EL ENTIERRO DE MI DIFUNTO ESPOSO

1336 Words
02 de febrero de 1762, recorre toda España en busca de Joaquín. Y en su largo camino, después de lo que paso con el rey Anastasio, Janet cambia de parecer y se vuelve a casar, pero todos los hombres con los que se casaba duraban pocos meses o años, y morían en sus brazos repentinamente. Llegando así, a siete esposos muertos. Portimao-Portugal, Janet se encuentra velando a su ultimo esposo, el cual había durado con ella cuatro días de casados. En ese instante, la hija de Marcio seca sus lágrimas. Y ve a Janet indolora e incapaz de mostrar afecto por su padre, y le dice: —   Debes de estar feliz… ahora que mi padre está muerto, ¿sueñas con quedarte con todos sus bienes? Varias personas y familiares de Marcio miran a Janet, quien le dice a Manuela: —   No sabes lo que dices, estas llena de dolor y lo entiendo. —   Mi padre se desvivió por ti… apenas se casó contigo le paso eso… me he quedado sola gracias a ti… tú lo obligaste a venir a esta ciudad, así que tú eres la responsable. Janet los mira a todos. Y no le responde a Manuela y sale del velorio. Quedándose afuera de la casa y mirando el Océano. En ese momento, una extraña mujer entra en la casa y ante toda la gente presente, se pone a llorar cerca del cadáver de Marcio. Janet la ve desde lejos, y dice: —   ¿Quién es esa mujer? La mujer se tira encima del cadáver, pero Manuela y otros familiares la retiran del cuerpo de Marcio. Manuela le dice a la mujer: —   Perdone, ¿me puede decir quién es usted? —   Yo soy Rosa Martins Viana, y soy la esposa de Marcio. Manuela y varias personas a su alrededor se confunden. Cuando Manuela le expresa a Rosa: —   Esta usted mal, la esposa esta allá y se llama Janet. Rosa mira a Janet y luego le expresa a Manuela: —   Pues se equivocan… Yo soy la verdadera. Janet vuelve a entrar a la casa, y les dice a las dos: —   ¿Qué está pasando aquí? Manuela le da la espalda a Janet. Cuando Rosa dice: —   Yo soy la esposa oficial de Marcio. Janet la queda mirando, y le responde a Rosa: —   Eso es incorrecto, Marcio y yo nos casamos hace cuatro días. Rosa queda mirando al difunto, y le dice a Janet: —   Pues te engaño, ese hombre y yo tenemos dos años de casados. Y tenemos un hijo en común. Manuela se sorprende, y le expresa a Rosa: —   ¿Qué?... y por qué hasta ahora aparece? Janet las ve a las dos, y piensa:     “Ya me quedan pocos lugares para recorrer de este país, y todavía no tengo una pista importante de Joaquín, creo que es mejor irme después del entierro” Rosa le dice a Manuela: —   Marcio mantenía de viaje en viaje, y siempre me decía que tal día me iba a presentar a su familia, pero nunca lo hacía. Janet le dice a Rosa: —   ¿Cómo se llama tu hijo? —   El se llama Casio Almeida, él tiene un año y medio de nacido… y ahora que su padre está muerto, crecerá solo sin tener una figura paterna. Manuela se sienta, y mira a su padre, y dice: —   ¿Ahora resulta que tengo un hermano?… Janet no queda del todo convencida, y le expresa a Rosa: —   ¿Cómo te enteraste de la muerte de Marcio? Rosa comienza a titubear un poco, y contesta: —   Un amigo de él me aviso de su muerte. Janet la mira a Rosa a sus ojos, y le expresa: —   ¿De qué ciudad vienes? ¿Y qué amigo de Marcio te aviso? Rosa ve a Manuela y luego a Janet. Y se altera, diciendo: —   Yo no les debo explicaciones a ustedes dos. Manuela se levanta de su silla, y le dice a Rosa: —   Aquí no vengas a levantar la voz, y responde de donde bienes. Rosa se