CAMINOS DIVIDIDOS

1679 Words
Janet y Zafiro se desesperan, y corren hacia la derecha del barranco. Y en cuestión de tres minutos, están abajo. Killand queda encima de Abu. Cuando Janet y Zafiro llegan corriendo al lugar. En ese instante, Janet toca el cuerpo de Killand y lo revisa cuidadosamente. Cuando le dice a Zafiro: —   Joaquín está vivo. Sorprendida, Zafiro le dice a Janet: —   ¿Pero cómo Killand puede estar vivo? —   El que recibió ese tremendo golpe fue Abu, el cual sirvió para que Joaquín no muriera. Killand se despierta, y les dice a las dos: —   Estoy vivo, pero creo que me fracture el brazo derecho. En seguida, Janet coge su brazo derecho. Y lo observa, y luego le dice a Killand: —   Esta dislocado, pero yo puedo arreglarlo. —   Qué bueno que eres médica. Killand se levanta y ve a Abu, y dice: —   Mira como terminaste. De inmediato, Janet coge el brazo de Killand, y le expresa: —   Joaquín, esto te va doler mucho. —   No te preocupes por mí, arréglame el brazo. Janet le acomoda el brazo a Killand. Cuando Zafiro dice: —   ¿Realmente Abu está muerto? Porque sus ojos abiertos me atemorizan. Killand le dice a Zafiro: —   Abu está muerto. Janet les dice a los dos: —   Abu ya no podrá hacer más nada, ¿pero qué vamos con la cantidad de esclavos que puso en nuestra contra?... Killand mueve su brazo derecho de un lado para el otro, y le dice a Janet: —   Primero salgamos de aquí, y luego busquemos al general. Para hacerles pagar por todo lo que hicieron. En las tierras de Janet, con múltiples golpes, Manuel se levanta lentamente. Y va a levantar a Facundo. Cuando se percata que este de verdad murió. El capitán y los trabajadores de Janet, ven con asombro a Manuel, el cual pensaban que estaba muerto. Manuel se levanta y se aterroriza al ver como el fuego ha acabado con todo. Morati le dice a Manuel: —   ¿Yo pensé que estabas muerto? —   Yo me hice el muerto, para que no siguieran pegándome, pero al parecer, le siguieron pegando a Facundo… Manuel ve a todos los militares. Y se acuerda de Janet, y le dice a Morati: —   ¿Dónde está Janet? —   El general la está buscando. En ese momento, Janet, Killand y Zafiro, salen del barranco, y caminan en busca de una salida. Cuando un militar los ve desde lejos, y les grita: —   ¡Señorita Janet! ¡Estamos por acá! De inmediato, Janet y los demás ven al militar, y se alegran. Zafiro coge la mano derecha de su mamá, y le dice: —   ¡Nos salvamos! El general está aquí. Killand también dice: —   Nunca había estado tan contento de ver a los militares, con esa fuerza podemos detener a los que quieren matarnos. El militar le dice al general: —   Ellos estas acá. De inmediato, el general y sus hombres cabalgan rápidamente hacia donde esta Janet y compañía. Muy apenado por lo que sucedió, el general se baja de su caballo y abraza a Janet, diciéndole: —   Qué bueno que está bien, esto es mi culpa por no a ver actuado a tiempo. Janet le expresa al general: —   Como usted iba a saber que los esclavos iban hacer todo esto, todo paso muy rápido. El general mira el lugar donde están, y luego le responde a Janet: —   La casa de los Villa ya había sido quemada anteriormente, y al parecer, fueron sus propios esclavos… nos descuidamos al no investigar bien este asunto. Killand le dice al general. Apuntándole con la mano derecha hacia el barranco: —   Disculpe señor, pero a unos metros de nosotros está muerto el causante de todo esto. —   Gracias joven, ya mismo envió a los militares para que lo levanten. Zafiro le dice al general: —   Señor, y que va hacer con los miles de esclavos que están por ahí, es un peligro salir del bosque. De inmediato, el general les dice a todos: —   Ya no tienen que preocuparse por eso, ya hemos atrapado a una gran cantidad, y los que se escaparon… no creo que les dé ganas de volver. Janet le expresa al general: —   Gracias, estaba preocupada por volver. El general agacha su rostro, y le expresa a Janet: —   Lo que quedo muy mal fue el Arca y sus alrededores, todavía no hemos podido apagar el fuego. Y todo indica que va a quemar la casa de los Morales… espero que el capitán logre controlarlo. En seguida, Janet les dice a todos: —   ¿Qué esperamos? Vamos ayudar a apagar ese fuego. Minutos después, Janet y los demás, regresan a lo que quedaba del Arca y sus alrededores. Cuando todos los trabajadores la abrazan. Nassoumi le dice a Janet: —   Gracias a Dios que no pudieron hacerle daño, estábamos muy preocupados por usted. Manuel le expresa a Janet: —   Me