INVASIÓN

1481 Words
Tres semanas después en Braganza, Alejandro se desespera, y le dice a Janet: — Ya tenemos mucho tiempo aquí, esta posición me está matando. Janet se da vuelta y se pone de espaldas a Alejandro, y le dice: — ¿Puedes morder el nudo de mis manos? — Si, creo que sí. En ese momento entra uno de los captores, y ve a Janet y a Alejandro muy pegados, dice: — ¿Ustedes que están haciendo? De inmediato, Eusebio los separa. Dejándolos bien alejados. Cuando Janet le dice: — ¿Eusebio es que te llamas? — ¡Si! ¿Qué es lo que te pasa mujer? — Nada, es que desde que te vi por primera vez, me pareciste un hombre muy hermoso. Alejandro se aterra por lo que escucho, y dice: — Janet, ¿te encuentras bien? En ese instante, Eusebio se acerca a Janet, y le dice: — ¿Así que te parezco hermoso? Janet lo mira fijamente, y le contesta: — Si, eres muy hermoso y me gustaría estar contigo, claro, si tú quieres. Eusebio se emociona bastante, y le expresa a Janet: — Espero que no estes jugando conmigo. — Claro que no. Alejandro se enfada y de inmediato le dice a Eusebio: — ¡Infeliz!, ni pienses en tocarla, te vas arrepentir de hacer algo así. Eusebio lo mira, y le dice: — ¡Cállate! No ves que ella es la que quiere estar conmigo. En ese instante, Asdrúbal entra y ve a Eusebio cerca de Janet, y dice: — ¿Qué está pasando aquí? De inmediato, Eusebio se da vuelta y le expresa a Asdrúbal: — No pasa nada. Janet le dice a Asdrúbal: — Si está pasando algo. Asdrúbal se acerca a Janet, y le dice: — Habla mujer, ¿qué estaba pasando aquí? — Lo que sucede es que quería estar con Eugenio, pero ahora que te veo… — ¿Ahora que me vez que? — Que quiero estar con los dos. De inmediato, Eusebio le dice a Janet: — Me engañaste, ¿no quieras estar solo conmigo porque era hermoso? Janet se sonríe un poco, y le expresa a Eugenio: — Claro que sí, pero llego tu compañero, y resulta que también quiero con él. Asdrúbal le dice a Eusebio: — No confíes en esta mujer, solo quiere escaparse. Janet les dice a los dos: — No sean tontos, yo soy una mujer indefensa y ustedes son don hombres muy grandes, ¿que podría ser yo contra ustedes?... solo quiero un poco de placer. En ese instante, Asdrúbal y Eusebio se miran. Y de inmediato se le tiran encima a Janet, pero esta les dice: — ¡Esperen!, ¡esperen!, primero desamárrenme. Ante la mirada de un tremendo enojo de parte de Alejandro, Eusebio y Asdrúbal desamarran a Janet. Cuando esta le pega una fuerte patada en la cara a Asdrúbal. Que lo tira al suelo. Y rápidamente le pega un puñetazo a Eusebio, pero este se recupera e intenta cogerla, pero Janet le pasa a Eusebio por el medio de las piernas. Y le pega una patada en sus partes íntimas. Asdrúbal se levanta, y le dice a Janet: — Te voy a matar por haberme pegado esa patada. Alejandro le dice a Janet: — Ten cuidado. De inmediato, Asdrúbal se le tira encima a Janet. Y la lleva contra la pared. Cogiéndola fuertemente de su cuello, la cual esta responde pegándole un tremendo pisotón en su pie izquierdo. Asdrúbal grita de tanto dolor. Cuando Janet le da un golpe en el abdomen con su rodilla derecha, para luego pegarle un puñetazo en la cara. Haciendo que Asdrúbal caiga en el comedor. Janet coge una silla. Y cuando Asdrúbal se levanta, esta se la quiebra en la cabeza. Dejándolo inconsciente. Alejandro le grita a Janet: — ¡EL OTRO SE ESTA LEVANTANDO! De inmediato, Janet coge el resto de madera que quedo de la silla. Y con mucha rabia golpea en la cabeza a Eusebio. Dejándolo también inconsciente. Janet ve su espada y la coge, diciendo: — Nos volvemos a encontrar. Estupefacto, Alejandro le expresa a Janet: — Menos mal que yo no soy tu enemigo, ¡eres terrible! Janet se sonríe y va a donde esta Alejandro. Y corta la cuerda de sus manos y de sus pies. Alejandro se levanta y ve a Eusebio y a Asdrúbal, y le expresa a Janet: — ¿Quién te enseño a pelear así? — La vida… — ¿Qué vamos hacer con ellos? — Por lo pronto amarrarlos y esperar aquí. — ¿Cómo? Esperar aquí, Vámonos ya de