Janet se intenta ir con su caballo. Cuando Manuela coge su mano derecha, diciéndole:
— A ti te pertenece parte de la fortuna de mi padre, y eso te involucra con lo que está pasando, además, yo confió más en ti que en esas mujeres que aparecieron… ayúdame con ellas.
— Yo tengo mis propios problemas Manuela, no puedo quedarme.
— ¿No quieres dinero?
— No, el dinero nunca me ha falta y ni me faltará.
— Janet, entonces dime que quieres, ¿por qué te casaste con mi padre, si se ve a leguas que no lo quisiste?...
— Tu padre se comprometió en buscarme a una persona en esta ciudad.
— ¿Eres espía?
— No, ¿por qué dices eso?
— A mí no me engañas Janet, tú puedes hablar muy bien portugués, pero en realidad eres española…
Por unos segundos, Janet se pone muy seria, y luego le dice a Manuela:
— Si, soy española… ¿pasa algo con eso?
— Entonces si eres espía.
Janet se ríe un poco, y le responde:
— Y si lo fuera acaso te lo diría.
— Reconócelo Janet.
— Claro que no, yo estoy aquí en Portugal exclusivamente por mis propios intereses, y en eso conocí a tu papá… un hombre de negocio que me encontré por casualidad en Lisboa. Haciendo negocios con varios hombres. Y que se interesó en mí, al verme pasar… tu padre me siguió hasta la parte costera de la ciudad. Dejando a sus amigos a un lado. Para buscarme.
Manuela cruza sus manos, y le dice:
— Janet, yo solo quiero que me ayudes con esas dos mujeres, no quiero saber de tu romance con mi difunto padre.
— Pues con esa misma fuerza y agresividad en la que hablas, deberías de defenderte de esas dos mujeres… ahora apártate de mi camino.
— Espera Janet… ayúdame en esto y yo te ayudare en lo que sea que estes buscando.
— No, yo puedo sola.
Manuela agacha su cabeza, y se resigna, diciendo:
— Está bien, no me ayudes… yo voy hacer lo que sea necesario, para librarme de esas dos mujeres.
En ese instante, Manuela da la vuelta y se retira de la presencia de Janet. Cuando esta le dice:
— Tengo un plan perfecto, para que te deshagas de esas dos cazafortunas.
Manuela se contenta, y le dice a Janet:
— ¿Cuál es el plan?...
Tres días después, Rosa y Elvira son citadas a casa de Manuela. Donde esta reunido el hermano de Marcio, Janet y Manuela.
En ese momento, Elvira detalla al hermano de Marcio de arriba abajo, y le dice a Manuela:
— ¿Quién es este?
Manuela se sonríe un poco, y le responde:
— Él es Lucas Moreno, es mi tío.
De inmediato, Lucas les dice a Rosa y a Elvira:
— Mucho gusto, yo soy el encargado de leer el testamento de mi hermano, así que tomen asiento.
Rosa le dice a Elvira:
— La cara de este tipo no me gusta, dejemos nuestras diferencias y unamos fuerzas para salir victoriosas y muy ricas de este lugar.
Elvira le contesta a Rosa:
— No te equivoques conmigo, aun no se me olvida el fuerte golpe que me diste en el cementerio, así que toma distancia.
Rosa la queda viendo, y se sienta a dos metros de Elvira. Cuando Janet le dice a Lucas:
— Bueno, ya están las dos supuestas esposas de Marcio, así que ya puede proceder a leer el testamento.
Rosa se levanta y le dice a Janet:
— ¿Supuestas?, tú eres la supuesta.
Elvira también le expresa a Janet:
— Tú no eres nadie para que vengas a decirnos esas cosas, las amantes no cuentan.
Manuela le dice a Rosa y a Elvira:
— Pueden guardar silencio las dos, mi tío se dispone a leer el testamento.
Janet mira a las dos oportunistas, y le expresa a Lucas:
— ¡Comienza!
En ese momento, Lucas abre un testamento que Janet se inventó, y antes de leerlo les dice a todos:
— Yo como hermano y representante de Marcio, voy a leer este testamento. Y lo que se diga aquí, debe ser cumplido a toda cabalidad.
Elvira le dice a Lucas:
— Lee ese testamento de una vez.
De inmediato, Lucas extiende bien el testamento, y dice:
— En pleno uso de mi razón, yo…
En ese instante, el esposo de Manuela llega a casa después de un año en el ejercito portugués.
Joao entra a la sala, y dice:
— ¿Y aquí que pasa?
De inmediato, Manuela se levanta de su silla, y salta encima de su esposo y llora, diciéndole:
— Mi papá se murió.
Joao abraza a Manuela, y le expresa:
— Lo siento.
En seguida, Rosa se exalta demasiado, y le dice a Janet y a Lucas:
— ¿Hasta cuándo vamos a esperar para conocer lo que dice ese bendito testamento?
Janet les dice a Rosa y a Elvira:
— O se calman, o las saca a las dos de esta casa.
Lucas saluda a Joao. Cuando Manuela le expresa a Janet:
— Él es Joao Avelar Crespo, él es mi esposo.
Janet le da la mano, y le dice:
— Mucho gusto, yo soy Janet Fischer.
Manuela le expresa a Joao:
— Ella fue la esposa de mi padre.
De inmediato, Elvira y Rosa dicen al mismo tiempo:
— ¡Yo también fui la esposa de Marcio!
Lucas se molesta por la actitud de Rosa y de Elvira, y dice:
— Acabemos con esto de una vez… todo lo que tengo, lo cual he conseguido con el sudor de la frente… la casa de Lisboa y de Portimao, son de mi hija Manuela, las maquinarias, los caballos, mis tres barcos y mi fortuna, también son de mi hija.
Estupefacta, Elvira intenta protestar. Cuando Lucas le dice:
— No he terminado… todo lo que tengo es para mi hija Manuela, pero debo de informarle también, que he dejado una gran deuda que sobre pasa tres veces mi fortuna. Y por lo tanto; debes de entregarlo todo y afrontar la deuda que tienes que asumir de inmediato.
Rosa le dice al oído a Elvira:
— Este viejo solo ha dejado deudas.
Janet se sonríe. Cuando Joao le dice a Manuela:
— Es verdad todo esto que estoy escuchando de tu tío Lucas, ¿tu padre te dejo endeudada?
Manuela mira a su esposo y pone su dedo en su boca, indicándole que haga silencio.
Elvira se levanta y le quita el testamento de las manos de Lucas, y se cerciora personalmente de todo lo que acaba de escuchar, y dice:
— ¡Es cierto!... ese desgraciado solo dejo deudas y más deudas.
Rosa también mira el testamento, y dice:
— No lo puedo creer… ¿ahora que vamos hacer?
Manuela se sonríe disimuladamente. Cuando Janet se levanta de su silla y se acerca a Rosa y a Elvira, diciéndoles:
— Como pueden ver y leer detalladamente este testamento, Marcio no les dejo nada a ustedes dos, el solo dejo deudas…