alegra que estén bien, pero no podemos decir lo mismo de Facundo. Janet ve el cuerpo de Facundo, y dice: —   ¿Saben dónde está Margot y Kenia? Alika ve que varios militares traen a Margot y a Kenia, y le dice a Janet: —   Alla vienen, y están vivas. Janet se alegra por eso, pero comienza a ver todo lo que ha dejado el fuego, y les dice a todos: —   Hay que seguir ayudándole a los militares a apagar el fuego, ¡vamos todos! En ese instante, Margot y Kenia son puestas lejos del lugar del incendio. Y todos los demás se ponen a apagar el fuego. Janet le dice a Zafiro: —   Hija, ve con Margot y Kenia, el humo puede hacerte daño. —   No, yo voy ayudarte, no te preocupes por mí. Killand le dice a Janet: —   Déjala, necesitamos más personas como ella, tiene las ganas de ayudar. En ese momento, buscando agua de donde sea, el general y el capitán, luchan porque el fuego no se siga extendiendo. En cuestión de horas, todos quedan aterrados al ver como el fuego se devora todo. Y quema por completo la casa y las tierras de los Morales y de los Alcabú. Amenazando a más de ochocientas casas. Morati le dice a Saud: —   Si no pasa un milagro, Pedraza se va a convertir en cenizas. Janet escucha lo que dice Morati, y se le vienen imágenes de sus sueños cuando veía a Joaquín y el fuego. Janet se agacha y toca la tierra quemada, y dice: —   Esta vez estoy en la vida real… yo me estoy negando a mi destino… mi destino es encontrarte Joaquín. En ese momento, el pueblo corre de un lado para el otro. Al ver la gran amenaza del fuego, que arrasa con todo a su paso. Jasir trata de levantar a Janet, la cual está cogiendo la ceniza del suelo, y le dice: —   Señorita, levántese por favor. Zafiro y Saud también ayudan a levantar a Janet, pero esta dice: —   Esto tenía que pasar. En ese instante, empieza a llover en Pedraza después que tenía dos semanas sin hacerlo. El general y todos los demás, festejan la llegada de la lluvia, la cual cae muy fuerte sobre Pedraza. Zafiro abraza a Janet, diciéndole: —   El fuego se está apagando. Morati abraza a Ashanti y a su esposa, y les dice: —   Esto fue una bendición. En ese momento, la fuerte lluvia apaga el voraz incendio, que amenazaba con quemar todo. Veinte minutos después, el general se acerca a Janet, y le dice: —   Ya me voy al cuartel… voy a buscar espacio para tanto preso. Janet le da la mano al general, y le dice: —   Gracias, sin su ayuda esto sería peor de lo que se está viendo. —   Tranquila Janet, usted se va a recuperar de esto, cuente conmigo para lo que necesite. —   Gracias. En ese momento, el general y el capitán, mandan hacer el levantamiento de Facundo, y se van del lugar, mientras Janet les dice a todos: —   Tengo muchas cosas que decirle, y no se realmente por dónde empezar, pero lo que si se… es que todos ustedes necesitan buscar un hogar. Morati le dice a Janet: —   El hogar lo tenemos aquí. Janet le responde a Morati: —   Si ustedes deciden quedarse, ya es decisión de ustedes, pero lo harán sin mí. Yaro le dice a Janet: —   ¿Qué pasara con sus tierras? Janet mira a Killand, y luego le responde a Yaro: —   Los que quieran pueden construir aquí, mi futuro está en otro lado. Zafiro y Killand se ven las caras. Cuando Killand coge las manos de Janet, y le expresa: —   ¿Pero qué estás diciendo mujer? ¿Por qué te rindes así? —   No me estoy rindiendo. —   Si, si te estas rindiendo, yo te necesito aquí conmigo. —   Yo me voy definitivamente de Pedraza, mi futuro está en otro lado… es algo muy importante que tengo que hacer. Killand se entristece, y le dice: —   ¿Yo te amo, acaso no te importa eso? —   Yo necesito cerrar un ciclo que no he podido cerrar estando acá… lo siento, pero me voy. Janet coge la mano derecha de Zafiro, y le expresa: —   Vamos, tenemos un largo camino. Zafiro y Janet se van. Y en el camino, Zafiro le dice a su mamá: —   ¿A dónde vamos? —   Primero vamos a la casa que tengo en Cartagena. —   Aaaah, ¿y después? —   Y después a Cádiz, y no me preguntes más. En ese instante, Killand corre y alcanza a Janet, y le dice: —   Yo te acompañare hasta el fin del mundo si es necesario, pero nunca te voy a dejar sola… Janet lo queda mirando. Cuando Zafiro le expresa a su mamá: —   Di que sí. En ese instante, Janet le da un beso a Killand, y después le dice: —   El camino va hacer muy duro. —   No importa, contigo todo va hacer más fácil. En ese momento, Janet, Killand y Zafiro, emprenden un largo viaje hacia Cartagena…
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