como un arrullo para sus oídos. De pronto el agarre de Mason se aflojó y Ada abrió los ojos. Un hombre de traje caminaba cerca de ellos buscando. Mason dió un paso lejos de Ada. —Esta buscándote. Ada asintió y el frió volvió a su cuerpo. —Debo irme. Ada dió un paso al frente pero Mason volvió a tirar de ella y a apretarla con fuerza contra su cuerpo. —Siempre estoy contigo. No tienes que buscarme— le susurró al oído— estaré a tu lado en el momento en que me llames. Si te cansas de todo esto solo dímelo y acabaré con todo.  Con esas palabras Mason desapareció tras ella. Mason era sin duda un hombre que llamaba la atención de todas las maneras posibles pero también era un experto en pasar inadvertido si así lo quería. Ada se giró pero ya no lo vió.  Ramses llegó a su lado poco después. Ada lo odiaba cada día más. Ada cerró la puerta del baño buscando limpiarse los restos de Ramses de encima. Ella siempre sentía náuseas al tenerlo cerca, su olor, su toque. Pero nunca pensó que se volvería tan literal. Apenas logró inclinarse en el inodoro antes de devolver toda la comida del banquete. Llevaba días sintiéndose mareada, las náuseas eran cada vez más insoportables, su flujo vaginal también había cambiado. Ada era medico pese a que nunca la dejaron ejercer como tal así que no se hacía la ingenua, sabía lo que esos síntomas podían significar pero había querido ignorarlo hasta ese momento. Se llevó las manos al rostro mientras la preocupación invadía su cuerpo. No podía, había tomado las debidas precauciones. No podía estar embarazada. Eso sería su fin.
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