Fernando decide atender a las personas que llegaron y baja al primer piso. Cuando Elena le pregunta:
— ¿Quiénes son los que llegaron en ese carruaje?
— No lo sé bien, se me hacen conocidos.
Fernando le da un beso a Elena, y le dice:
— Que tengas un buen día, voy a mirar quien es esa gente y me voy a trabajar.
En ese instante, Fernando sale de la casa y les dice a los dos veteranos, los cuales reconoce cuando está cerca:
— Muy buenos días, en que les puedo servir.
Totalmente enojado, el veterano le responde:
— Estoy buscando al desgraciado del Fabián, ¿está aquí?
Estupefacto, Fernando ve hacia la casa y luego reacciona mal, respondiéndole:
— ¿Como es que usted le llamo a mi hijo?
— ¡Desgraciado!
— Se puede saber con qué derecho viene usted a mi casa a insultar a mi hijo.
— Con el derecho de un padre que viene a poner la cara por su hija abusada.
— ¡¿Qué?!
Elena sale de la casa, y dice:
— ¿Por qué hay tanto escandalo?
Fernando le dice a Elena al oído:
— Entra y dile a Fabián que por ningún motivo vaya a salir.
De inmediato, el padre de Mileici les dice a los dos:
— Yo Berizo Caicedo Garcés. Declaro el día de hoy, que voy a acabar con su hijo si no responde por lo que hizo.
Fernando se enfada bastante. Cuando la esposa de Berizo le dice a Fernando y a Elena:
— No se hagan los enojados que nosotros tenemos todo el derecho de reclamar.
En ese instante, Fabián sale a la puerta. Cuando Berizo saca su espada, y dice:
— ¡Ese debe ser!
En ese momento, Berizo se van contra Fabián, pero entre Fernando y Elena lo detienen. Cogiéndolo de los dos brazos. Y lo tiran al suelo.
Fernando le expresa a Berizo:
— Parece que usted no se estima.
Fabián le dice a su padre:
— ¿Quién es ese señor?
Desde el suelo, Berizo le dice:
— Infeliz, yo soy el padre de Mileici. Te aprovechaste de ella porque nosotros manteníamos de viaje, pero deja que me levante de aquí y veraz…
Fernando y Elena no dejan levantar a Berizo. Cuando este mira a su esposa, y le dice:
— ¡Sandra! ¿Qué estas esperando? Ven y ayúdame.
De inmediato, Sandra va ayudar a su esposo. Cuando Fabián interviene diciéndoles a sus padres:
— ¡Suéltenlo!
Elena le dice a su hijo:
— Este señor te piensa atacar con esa espada.
Fabián le expresa a su mamá:
— Pues yo me defenderé.
Fernando le dice a su hijo:
— ¿Estás seguro?
Fabián saca su espada, y les responde a sus padres:
— Si, suéltenlo, el vera si me ataca.
De inmediato, Fernando y Elena sueltan a Berizo, quien se levanta lentamente, y dice cuando coge su espada:
— Ahora si vamos arreglar esto…
En las calles de Valencia, Alejandro y Janet van camino a casa de don Pedro en su carruaje. Cuando Janet dice:
— Todo se ve normal.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Me refiero a que de verdad la guerra ha pasado y todo esta como antes.
— Que te puedo decir… conociendo al rey como lo conozco, te diría sin equivocarme, que él nunca se va a rendir. Y va hacer cuestión de tiempo para que la guerra se reinicie.
— Entonces no sirvió de nada que hablaras con el rey.
Alejandro se acuerda de lo que hizo el rey. Y luego dice:
— Vale más los intereses que cualquier cosa.
Janet se descuida ante Alejandro y habla de un pasado muy atrás:
— Pues yo conocí a un rey hace dos siglos que cumplía con lo que yo le decía. El se enamoro de mi y me puso a sentarme en su trono junto a él…
Alejandro queda mirando a Janet y le sigue la corriente, diciéndole:
— Sigue contando.
— Ese rey quería casarse conmigo, pero yo le puse una condición.
— ¿Cuál?
— Que buscara a Joaquín por todo el país y lo trajera ante mí.
— Sigue contando, no pares Janet.
