UN HOMBRE DE TEMER

1195 Words
Loulé-Portugal, Mateus lleva a Viriato a su casa, y luego lo lleva a donde tiene encerrado a Oli. En ese instante, Mateus le dice a Viriato: — Este es uno de los que lo atacaron anoche, por todo son cuatro, eso es lo que dijo la señora Ruth. Amarrado de pies y manos, Oli se despierta, y cuando ve a Viriato se asusta y mira hacia el suelo. Viriato reconoce a Oli, y le dice: — Ya sé quién eres tú… yo te ayude para que fueras uno de los consejeros del gobierno, ¿por qué intentaste matarme?, ¿y quienes son los otros tres? Oli se queda callado. Cuando Viriato le pega una patada en su pierna izquierda, diciéndole: — ¡Habla! Oli lo queda viendo, y le dice: — No te tengo miedo, haz lo que quieras. — Esta bien, no hablas, pero hoy esta ciudad va a conocer el hombre que no desearían conocer… y tu vas a tener que hablar o yo mismo te ejecutaré. De inmediato, Viriato mira a Mateus, y le dice: — ¿Qué haces aquí? Ve e investiga a esa mujer llamada Janet. — Si señor… Cerca del comercio de la ciudad, Janet camina entre más de cincuenta personas, y ve a un hombre quien esta vendiendo frutas, y dice: — ¡Es el! Janet busca su espada, pero se acuerda que se la dio a Alejandro y decide acercarse al vendedor. Alejandro esta entretenido viendo una tela de varios colores. Cuando ve a Janet golpeando a un vendedor. De inmediato, Janet corre a donde esta Janet y la aleja del vendedor, diciéndole: — ¡¿Qué haces Janet?! El vendedor le intenta pegar a Janet, pero Alejandro se pone en el medio, diciéndole: — Discúlpela señor, ella se equivocó. El vendedor le dice a Alejandro: — ¿Tú eres su cómplice? Alejandro mira a Janet, y luego le responde al vendedor: — No señor, yo vengo a disculparme por ella. Janet reacciona y le dice al vendedor cuando lo ve bien: — Perdóneme, lo he confundido con otra persona. El vendedor coge una manzana y una pera e intenta tirárselas a Janet, pero Alejandro no tiene más remedio que pegarle un puñetazo, y sale corriendo junto a Janet. En el camino, Janet le dice a Alejandro: — ¿Y tu por qué le pegaste, si tranquilamente podíamos correr? — Tu creas los problemas y ahora me reclamas porque te ayudo, mejor sigue corriendo. En casa de Viriato, Oli le cuenta toda la verdad a Mateus y a Viriato, después de tener una espada en su cuello. Viriato se enfada más de la cuenta, y le dice a Mateus: — Ve y dile al gobernador, que me ayude a atrapar a Leandro, Salvador y a Ferreira… cuéntale todo lo que paso. Y dile que si los atrapa, yo estaré muy agradecido… tan poco se te olvide de mandar a alguien a investigar a la médica. — Ya me pongo hacer todo eso. En ese momento, Mateus se va para la gobernación, mientras los militares investigan el carruaje que se choco en aquella casa. Y les preguntan a todas las personas que van pasando por el sector, pero nadie les dice nada. Viriato entra a la casa. Cuando su esposa le dice: — ¿Qué piensas hacer con el hombre que nos atacó? — Ruth, ocúpate de la casa que yo me ocupo de mis asuntos. — ¿Lo piensas matar? — Y si así fuera que, no tengo derecho de hacer eso. — Es mejor que se lo entregues a las autoridades, ellos sabrán que hacer con el… En ese instante, Janet y Alejandro se escapan del vendedor furioso. Y se esconden en un puesto donde venden pan. Janet ve los panes y de inmediato se trasporta a los años cuando hacia pan junto a su mamá. Recostados en una pared, Alejandro mira hacia tras, y se cerciora que nadie lo este siguiendo, y luego le dice a Janet: — Ya nadie nos persigue, ahora si decidamos que vamos hacer. Alejandro observa que Janet esta viendo los panes, y le dice: — Se ven bien, llevemos algo por el camino. Janet le contesta a Alejandro: — Tenemos que conseguir dinero. — Janet, ¿que tenia el dinero de Viriato, que no quisiste recibirlo? — Ese señor no me inspira confianza. Alejandro saca la bolsa de dinero, y le expresa a Janet: — Yo si lo recibí. Janet se enoja con Alejandro, y le dice: — Me traicionaste, no debiste recibirle nada a ese hombre. — No te entiendo Janet… ¿quieres que compre el pan si o no?, deja el orgullo… también deberías de hacerme caso y date otra oportunidad. Janet lo queda viendo, y dice: — ¿Otra oportunidad de qué? — De enamorarte. De inmediato, Alejandro le da un beso muy apasionado a Janet, y le expresa: — Date una oportunidad conmigo y ven para España, mira que yo no voy a durar para siempre. Janet mira el pecho de Alejandro, y le dice en voz baja: — Cierto, vas a morir. Alejandro se sonríe y le dice a Janet: — Si, voy a morir, como tu y todas las personas de este mundo, eso es inevitable… ¿qué pensaste? Ante la mirada de los que venden el pan, Alejandro le vuelve a dar un beso a Janet, y le expresa: — ¿Nos vamos para España y así vivir nuestro amor, hasta que nos volvamos viejitos? Janet se sonríe un poco al escuchar eso. Y se decide mirándolo a los ojos, y le responde: — Si, voy a darme otra oportunidad contigo… Alejandro le vuelve a dar otro beso a Janet, y dice: — Comamos algo y vámonos… Días después, el gobernador le ayuda a Viriato con su búsqueda, y atrapan a todos los culpables del ataque. Y posteriormente, los ejecutan a todos a la horca. Siendo Leandro el primero en morir. Satisfecho por haber acabado con sus enemigos, Viriato le dice al gobernador: — Esto se lo voy agradecer por siempre, me quito un peso de encima. El gobernador le sigue la corriente a Viriato, y dice: — Siempre tendrás la ley a tu disposición y por supuesto mi amistad. Después de escuchar las palabras del gobernador, Viriato estrecha las manos con él y luego se va. Cuando Fran llama a un capitán, y le dice: — ¿Qué noticias hay de la carta que le envié al rey? — Señor, el rey ya recibió su carta. Y le mando a decir; que haga lo que tenga que hacer con ese señor llamado Viriato. El gobernador se enfada con el capitán y lo coge del cuello, diciéndole: — ¡¿Recién ahora me vienes a decir?! — Señor, no le podía decir lo que decía la carta del rey en presencia de ese señor, lo importante es que el rey ya está enterado. De que ese sujeto es el líder de los centuriones que tiene azotadas a varias ciudades de Portugal. Fran suelta al capitán, y mira los cuerpos de Leandro y los demás, y piensa: “Ahora si te tengo” …
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