ETERNOS

FRUSTRACIÓN Y CANSANCIO

Janet toca los hombros de Elvira y de Rosa, y les sigue diciendo:

— Ustedes harían una obra de caridad si se quedan ayudar a Manuela, la pobre le va tocar pagar y soportar a mucha gente por esas deudas… ahí es donde entran ustedes dos como ex esposas de Marcio.

Rosa le dice a Janet:

— Yo tengo que hacerme cargo de mi hijo, el esta solo e indefenso en la casa y necesita de su madre… ¿por qué no le ayudas tú?

Janet le responde a Rosa:

— No, yo me voy de viaje… ustedes que se creen las legítimas esposas, son las que deben de quedarse al frente de todo esto.

Elvira explota en furia, y le grita a Janet:

— ¡QUÉ ME VOY A QUEDAR!

De inmediato, Elvira se va de ese lugar, mientras Rosa los ve a todos, y dice:

— Yo también me voy.

Rosa toma el mismo camino y se va despavorida de esa casa. Haciendo reír a Lucas, Janet y Manuela.

Afuera de la casa, Elvira le dice a Rosa:

— Ese viejo jugo con nosotras.

— Si… bueno, ahora que no pude sacar nada aquí, me iré a otro lugar.

Elvira queda mirando a Rosa, y le dice:

— ¿Y tu hijo?

— ¿Cuál hijo?...

Joao no entiende nada de lo que paso, y dice:

— ¿Alguien me puede explicar todo esto que acaba de pasar?

Lucas le contesta a Joao:

— Lo que sucede es que esas mujeres le querían robar a Manuela; entonces, a Janet se le ocurrió la idea de escribir un testamento falso. Para engañar a estas dos mujeres.

Manuela vuelve abrazar a su esposo, y le expresa:

— Todo lo que dice mi tío es verdad.

Joao le da un beso en la frente a Manuela, diciéndole:

— Ahora ya entiendo.

Janet al ver que ese problema ya se solucionó, les dice a todos:

— Ahora ya pueden retomar todo con normalidad.

Manuela suelta a su esposo y coge las dos manos de Janet, diciéndoles:

— Gracias, tu idea fue perfecta, no sé qué hubiera hecho sin ti.

Janet mira a Joao, y luego le expresa a Manuela:

— Ahora que tienes compañía, te quedará más fácil con llevar el dolor de la perdida de tu padre.

— ¿Todavía tienes la idea de irte?

— Yo no tengo más nada que hacer aquí, hasta que no resuelva mi situación, creo que no voy a poder descansar.

Lucas queda viendo a Janet, y le dice:

— ¿A dónde vas?

Janet le responde a Lucas:

— A cualquier parte.

En la mañana siguiente, Manuela se levanta de la cama. Y deja a su esposo, y se va a la habitación de Janet, pero no la encuentra.

Playa de Portimao, Janet camina junto a su caballo y le soba el lomo una y otra vez. Cuando repentinamente se acuerda de la terrible caída de Bronce, y también de Joaquín…

En ese momento, Janet se siente cansada tanto mental como físicamente, y se tira en la arena, diciendo:

— Estoy cansada… será que Joaquín encontró la forma de Morir… no, es imposible, él debe de estar en la misma situación en la que me encuentro, debe de estar joven como la primera vez que lo vi… tengo que saber los verdaderos motivos que lo llevaron a matar a mis padres.

Janet se sienta en la arena y mira el mar, y dice:

— ¿Cuánto tiempo ha pasado? Tu siempre estas igual de extenso y tan azul como siempre, no importa que este en este país o el mío, tú nunca mueres…

Janet se levanta y se monta en su caballo, y se va de ese lugar.

Cinco días después, 8:00 pm, un hombre anda perdido por las calles de Tavira. Cuando cuatro hombres le salen al frente y lo rodean.

El hombre se asusta un poco al verlo encapuchados. Y con cuchillos en mano, y les dice:

— Hola muchachos, estoy un poco perdido en este lugar… ¿pueden ayudarme?

En ese instante, los cuatro sujetos no dicen nada y cogen al hombre perdido, y lo tiran al suelo. Quitándole todo lo que tiene en sus bolsillos.

Janet alcanza a ver el robo y se baja rápida mente de su caballo e intenta sacar su espada, pero no la encuentra, y dice:

— No puede ser, olvide la espada.

De inmediato, Janet les grita a los cuatro encapuchados:

— ¡DETENGANSE!

Los ladrones se asustan al ver a otra persona, y salen corriendo del lugar.

En seguida, Janet corre hacia donde está la víctima, quien se levanta lentamente, y dice:

— Esto era lo que me faltaba.

Janet le ayuda a levantarse, diciéndole:

— ¿Se encuentra bien?

El hombre la ve, y de inmediato le dice:

— Mejor que antes.

Janet le dice:

— ¿Cómo? Pero si lo acaban de robar.

— Pero conocí la mujer más bella de todo Portugal.

Janet se sonríe un poco, y le pregunta:

— ¿Qué hace caminando solo este lugar?

— Me perdí… ahora yo te devuelvo la pregunta, ¿qué hace una mujer como tú a estas horas de la noche por estos lugares?

— Eh… yo también me perdí… bueno, es mejor que busquemos donde ir, porque sería terrible que esos ladrones volvieran.

— Tienes razón… por cierto, yo soy Alejandro Rodríguez Bustamante.

Janet lo queda viendo, y le dice:

— ¡Usted es español! ¿Qué hace aquí en Portugal?

— Oh, ¿mi portugués es tan malo o fueron mis apellidos?

Janet decide hablarle en su idioma natural, y le dice:

— Fueron tus apellidos y un poco tu asentó.

Alejandro también deja de hablar portugués, y dice:

— Que tonto soy, eres la primera persona que le digo mis verdaderos apellidos… eres tan linda que me deslumbras. Y haces que esta noche que fue desagradable para mí, parezca la mejor de todas… ¿cuál es tu nombre?

— Soy Janet Fischer Sánchez.

— Janet… Janet, hasta bonito nombre tienes.

— Gracias.

En ese momento, Janet al ver a Alejandro tan guapo, se acuerda de Joaquín, y le dice:

— ¿Eres poeta?

— No, es mejor que no sepas quien soy en realidad, te pondría en peligro.

Janet le da curiosidad de saber más de Alejandro, pero se queda callada. Cuando él le dice:

— Vamos, coge tu caballo y salgamos de aquí.

— Si…