LA MUJER PERFECTA

1367 Words
Cerca de la casa de Pedro, Alejandro queda sorprendido al ver que Janet le ayuda a tener el hijo a la mujer dentro del carruaje. Después de cortar el cordón umbilical con la espada. Y de quemar la herida del ombligo, Janet carga él bebe, y le dice a la mujer: — ¡Es una niña! Alejandro mira él bebe y le expresa a Janet: — Están pequeño. — Pequeña querrás decir. La mujer le dice a Janet: — ¡Quiero verla! En seguida, Janet le entrega a la niña a la mujer, y luego le dice: — ¿Cómo es tu nombre? — Gloria. Alejandro le dice a Gloria: — ¿Y tu esposo? — Se fue a la guerra y nunca volvió. Janet mira a Alejandro, y luego le expresa a Gloria: — ¿Y a quién tienes para que te ayude? — No se preocupen, tengo bastantes familiares cerca, solo tengo que pararme. De inmediato, Janet le expresa a Gloria: — Quédate allí, nosotros te llevaremos hasta tu casa. — Gracias. Janet se queda viendo la niña, y le pregunta a Gloria: — ¿Qué nombre piensas ponerle? Gloria ve a su hija y luego ve a Janet, y le dice: — Quiero ponerle tu nombre, ¿cómo te llamas? — Mi nombre es Janet. — Entonces se llamará así… Janet. Minutos después, Janet y Alejandro dejan a Gloria y a su niña con sus familiares. Y luego se van a la casa de Pedro… Fernando habla con Jaime el hermano mayor de Paola, y se ponen de acuerdo para robarle toda la mercancía a Pedro. Cuartel militar, Polinar se presenta de nuevo al ejército. Cuando el capitán encargado lo recibe. Poniendo sus dos manos en sus hombros, y diciéndole: — Me da gusto de volverlo a ver capitán, que bueno que sobrevivió. — Si, ya me enteré que el comandante te nombro capitán encargado. — Créeme, yo no estaba tan a gusto de ese nombramiento, pero alguien tenía que ejercer acá en Valencia, mientras los demás estaban en batalla. — ¿El comandante esta? — Si, está en la habitación de las armas. En ese instante, Polinar entra en la habitación y encuentra al comandante, quien está de espaldas, y le dice: — Señor he vuelto. El comandante se da vuelta y con una en la mano derecha, le dice: — La guerra no ha acabado. — Para mí la guerra con Portugal ya acabo, nosotros perdimos y tenemos que afrontarlo. El comandante se acerca a Polinar y pone su espada en su cuello, diciéndole: — Escucha bien esto y grábatelo en la mente… Portugal no nos va a ganar esta guerra, ahora descansa unos días, porque vamos para la frontera. — Pero comandante… — Pero nada, en unos días salimos de viaje a la frontera. — Si señor… En casa de Pedro, Janet entra a ocuparse de ayudar con el café. Cuando Pedro se asusta al verla con sangre, y le dice: — ¿Qué fue lo que te paso? Janet mira sus manos y vestidos, y le responde a Pedro: — No es mía. Alejandro le dice a Pedro: — Janet ayudo a una mujer a dar a luz. De inmediato, Pedro le dice a Janet: — Eres una mujer admirable, pero ven, necesitas lavarte. — Gracias. En ese instante, Eduardo le dice a Chicho: — Esa es la mujer que te digo, no es hermosa… — Si, tienes razón. Después de lavarse la sangre, Janet ayuda con el negocio de Alejandro y de Pedro. Contando y organizando toda la mercancía. Minutos más tarde, Alejandro se acerca a Janet, y le dice: — ¿Cómo te sientes? — Bien, ya terminé de organizar todo… En ese instante, Chicho se aleja de Eduardo y de los demás trabajadores. Y se acerca a Janet y a Alejandro. Para escuchar todo. En ese momento, Alejandro le da un beso a Janet, y le expresa: — Ya verás como nos va ir de bien. Janet lo queda mirando, y luego le dice: — Tú me estas creyendo tonta. — ¿Por qué dices eso