5:50 am, Janet se despierta. Y cuando ve el rostro de Alejandro, quien está dormido a su lado, lo ve como el Joaquín que salió de su casa y mato a sus padres.
En ese instante, Janet coge su espada lentamente. Y cuando ya la tiene bien sujeta, ataca a Alejandro, que por suerte se había despertado. Y alcance a evitar que Janet lo mate. Recibiendo una cortada en su brazo derecho.
Janet se levanta con gran furia, y le dice a Alejandro:
— ¿Por qué mataste a mis padres Joaquín?
— ¡Despierta Janet!, yo no he matado a nadie.
Janet sigue viendo a Alejandro como en ese día que ocurrió esa tragedia, y le dice:
— No sabes cuanto tiempo llevo esperando este momento, ahora morirás.
Alejandro se tapa la herida con su mano izquierda, y le contesta a Janet:
— ¿Por qué estás haciendo esto?
De inmediato, Janet ataca a Alejandro, pero este actúa rápido y le echa arena en los ojos. Y se le tira encima, para luego quitarle la espada, y decirle:
— Reacciona Janet, yo soy Alejandro.
— Eres el hombre que mato a mis padres, yo nunca te perdonare, mereces estar muerto.
En seguida, Alejandro arrastra a Janet hacia el mar. Y la tira al agua.
En ese momento, Janet reacciona y ve a Alejandro, y le expresa:
— Perdóname, yo no quise lastimarte.
Alejandro saca a Janet del agua, y le expresa:
— ¿Qué te ocurre? ¿Por qué me atacaste?
Janet raja parte de su vestido, y amarra su vestido su brazo, diciéndole:
— Es complicado, por eso es mejor que te alejes de mí.
Janet termina de taparle la herida a Alejandro, y camina hacia su caballo e intenta irse. Cuando Alejandro la coge de su brazo derecho, y le dice:
— No te voy a dejar sola, yo voy a estar contigo pase lo que pase.
— ¿Así te mate por el camino?
Alejandro recoge la espada del suelo, y le expresa a Janet:
— Si, pero esto se quedará conmigo, ahora quiero que me digas la verdad. Para poder ayudarte.
— No puedes hacerlo.
— Inténtalo, dime que te ocurre.
Janet pone su mano derecha en su frente, y recuerda a Joaquín saliendo de su casa, y le dice a Alejandro:
— Estoy buscando al hombre que mato a mis padres, el cual ya te había dicho, que se parecía mucho a ti.
Alejandro abraza a Janet y la consuela, diciéndole:
— Entiendo por el dolor que pasas, tienes todo mi apoyo…
Norte de Loulé, Ruth abraza a su esposo en la cama, y le dice:
— ¿Cómo es eso que el gobernador te invito a cenar esta noche? ¿Es que ya lo conocías antes?
Viriato acaricia la mejilla derecha de su esposa, y le responde:
— No, yo no lo conocía, nos hicimos amigos en ese lugar, así que hoy quiero que te vuelvas la mejor amiga de la esposa del gobernador, aprovecha que ya ustedes se conocieron ese día.
— ¿Eso te importa mucho?
— Si.
— Está bien, volveré hablar con ella. Y me convertiré en su mejor amiga.
Viriato se levanta de la cama, y se acuerda cuando era pequeño y jugaba, y peleaba con sus hermanos mayores. Por las calles de Lisboa. Y también recuerda, que el más grande le pego. Porque le había ganado en corrida.
Ruth le dice a Viriato:
— ¿En qué piensas?
— Me acorde de una frase que le dije hace mucho tiempo a un hermano que me había pegado.
Ruth se sienta en la cama, y le dice a Viriato:
— ¿Y qué le dijiste?
— Le dije que iba hacer más grande que él. Y que se iban a humillar ante mi… y con el tiempo cumplí lo dicho en aquel día.
En la playa, Alejandro le expresa a Janet:
— ¿Por qué no nos devolvemos a España?
Janet se desaparta de Alejandro, diciéndole:
— Tu lo que quieres es quitarme la posibilidad de vengarme, y eso no lo voy aceptar.
— Janet, rehace tu vida y olvida ese terrible pasado que no te deja vivir tranquilamente… devolvámonos a España, yo ya hice todo lo que tenia que hacer en este país.
— Pues yo no.
Inesperadamente, el caballo de Janet cae al suelo. Cuando Janet y Alejandro lo atienden de inmediato, pero Janet dice mientras acaricia el cuerpo del caballo:
— Esta enfermo… es mi culpa.
— ¿Como puede ser tu culpa?, simplemente el caballo enfermo.
— Yo lo descuide, y por eso va morir… todo lo que esta cerca de mi muere…
Janet se levanta, y dice:
— No tengo la forma de asistirlo.
