LA MIRADA DE LA TRAICIÓN

1181 Words
En Braganza, Janet y Alejandro son llevados en un gran carruaje de cargas, que va hacia la frontera con España. En ese instante, Garrido se sonríe un poco, y le dice a Janet y Alejandro: — Ustedes dos hacen muy bonita pareja, ¿cuándo se casan? Alejandro y Janet se ven las caras. Y se sonríen un poco, diciendo Alejandro: — Sería un honor casarme con esta mujer. Janet se acuerda del último matrimonio que tuvo, y le dice a Alejandro: — Pues todavía nos estamos conociendo, no veo la necesidad de casarnos. Garrido se sonríe. Cuando Alejandro le dice a Janet: — ¡Oye! No me hagas pasar vergüenza con el señor. Garrido les dice a los dos: — Pierdan cuidado, se encontraron con una de las personas más tranquilas de la ciudad. Alejandro le dice a Garrido: — Gracias por ayudarnos. Garrido se vuelve a sonreír, diciendo: — Para servirles. Dos horas después, Garrido detiene su carruaje, y le dice a Janet y a Alejandro: — Espérenme aquí, tengo unos familiares en esa casa, me despido de ellos y luego seguimos hacia España. Janet le dice a Garrido: — Tranquilo, vaya y vea su familia. Garrido se baja de su carruaje. Y con una sonrisa que en marca su rostro, entra a la casa. Alejandro toca la espada, y le dice a Janet: — El señor resulto ser muy simpático. — Si, nunca había visto a alguien reírse tanto. — Ya sueño con llegar a casa y presentarte a mamá. — ¿Así?... — Si. En ese instante, Alejandro y Janet se besan. Cuando sienten en sus cuellos el frio de dos espadas… En Loulé, Viriato llega a su casa. Y al entrar le dice a su esposa: — Ya que no quisiste asistir a la ejecución de mis enemigos, pues te voy a contar lo que paso. — No gracias… pero pensándolo bien, ellos tenían razones de sobra para hacerte daño. — ¿Qué dices? — No te hagas el buen hombre conmigo. Que yo te escucho hablar con Mateus la noche que nos atacaron, tú no eres quien dice ser. Viriato se acerca a su esposa, y le dice: — ¿Qué vas hacer? ¿Piensas denunciarme? En ese instante, Mateus entra a la casa, y le dice a Viriato: — Señor tiene visita. — No estoy para nadie. — Es el señor gobernador. — ¿Qué?, pero él no me dijo nada cuando estábamos en la ejecución que iba a venir. — Parece que es algo urgente. Porque se vino con más de veinte militares. Viriato le dice a Ruth: — Ve y ponte otro vestido, y manda a traer una buena comida y vino. En ese instante, Viriato hace seguir al gobernador, y le dice: — ¿Paso algo de última hora? Fran estrecha su mano con la de Viriato, y le responde: — No, solo vine a reafirmar nuestra amistad tan inesperada. Viriato se sonríe un poco. Cuando Ruth trae vino, y le dice a Fran: — Muy buenas gobernador. — Buenas mi señora, Perdone por venir así… Viriato le dice a Fran: — Nos han traído vino… bueno, bridemos por esas ejecuciones, ¿desea beber? Fran se pone serio, y le expresa a Viriato: — No, no quiero tomar. Viriato deja el vino en la mesa, y luego mira a su esposa y le dice a Fran: — ¿Entonces comerá algo? — Bueno, me dejaré atender. Viriato se sonríe y le dice a su esposa: — Trae la comida. En ese instante, Viriato le dice a Fran: — ¡Siéntese! En Braganza, Janet y Alejandro son amarrados y privados de su libertad. Por Garrido y dos integrantes más de los centuriones. Atados de manos y pies, Alejandro le dice a Janet: — En mi trabajo como espía, esta es la primera vez que me pasa esto… nunca me habían atrapado. Janet trata de acomodarse, y dice: — Siempre hay una primera vez, aunque sospecho que esto sea por otra cosa. Afuera de la casa, Garrido les dice a los dos hombres que le ayudaron con Janet y Alejandro: — Ustedes cuidaran de ellos, mientras entrego esa mercancía robada a nuestros otros compañeros. Y luego regresaré para llevárselos a Viriato. En la casa, Janet le dice a Alejandro: — Lo que si voy hacer de ahora en adelante; es no confiar en personas que te sonríen excesivamente. Y que te hagan ver que son buenas personas… estoy muy enfadada con ese sujeto. — Yo también, espera que me suelte de aquí y agarre a ese tipo. En ese momento, los dos sujetos entran a la casa y uno de ellos le dice a Alejandro y a Janet: — No nos odien muchachos, solo cumplimos órdenes. Janet les dice: — Se van arrepentir de hacer esto. De inmediato, los dos sujetos se miran y se ponen a reír… En Loulé, el gobernador se sienta a comer junto a Viriato y a su esposa. Cuando dice: — Este pollo esta fantástico, te felicito Viriato, tienes una esposa con grandes habilidades. Ruth y Viriato se sonríen. Cuando Ruth le dice a Fran: — Gracias. Luego de terminar su comida, Fran mira fijamente a Viriato, y le dice: — ¿Cuántos hombres tienes por todo? Ruth queda viendo a Viriato: — Ya no tienes que esconder nada, recuerda que yo sé quién eres en realidad. Viriato se enfada con Ruth. Cuando Fran le dice a Viriato: — No te enojes con tu esposa, solo quiero saber con cuánta gente dispones y en que ciudades las tienes. — ¿Por qué el interés? — Somos socios Viriato, tengo que saber esas cosas. — Pues solo le voy a decir que son muchos, no hay necesidad de especificarle o decirle detalles. Ruth queda mirando a su esposo. Cuando Fran se levanta de la mesa, diciéndole: — Tiene razón, no hay necesidad de que lo haga aquí, será en otra parte. Viriato se levanta y le dice a Fran: — ¿Qué está usted insinuando?, cuidado con traicionarme. El gobernador se ríe un poco, y dice: — Hasta aquí llego tu reinado. En ese instante, Varios militares detienen a Mateus y entran a la casa. Y capturan a Viriato, pero este pone mucha resistencia. Queriendo coger a su esposa como rehén, pero los militares no lo dejan. Totalmente enfurecido, Viriato le dice al gobernador: — Esto fue el peor error que usted ha cometido, le aseguro que desde hoy no tendrá paz. El gobernador le dice al capitán: — Lléveselos y asegúrese que este o el tal Mateus, digan donde están todos sus hombres. De inmediato, el capitán se lleva a Viriato y a Mateus. Cuando Ruth le dice al gobernador: — ¿Qué va a pasar conmigo? — Con usted nada, que yo sepa, usted no está en los negocios de su esposo, así que se puede ir. — ¿Qué va pasar con Viriato? — Tiene que decirnos la ubicación de sus hombres. — Él no lo va hacer. — Peor para el… bueno señora, yo la dejo…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD