UNA FUTURA AMENAZA

1348 Words
En ese momento, los otros dos encapuchados al ver que Leandro huyo del lugar, también salen corriendo y escapan. Dejando sus caballos botados por ahí. En ese momento, Alejandro le dice a Janet: — Como se te ocurre enfrentarte a ese hombre estando desarmada. Janet no le dice nada a Alejandro y va a donde esta Ruth, y le dice: — ¿Se encuentra bien? — Si, pero mi esposo esta herido, ayúdeme a sacarlo del carruaje por favor, mi esposo se está desangrando. De inmediato, Janet y Alejandro sacan a Viriato del carruaje arrastras. Janet mira la herida en el hombro izquierdo de Viriato, y le expresa a Ruth: — Él se salvará, pero necesito llevarlo a un lugar más cómodo. Ruth se acuerda de todo lo que escucho de su esposo cuando hablaba con Mateus, y le dice a Janet: — La casa está cerca, podemos llevarlo allí. Alejandro ve al otro encapuchado que esta privado en el suelo, y le dice a Janet y a Ruth: — ¿Qué hacemos con el?... Minutos más tarde, Janet consigue un carruaje que está pasando por el lugar los lleve, y con la dirección de Ruth, llevan a Viriato y al encapuchado a la casa de Ruth. Alejandro le dice a Ruth: — ¿No es peligroso llevar a este hombre a su casa? Ruth le quita el trapo a Oli, y luego le dice a Alejandro: — Él tiene que explicarnos muchas cosas, además, Viriato no me perdonaría si yo no traigo a este hombre. En ese momento, Janet cose la herida de Viriato. Cuando Mateus entra a la casa y ve a Alejandro. Y lo toma por el cuello, diciéndole: — ¿Qué haces tu aquí? Ruth se mete por el medio de los dos, y le dice a Mateus: — Quítale las manos de encima, este señor y la señorita, nos ha salvado la vida, mejor ocúpate de ese hombre. En ese momento en las calles, Salvador y Ferreira se detienen en una esquina, y ven a varios militares rondando a caballos, y dice Salvador: — No puede ser, esto no salió como esperábamos, ¿qué vamos hacer? — Por lo pronto escapar. — ¿Qué pasara con Oli? — Salva tu pellejo, ya no podemos hacer nada por el… En ese momento, Leandro llega a su casa con gran desespero, y le dice a su esposa e hijos: — ¡Rápido! Arréglense para salir, tenemos que irnos. Muy asustada, la esposa de Leandro le responde: — ¿Salir a dónde? — Tenemos que irnos a otra ciudad, nuestras vidas están peligrando en este lugar. — ¡¿Pero qué hiciste Leandro?!... En casa de Viriato, Janet termina de atender de atender a Viriato, el cual se despierta poco a poco. Y ve borroso a Janet, y en segundos cuando aclara su vista, le dice: — ¿Quién eres tú?... ¿dónde estoy? — Creo que es tu casa. En ese momento, Ruth entra en la habitación, y al ver a Viriato despierto, y dice: — Temí lo peor. Viriato se sienta, y le expresa a Ruth: — ¿Quién es ella? — Ella nos salvó la vida. De inmediato, les dice a los dos: — Mi nombre es Janet… bueno, ahora que ya se siente mejor, yo me retiro. Viriato le dice a Janet: — ¡Espere!... pase la noche en la casa, es por seguridad y también para agradecerle lo que hizo por mí. En casa de Leandro, con gran afán, Leandro coge sus cosas más importantes, y ve a su esposa que está parada en un solo lugar con todos sus hijos, y le dice: — ¿Qué te pasa Emir? No oyes que tenemos que irnos, nuestras vidas corren peligro en esta ciudad. Emir mira a sus hijos, y luego le responde a Leandro: — El que está en peligro eres tú, vete tú, ya que nosotros nos vamos a quedar en esta casa pase lo que pase. — ¿Qué estás diciendo mujer?, tú tienes que venir conmigo. — No. Leandro