Alejandro ve el caballo, y luego le dice a Janet:
— ¿Qué quieres hacer?
— Irme de esta ciudad.
Horas más tarde, Ferreira va a la casa de Oli, y se baja de su caballo y toca la puerta con gran afán.
Oli abre la puerta, y le dice:
— ¿Qué sucede Ferreira?
— Cambio de planes.
— ¿Ahora que paso?
— Mi esposa se rehúsa de cualquier manera en hacer fiesta en la casa, tenemos que reunirnos otra vez. Para pensar en algo diferente para Viriato.
— Lo que debemos hacer es esperar a que salga de la casa, y se monte en su carruaje. Para luego atacarlo.
— Esa es una buena idea, hazlo saber a los demás, desde hoy tenemos que empezar a vigilarlo.
— Bueno.
6:20 pm, Viriato y su esposa salen de la casa, y se montan en su lujoso carruaje. Cuando Mateus le dice:
— Espere señor, antes de que se vaya, tengo que informarle algo.
— Pues dime.
— Con el respeto de la señora, preferiría decirlo asolas.
Ruth queda mirando a Mateus, y le expresa:
— ¿Acaso no vez que vamos de salida?
Viriato se baja del carruaje. Y entra a la casa con Mateus, quien le dice:
— Señor, me ha llegado una carta de uno de nuestros hombres, que nos indica que los militares han capturado a muchos de nuestros hombres en Coimbra y Oporto.
Ruth se esconde y se pone a escuchar toda la conversación. Cuando Viriato le dice a Mateus:
— Por uno o varios que la ley capture, no quiere decir que los centuriones vayan a desaparecer, ahora vamos hacer más inteligentes que antes.
— Si, apropósito seño, fue muy bueno lo que usted ha hecho con el gobernador, tenerlo de nuestro lado es una gran idea, ahora las cosas serán más fáciles.
— ¡La reunión!
De inmediato, Viriato sale de la casa y se sube al carruaje, y ve a su esposa un poco extraña, y le pregunta:
— ¿Te pasa algo?
— No, vamos ya a la reunión.
Viriato le dice a uno de sus hombres:
— ¿Qué esperas?, has mover este carruaje.
En ese instante, Viriato y su mujer se van solos a la casa del gobernador. Dejando a Mateus vigilando sus bienes en la casa.
Segundos después, cuatro caballos con cuatro hombres encapuchados, siguen a toda velocidad el carruaje de Viriato. Y dos de ellos se ponen adelante. Haciendo que el hombre que conduce el carruaje, le diga a Viriato:
— Señor, ¿usted mando a escoltar el carruaje?
— No, solo vamos nosotros tres.
En ese momento, uno de los cuatro hombres que van en los caballos, se lanza al carruaje. Haciendo que Ruth comience a gritar de miedo. Cuando Viriato intenta tirar al encapuchado, pero este saca una daga. Y lo apuñala en el hombro izquierdo.
En ese instante, Viriato le pega una patada al encapuchado, el cual cae al suelo y se golpea la cabeza.
Janet y Alejandro esquivan el carruaje de Viriato. Cuando ven que los encapuchados los hacen estrellar en una casa.
Ruth se levanta y ve a Viriato desangrándose, y le dice al hombre que iba manejando el carruaje:
— Ayúdame.
— Señorita, primero tenemos que salvarnos de esos sujetos.
Janet le dice a Alejandro:
— ¡Rápido! Pásame la espada.
Alejandro mira a Janet, y luego le dice:
— Te dije que yo la iba a manejar, quédate aquí, yo me encargo de esos tres.
En ese instante, los tres se bajan de su caballo, y sacan una daga y dos espadas. Y se acercan los tres al carruaje accidentado. Cuando Alejandro se acerca a ellos por la espalda, y les dice:
— Cualquier cosa que ustedes estén pensando hacer con esa gente, será algo inaceptable, es mejor que vayan a recoger a su amigo. Y todos se vayan de aquí.
Los tres hombres se miran y uno de ellos les da la orden, para que dos de ellos se encarguen de Alejandro, mientras el acaba con Viriato y sus acompañantes.
En ese instante, los dos hombres atacan a Alejandro, pero este se defiende muy bien.
El otro encapuchado hiere en el brazo derecho al chófer, quien salió a defender a Ruth y a Viriato. Cuando Janet aparece de la nada y se le tira encima, y le quita el trapo que tiene en la cabeza. Mostrando el rostro de Leandro.
Ruth coge la espada del chófer y le hace una cortada a la pierna derecha de Leandro.
En ese instante, Leandro se zafa de Janet. Y sale corriendo como puede, y escapa de ese lugar montándose en su caballo…