EN LA MIRA DEL EJÉRCITO REAL

1091 Words
En ese instante, Janet y Luz están terminando unos collares de caracol. Cuando el ejercito real entra a la fuerza a la casa, y dicen: —   ¿Quién es Janet? Luz y Janet se asustan al ver tantos hombres del ejercito que se quedan mudas. El comandante del ejército les vuelve a decir: —   ¿De ustedes dos quien es Janet? Luz piensa rápido y le contesta al comandante: —   Ella acaba de irse a comprar unas cosas, creo que la pueden alcanzar. De inmediato, todos se van a buscarla. Cuando Janet le dice a Luz: —   Gracias. —   ¿Por eso tenías ropa de hombre?, el ejército te está buscando, ¿qué hiciste? —   Nada, no sé por qué esos hombres me buscan. —   Parece que no va ser para algo bueno… rápido, vuelve a vestirte como hombre. —   ¿Dónde dejaste la ropa que estaba en el suelo? —   Yo te voy a dar ropa de mi esposo, la tuya estaba muy sucia. —   ¡Vamos! Busca la ropa ya. En ese instante, el comandante se retira de la casa, diciéndole a todos sus hombres: —   Busquen por todas partes, la mujer se llama Janet. Cavildo ve desde lejos que el comandante salió de su casa sin Janet. Y corre hacia él. En ese momento, Cavildo le dice al comandante: —   ¿Por qué han salido sin ella? —   Una mujer me dijo que ella salió y que está por aquí, venga con nosotros y muéstrenos a esa mujer. Cavildo se desespera, y le dice al comandante: —   Ustedes fueron engañados, la mujer está en mi casa. —   ¿Cómo dice? —   La mujer de vestido rojo es Janet. De inmediato, el comandante se ha cuerda de la mujer vestida de rojo, y dice: —   Ella es… En seguida, el comandante les dice a sus hombres: —   Paren los caballos, devolvámonos a la casa que estuvimos, la mujer de rojo es nuestro objetivo. En ese momento, el ejercito junto a Cavildo entran a la casa. Cuando luz les dice: —   ¿Ahora que quieren? El comandante se enoja y le dice a Luz: —   Señora, no se meta en problemas con el rey, no esconda a la mujer de rojo aquí en esta casa, usted podría perder la propiedad si lo hace… esta casa es muy bien ubicada con vista al Océano. —   Ella se fue. Cavildo entra a la casa y le dice a su mujer: —   No la escondas mujer, ¿di donde esta Janet? Luz se decepciona de Cavildo, y le dice: —   No pensé que fueras así. De inmediato, el comandante y sus hombres, buscan por toda la casa. Cuando uno de ellos encuentra el vestido rojo, y le dice al comandante: —   ¡Mire comandante!, ella anda en la calle con otra ropa… Con mucha ira, el comandante separa al frente de Luz, y le expresa: —   Ruegue porque la encontremos, o usted pagará las consecuencias. Cavildo le dice al comandante: —   Usted sabe que yo estoy ayudando. Para que capture a Janet, pero no debe de amenazar a mi esposa. Luz le dice a Cavildo: —   Yo ya no soy más tu esposa. El comandante les dice a todos sus hombres: —   Salgan a buscarla a la calle, no debe de estar tan lejos. En ese momento, Janet se vuelve a recoger su larga cabellera y pasa entre la gente inadvertida. Cuando ve al ejército correr de un lado al otro. Janet arrima a un puesto de fruta. Cuando el vendedor le dice: —   Señor, ¿desea algo? Janet no le contesta y ve pasar a dos militares que miran hacia todos lados. De pronto, uno de ellos mira las frutas, y le dice al señor: —   Deme una manzana. Janet baja su rostro y observa la espada del militar de reojo. En ese instante, el militar le paga la manzana al señor, y se va a seguir buscando a Janet. Cuando el otro militar le dice: —   ¿No te pareció como extraño el hombre que estaba parado en el puesto de frutas? El militar se queda pensando. Cuando dice: —   Devolvámonos y lo investigamos. Janet se retira del puesto. Cuando los militares le gritan: —   ¡Eh!, espere un momento. De inmediato, Janet sale a correr. Tropezando con varias personas. El ejercito comienza a perseguirla por todos lados, pero Janet se las ingenia metiéndose por donde esta toda la gente. Haciendo que al ejército se le dificulte atraparla. En ese momento, Janet ve pasar un lujoso carruaje. Y corre y se cuelga por la parte trasera. Poniéndose a saludar desde ese lugar, a los que la persiguen. Cuando el carruaje pasa por un hueco y Janet cae al suelo. Los hombres del rey rodean a Janet y todos sacan sus espadas, y les ponen el filo a unos centímetros de su cara. Janet les dice: —   ¿Por qué me están persiguiendo? El ejercito levanta a Janet. Cuando el comandante llega al lugar, y le dice: —   Para estar corriendo así, es porque escondes algo grande. Janet se enfurece, y le dice al comandante: —   ¿De qué me acusan? Yo no he hecho nada. El comandante le ve la ropa de hombre, y le expresa: —   ¿Dime que paso con el barco el Clavel? —   ¿Por qué tendría que saber de eso? Yo no sé nada. —   No mientas, la persona que te acuso nos dijo que te encontraron en la playa desmallada. Y que después contaste que el barco fue atacado, y que todos murieron… ahora di la verdad. —   Cavildo les mintió, yo no sé nada de lo que está hablando. Y suéltame, ustedes no tienen derechos de tratarme así. El comandante se sonríe, y le dice a Janet: —   Vamos a ver si cuando estés en presencia del rey vas a seguir mintiendo… De inmediato, el comandante les dice a todos sus hombres: —   Llévenselas. En casa de Cavildo, Luz saca sus pertenencias e intenta irse. Cuando Cavildo se arrodilla ante ella, y le expresa: —   Amor, perdóname, esto lo hice por nosotros, para que saliéramos adelante. —   ¿Salir adelante acostilla de otros?... dime, ¿qué te prometió ese comandante? —   El me prometió una gran recompensa. Y es para los dos, todo es para los dos. Luz queda mirando a Cavildo, y le dice: —   Con lo que hiciste acabaste con todo, quédate con tu recompensa. En ese momento, Luz se va de la casa y deja a Cavildo de rodillas y arrepentido…  
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