suelta sus pertenencias e intenta golpear a Emir. Cuando esta le dice: — Ni lo intentes. De inmediato, Leandro ve a sus hijos, y luego le expresa a Emir: — Está bien, quédate si quieres, pero después no digas que no te avise. En ese momento, Leandro coge sus pertenencias, y se va de la casa. En la mañana siguiente, Ruth busca a Janet y a Alejandro por toda la casa, pero no los encuentra. Cuando ve a Mateus afuera de la casa, y le dice: — ¿Has visto a la señorita? — Se acaba de ir junto a ese sujeto que pelee en días anteriores. Ruth dice en voz baja: — Ahora que le digo a Viriato. — Señora, ¿le pasa algo? — Viriato se levantó preguntando por estas personas que le salvaron la vida. En ese instante, Ruth va a la habitación de su esposo, y le expresa: — Ellos se fueron. Viriato se levanta de la cama, y dice: — ¿Cómo que se fueron? Ve y dile a Mateus que me prepare el otro carruaje. — Amor, deberías de descansar un poco, todavía estas débil. — No te lo voy a repetir Ruth, ve y dile a Mateus queme tenga listo el otro carruaje, mientras yo me cambio. A unos metros de la casa de Viriato, Alejandro le dice a Janet: — Fuéramos esperado a que los dueños se despertaran. — ¿Para qué? — Pues… eh… necesitamos dinero, acaso no recuerdas que tu me conociste cuando unos tipos me robaron todo. — Alejandro, si quieres puedes regresar, yo no voy a detenerte. — Quieras o no quieras, tendrás que necesitar dinero, ¿o quieres morir de hambre? Janet mira a Alejandro y luego sigue caminando sin responderle nada. En ese instante, Viriato alcanza a Janet y a Alejandro, y les dice: — Necesito hablar con ustedes. Alejandro le dice a Viriato: — Ya nos íbamos. En seguida, Viriato saca una bolsa de dinero y le dice a Janet y a Alejandro: — Reciban esto de mi parte. Janet le expresa a Viriato: — Tranquilo, no le estoy cobrando, lo que hice fue ayudarlo en eses momento tan crítico, usted no me debe nada. Viriato se ofende y mira a Mateus, y luego le dice a Janet: — Señorita, es usted una mujer muy hermosa, pero déjeme decir, que yo soy un hombre que no le gusta deber favores, así que es mejor que reciba el dinero. Sin palabras, Alejandro mira a Janet, la cual se molesta mucho por la manera en que se expresa Viriato. En ese momento, Janet no le dice nada a Viriato, y se va caminando. Cuando Viriato le dice a Alejandro: — ¿Tu si vas a recibir el dinero? De inmediato, Alejandro se acerca a Viriato y coge el dinero. Cuando Viriato le dice: — Dile a tu mujer que no sea tan orgullosa. Alejandro guarda el dinero y se va a alcanzar a Janet. En ese instante, Viriato le dice a Mateus: — Quiero que me averigües todo sobre esa mujer. — ¿Está interesado en ella? — No sé qué es, pero veo en su mirada mucho rencor… o puede ser una impresión mía. — Como usted diga, desde hoy comienzo averiguar, pero antes lo llevaré a casa para mostrarle algo. — ¿Qué es? — Ya lo vera… En ese momento, Alejandro al cansa a Janet, y le dice: — Fuiste muy dura con ese señor. — Yo solo hice lo que tenía que hacer para salvarlo, no estoy buscando amistad. Alejandro la coge de la mano derecha, y le dice: — Janet, ven conmigo a España, hazme caso… — Tú no eres mi dueño Alejandro, ya te he repetido varias veces que España no es mi prioridad. — Cree en lo que te voy a decir, Portugal ya no es seguro. En España, el rey de turno lee la carta que mando Alejandro. Y de inmediato envía un comunicado a su lado Frances…
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