calma un poco, y responde: —   Vengo de Monchique. Janet y Manuela se miran. Cuando Manuela le expresa a Rosa: —   Yo pienso que estas aprovechando estos momentos. Para querer sacar ventaja de la fortuna de mi padre. Rosa se ofende demasiado, y les dice las dos: —   Yo tengo como comprobar que estoy casada con Marcio. Janet se sonríe un poco, y le contesta a Rosa: —   Dudo mucho de eso, mira como tiembla tus manos y piernas, estas mintiendo Rosa, di la verdad. Rosa vuelve a tirarse al cadáver de Marcio, diciendo: —   Nadie va a quitarme lo que es mío, ¡nadie! Manuela usa la fuerza, y saca otra vez a Rosa del cuerpo de su padre, y le dice: —   ¡Aléjate del! Minutos después en la Iglesia Church of misericordia of Alvor, todos salen de la Iglesia y se van a enterrar a Marcio. En el camino hacia el cementerio, Janet recuerda partes de sus vidas anteriores. Y todos aquellos sucesos y muertes de sus seres queridos. En el cementerio, Manuela le está dando la despedida a su padre. Cuando otra mujer aparece dentro de la multitud de personas que están presente en el entierro. Y se acerca a Manuela, Janet y Rosa, diciendo: —   Mi querido esposo… oh, Marcio, “me has dejado casi muerta sin tu presencia amor. Manuela, Janet y Rosa, quedan estupefactas. Y se miran unas a las otras, pero ninguna dice nada. Luego de enterrar a Marcio. Y que la nueva mujer y Rosa hagan un espectáculo de llanto y de gritos por el difunto, Janet le dice a Manuela, la cual estaba secando sus lágrimas. —   ¿Sabes quién es esa mujer que llora con Rosa? —   No, pero no me extrañaría que también viniera por la fortuna de mi padre… como tú también. Janet se enoja con Manuela, y le dice: —   Ahora que lleguemos a casa te voy a demostrar. Que yo no me case con tu padre por dinero, sino por necesidad… las que si están por el dinero de tu padre, son esas dos. De inmediato, Manuela camina hacia donde está la mujer, y le dice: —   ¿Usted conocía a mi padre? La mujer la mira, y le responde: —   Yo era la mujer de él.   Manuela pone su mano derecha en su frente, y le dice: —   Ustedes han creído tocar el cielo con la fortuna de mi padre. Y no va hacer así. La mujer deja de llorar, y le expresa a Manuela: —   Yo no quiero las riquezas de Marcio. —   ¿Entonces que quieres? —   Reconocimiento, yo soy la legitima esposa de tu padre, yo soy Elvira Lousada Gato de Bravo. En seguida, Rosa la escucha, le dice: —   Mientes, yo soy la legitima esposa del difunto, así que tu y esa otra que nos está viendo, se pueden ir largando, porque todo es mío. De inmediato, Elvira se le tira encima a Rosa y le jala los cabellos. Volviendo las dos el cementerio en un campo de batalla. Janet al ver eso tan desagradante, se va sola a la casa. Una hora después, Janet se encuentra en la casa que le regalo Marcio, y arreglo todo para irse. Alistando también su caballo. En ese momento, Manuela ve a Janet y se acerca, diciendo: —   ¿Qué haces? —   Lo que estás viendo, me voy… con esto te de muestro que yo no estoy por la fortuna de tu padre. Janet termina de arreglar su caballo. Cuando Manuela le dice: —   ¡Espera!, no te vayas Janet. Confundida, Janet la queda mirando, y le dice a Manuela: —   Esto era lo que querías, ¿ahora que ocurre? —   Quiero que me ayudes con esas dos mujeres que aparecieron repentinamente, ahora dicen que van a pelear por la fortuna de mi padre. —   Yo no tengo nada que ver en eso, ¿tu misma no me estabas echando?...  
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