— El rey estaba dispuesto hacer lo que sea necesario para complacerme, que llamo a los generales más capaces que tenia para buscar a el hombre que mató a mis padres. Estos se encargaron de encontrar a todos los hombres posibles de todo el país, los cuales se llamaban Joaquín… pero ninguno de todos estos hombres era el que yo buscaba y el rey se desesperó y perdió su calma…
— Para Janet, ¿de qué rey me estás hablando?
Alejandro toca la frente de Janet, y le sigue diciendo:
— ¿Cómo es eso que conociste a un rey hace dos siglos?
Janet cae en cuenta de la tremenda imprudencia que esta cometiendo, y se pone a reír, diciéndole:
— Estaba bromeando.
— Janet, realmente me estaba asustando y estaba creyendo que estabas mal de la cabeza… porque si fuera así, tendrías una gran cantidad de años.
Janet se sigue riendo, y luego piensa:
“¿Por qué estaba contando eso”
En ese instante, Janet alcanza a ver a una mujer embarazada que toca su estómago, y va caminando con mucho dolo por la calle.
De inmediato, Janet le dice a Alejandro:
— ¡Detente!
— ¿Por qué? Ya vamos a llegar.
— ¡Detente te digo!
En ese instante, Alejandro detiene el carruaje. Cuando Janet salta del carruaje y corre hacia donde está la mujer que necesita ayuda.
La mujer vuelva a cogerse el estómago fuertemente. Cuando otra mujer la ayuda a sostenerse antes que Janet llegue.
En ese momento, Janet también ayuda a sostener a la embarazada, diciéndole:
— ¿Está usted bien?
— Llévenme a un médico… creo que voy a dar a luz.
De inmediato, Janet le dice a la mujer embarazada:
— No te preocupes, yo soy medico…
Norte de Valencia, Berizo le dice a Fabián:
— ¿Creíste que mi hija estaba sola y que abusarías de ella sin que recibieras un castigo?
Sorprendido, Fabián le responde a Berizo:
— ¿De qué abuso habla?, yo solo le fui claro a Mileici y le dije que no la quería. Y que se fuera de mi casa.
Sandra le dice a Fabián:
— Pues eso no es lo que dice mi hija, abusaste de ella y por eso tendrás que casarte con ella.
Fabian les dice a los dos:
— No sé qué les habrá dicho Mileici, pero yo no le he hecho nada a ella después que le dije eso.
Fernando se impacienta porque tiene que irse a ver con el hermano de Paola. Y le quita la espada a su hijo, y desafiando a Berizo, le dice:
— Ya oyeron a mi hijo, a Mileici no le ha pasado nada acá… lo que sea que ella les haya dicho es mentira, así que lárguense y busquen fortuna en otra parte, par de arruinados.
Berizo estalla en furia e intenta atacar a Fernando. Cuando Sandra lo coge por la espalda, diciéndole:
— Vámonos de aquí, estos se creen de mejor familia.
Berizo le hace caso a su mujer y retrocede, diciendo:
— Esta es otra ofensa que no olvidare… mi familia nunca estará arruinada.
Fernando se sonríe, y le dice a Berizo:
— Pobre iluso, ya todos sabemos que están pobres, vete y no vengas a molestar.
Elena queda viendo a su esposo. Cuando Berizo ayuda a montar a Sandra en el carruaje, y se van de ese lugar.
En el camino, Berizo le dice a Sandra:
— Ese Fernando es un infeliz, como se atrevió a decir que estamos arruinados.
— Y no es la verdad.
— ¿De que lado estas Sandra?
— Perdona…
—
En ese instante, Elena le dice Fernando:
— Deja de burlarte del infortunio de las personas.
— Los Garcés se lo merecen, así que no me vengas con reclamos.
En seguida, Fernando le da la espada a Fabián, diciéndole:
— ¿Qué tienes que decir a esas acusaciones?
— Nada, Mileici les dijo mentiras a sus padres…
De inmediato, Fernando da la vuelta y le dice a Elena y a Fabián:
— No me esperen…
En ese momento, Fernando se sube a uno de sus carruajes. Y se va a reunirse con el hermano de Paola…