este lugar. — No Alejandro, tenemos que esperar a que llegue el infeliz de Garrido, yo no me voy sin antes averiguar quién nos mandó hacer esto. — Está bien, está bien, vamos a esperar… En Loulé, Ruth vuelve a visitar a su esposo en la cárcel, y le dice: — Me devuelvo para Lisboa. — Estas muy equivocada si piensas dejarme solo. — Pues eso es lo que haré, solo vine a informarte. Viriato trata de coger a su esposa, pero esta se aleja de él, y se va de la cárcel. En Braganza, Alejandro se encarga de amarrar a Asdrúbal y a Eusebio, mientras Janet encuentra algo de comida en esa casa, y le dice a Alejandro: — Encontré carne. — Que bien, estos infelices querían acabarnos de hambre. Dándonos migajas… ¿cuánto tiempo crees que se demore Garrido en aparecer? — El tiempo que sea Alejandro, yo voy a estar esperando a que ese sujeto ese sujeto entre por esa puerta, y en ese entonces él se arrepentirá de habernos amarrado. Días después, Garrido se baja del carruaje y se queda mirando hacia todos lados. Dentro de la casa, Asdrúbal y Eusebio están amordazados y amarrados de pies y manos, y no pueden gritarle a Garrido. Por un hueco que tiene una pared de la casa, Alejandro le dice a Janet: — Por fin está aquí, prepárate. En ese instante, Garrido toca la puerta en repetidas ocasiones, pero nadie abre. Cuando repentinamente la puerta se abre. Garrido entra lentamente, diciendo: — Muchachos, ¿dónde están? En ese instante, Garrido ve a sus dos hombres amarrados. Cuando Janet le quiebra una tabla en su espalda. Estando en el piso, Garrido intenta levantarse, pero Alejandro le pega una patada en el estómago, diciéndole: — ¿Quién te mando hacernos daño? Garrido da vueltas en el suelo de tanto dolor. Cuando Janet le dice a Alejandro: — Amarremos a este igual que a los otros… Minutos después, Garrido es totalmente amarrado. Y de miedo a que le hagan algo, le dice a Janet y a Alejandro: — A mi me mandaron a vigilarlos, pero decidí por iniciativa propia, en atraparlos. Janet pone la punta de su espada en el cuello de garrido, y le dice: — ¿Quién es tu jefe? Alejandro mira a Janet. Cuando Garrido responde: — Nosotros trabajamos para el señor Viriato. De inmediato, Janet le dice a Alejandro: — ¡Viste! Tenía razón en desconfiar de ese hombre. Alejandro se enoja, y le expresa a Janet hablándole español al frente de Garrido: — ¡Vámonos! Estamos cerca de España. De inmediato, Garrido les dice a los dos: — Ah, por eso Viriato los quería, ustedes son espías españoles. Alejandro le pega un tremendo puñetazo a Garrido. Dejándolo inconsciente, para luego tomar la mano derecha de Janet y salir de esa casa. En ese instante, el ejército español y el ejército francés, están en la frontera de Portugal. Y deciden a toda costa entrar e invadir al país. En ese momento, cientos de hombres montados en sus caballos, entran en la ciudad de Braganza. Haciendo que toda la gente se alborote y corra a esconderse en cualquier lado. Janet y Alejandro ven que toda la gente corre de lado para el otro. Y los dos tratan de preguntarle lo que sucede a los que encuentran en el camino, pero todos buscar en esconderse. Janet le dice a Alejandro: — Escucho venir a muchos caballos. Alejandro la mira, y le dice: — Es probable que vengan nuestros compatriotas, ¡rápido! Escondámonos en cualquier casa. — Todas están cerradas… ¿tú sabes lo que está pasando? Alejandro coge la mano izquierda de Janet. Y corren en busca de un escondite. Cuando encuentran un carruaje, el cual le falta el caballo, pero Alejandro sube a Janet de primero y luego él. Y se acuestan para pasar desapercibidos. En seguida, Janet le dice a Alejandro: — No me has respondido, ¿tú sabes que es lo que está pasando? — Cuando pisemos suelo español te digo, ahora observemos a ver qué pasa. En ese instante, el ejército español entra por esas calles como si fuera una gran avalancha. Janet ve el uniforme de los militares, y dice: — ¿Por qué están haciendo esto?...
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