PERSEGUIDA

1231 Words
Janet se sienta en la sala y de un momento a otro ve imágenes de sus padres. Caminando por la casa, y dice en voz baja: — Tengo que buscar a Patricio. Alfonso alcanza a escuchar algo, y le expresa a Janet: — ¿Qué has dicho? — Ah… que, que será de la vida de Sara y Flora. — Deben de estar bien. — Joaquín, pensaste en todos en las habitaciones, menos en el hijo de Flora, quien presta servicio militar, ¿a dónde lo iras a como dar si todos aceptan en venir, y si el regresa del ejercito? — No hay problema Janet, si el viene se le acomoda en alguna parte, aquí lo importante es que ojalá que acepten y vengan todos a Pedraza, Matabuena ya no es seguro para ninguno de nosotros. Janet se levanta de su silla, y le dice a Alfonso: — Tu pusiste a tu familia en peligro y tu personalmente tienes que ir y traerlas, así sea a la fuerza. — Janet, ya las escuchaste a ya, no quieren venir. — Diles la verdad o busca cualquier método y tráelas… yo me quedaré con Cesar, mientras tú vas a Matabuena… ellas son tu responsabilidad. — Tienes toda la razón Janet, mañana viajaré a Matabuena y las traeré así sea a la fuerza. En Matabuena, termina de enseñarle a los niños. Cuando al salir del salón de clases, alcanza a ver a dos hombres que no le quitan la mirada de encima. Sara se acerca a un puesto de frutas, y le dice a la señora que vende: — Véndame una manzana. Mientras la señora le da la manzana a Sara, esta sigue observando que los dos hombres están en una esquina. Viéndola con mucho disimulo. Sara se va del puesto de fruta y se mezcla entre mucha gente. Para despistar a los dos hombres recorriendo muchas partes antes de llegar a casa de Alfonso. Sara termina de comerse la manzana en una esquina de una casa, y al ver que ya no hay peligro, intenta irse a la casa de Alfonso. Cuando es sorprendida por los dos sujetos, quienes la acorralan en una pared. Sin dejarla dar un paso. Desesperada y muy asustada, Sara les dice: — ¿Qué quieren de mí? Uno de ellos le contesta: — ¿Dónde está Alfonso? — No lo sé, él se fue del pueblo, pero no sé a qué lugar. De inmediato, los sujetos intentan llevarse a Sara, pero ella grita, y varias personas salen a socorrerla y espantan a los dos sujetos. Sara la da las gracias a toda la gente. Y se va mejor a la casa de Flora. Minutos después, Sara llega a casa de su prima y toca la puerta sin descansar, hasta que Flora abre, y le dice a su prima: — Oye Sara, me vas a enloquecer con tanto ruido. — Déjame entrar. — Sigue. — Cierra la puerta rápido Flora. — ¿Qué te ocurre Sara?, ya me estas asustando. — Flora, ¿dónde está Guillermo? — El esta donde unos amigos, pero… ¿qué pasa? — Necesito quedarme unos días aquí. — Si, tú sabes Sara que eres siempre bienvenida, eres mi prima. — Gracias Flora. — ¿Me vas a contar que es lo que pasa? — Alfonso sea metido en problemas, y lo andan buscando. — ¿Quiénes? — Unos sujetos que nunca había visto en Matabuena, ellos me siguieron por todo el camino e intentaron raptarme, pero gracias a varias personas, logramos espantarlos. Flora se sienta y le dice a Sara: — Ahora entiendo la insistencia de Alfonso en irnos a Pedraza. Sara también se sienta, y le dice a su prima: — Alfonso les hizo algo a esos hombres y ellos se van a vengar con nosotras… debemos irnos de aquí. Flora entra en pánico, y le expresa a su prima Sara: — Aquí tenemos todo… ¿a dónde iremos? — A Pedraza, yo voy a escribirle una carta a Alfonso, para que nos mande a alguien, para que podamos salir más segura, y así irnos del pueblo. — Ponte a escribirla Sara. En Pedraza, Alfonso arregla sus cosas, para viajar nuevamente a Matabuena. Cuando cesar entra en la habitación, y le expresa: — ¿Me mando a llamar señor? — Si, quiero que cuides de mi esposa, no quiero que este sola… no quiero que le vaya a pasar nada. — Si señor… ¿cuándo sale? — Mañana, hoy descansaré aquí, pero mañana me regreso a Matabuena a traer mi familia. — Eso está muy bien señor, hay que estar cerca de la familia. — Cesar, ¿dónde está Janet? — Ella está viendo de nuevo los animales. En ese instante, Janet ve el caballo que le regalo Alfonso y se acuerda de Bronce, y de la búsqueda de esa roca. Cuando dice: — Es todo un misterio, esa roca me hizo esto y nunca volvió aparecer… si tan solo no la fuera agarrado, yo… yo, yo estaría muerta, y no me hubiera tocado ver esa terrible escena. En ese momento, Janet le da de comer a los cerdos, y dice: — Es gratificante volver a tener animales junto a mi… me faltaba esto. 7:30 pm, Matabuena, Guillermo no le cree nada a Flora ni tan poco a Sara de lo que está pasando, y les dice: — Todo lo que has contado son impresiones tuyas, a Alfonso nadie lo persigue, él se fue a Pedraza porque le dio un regalo de cumpleaños a su esposa. Sara y Flora se enojan con Guillermo. Cuando Flora le dice a su esposo: — Sara no nos va a mentir, si ella dice que la atacaron por Alfonso, es porque es verdad. Sara también le dice a Guillermo: — Ya le escribí una carta a Alfonso, si tú no me quieres creer a ya tú, pero yo voy a buscar la manera de salir de Matabuena… Guillermo, quiero que lleves esta carta al correo. Guillermo coge la carta, y le dice a Sara: — No es que no te crea, se me hace muy difícil de asimilar que en este pueblo se pongan abusar de mujeres, eso aquí no se ha escuchado. Sara le vuelve a decir a Guillermo: — Ellos venían por información, querían saber en donde estaba Alfonso. En Pedraza, Janet daña un vestido de color curuba y con un pedazo de él, se lo pone en la cabeza. Cuando Alfonso entra en la habitación, y le dice: — ¿Qué haces con ese vestido en tu cabeza? — Estoy inventando la manera de taparme el rostro cuando vaya a caminar por ciertos lugares de Pedraza: — Pero no así Janet… te ves muy extraña. — ¿Me reconoces con esto? — Claro que no. Y creo que tu no podrás ver nada con eso puesto. — Si puedo ver, no a la perfección, pero veo algo. — Janet, mañana que me vaya a Matabuena, quiero quete quedes en el cuidado de Cesar, no sabemos si Duque ya anda por estos alrededores. Janet le miente a Alfonso, y le responde: — No tengo necesidad de salir, lo tengo todo aquí… El día siguiente, Alfonso se monta en su carruaje, y le dice a Janet: — Voy a tratar de no demorarme. — Ve con cuidado Joaquín, yo voy a estar bien. — Bueno…
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