amor? — Yo sé que esto lo haces para tenerme entretenida y no piense en dejarte. Para irme a buscar a Joaquín. — Yo te ofrecí que nos ayudara para que saliéramos los dos adelante. — Se sincero Alejandro y di la verdad. — Bueno si, tengo miedo de que te vayas de mi lado con el pretexto de buscar a ese hombre. — No es ningún pretexto. — Lo que sea Janet, lo cierto aquí es que te amo y no quiero perderte. Y mañana en la mañana nuestro futuro va a cambiar cuando podamos llevar todo esto al barco. Chicho escucha toda la conversación. Y se retira sin que nadie lo vea, y sale de la casona. Para luego entrar al carruaje de Manolo, y decirle: — Es… — Habla con tranquilidad Chicho. — Es mañana en la mañana. — ¿Qué? — Parten con la mercancía mañana en la mañana. — Buen trabajo Chicho, ahora voy a informarle a Fernando de esto. — Señor, ¿y mi paga? — No te preocupes, cuando hagamos el trabajo. Fernando y yo te pagaremos. — Bueno… Cabizbajo, Chicho se baja del carruaje. Cuando Manolo se va a toda prisa a buscar a Fernando. Casa de los Garcés, Berizo entra a su casa y de primeras le pega una tremenda bofetada a Mileici, diciéndole: — ¡Mentirosa! Mileici llora por esa fuerte bofetada que le acaba de propinar su padre, y le dice: — ¿Por qué me pegas? — Porque mi hiciste pasar la vergüenza más grande de toda mi vida. Sandra le dice a Berizo: — ¡Cálmate¡, te puede dar algo. — Pues no me calmo, esta muchachita tiene que entender que uno no anda por ahí inventándose cosa a la gente… Casa de Matirna, Laura visita a su amiga llevándole un presente de flores, y le dice: — Ya te estás viendo muy bien. Y Lina aprendió cosas de Janet y te ha ayudado mucho. — Gracias por las flores, están muy bonitas… espera un momento, te vez radiante y como más alegre de lo común, ¿pasa algo que aún no me has dicho? — Si… — ¿Qué es? — Estoy enamorada. Martina pone su mano derecha en su boca, y dice: — Tú lo conoces muy bien. — ¿Es un terrateniente? — No, es Pedro. — ¿Pedro?... ¿de cual Pedro me estás hablando? — De Pedro Cruz Quiroga, el ex comandante del ejército. — Ah, ya, ya se quién es… ¿y ustedes como se enamoraron? — Es una larga historia. — Cuéntamela. — Está bien. — Y no te pases ningún detalle. — Bueno… todo empezó cuando estaba comprando unos vestidos, como bien sabes, me encanta comprar vestidos en cada momento. Y ese día me encontré a Pedro quien estaba hablando con un capitán de un barco, lo distingo bien, porque ese capitán no sale del mercado… para resumirte, yo alcance a ver que Pedro no me quitaba la mirada de encima y eso me empezó a gustar. Tanto, que a los días donde hubo esa revuelta con los militares, Pedro se alcanzó a esconder en mi casa. Aprovechando que sin querer había dejado la puerta abierta… — ¿Qué más paso? — Pues en ese momento, comencé a escuchar muchos ruidos en la calle y fui a asegurar la puerta. Cuando me encuentro con Pedro… casi muero del susto, pero pude controlarme cuando él me dijo que estaba escondiéndose de los militares, el cual yo le creí por todo el alboroto que se estaba escuchando. Martina se sonríe un poco, y le dice a su amiga: — Quiero acciones. Laura también se sonríe, y dice: — Está bien. — Espera un poco Laura, antes de que me cuentes, ¿dime que hay de la vida de Janet? — Está muy bien, ahora viven en la casona de Candela. Y vuelvo a confirmarlo, ella es la mujer perfecta para mi hijo, es inteligente, hacendosa, bonita y trabajadora… y muchas cosas más. — Si amiga, Janet es la mujer perfecta…
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